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10. SANTILLANA DEL MAR
© Enrique Alcalá Ortiz
En Santillana del Mar
se nos helaron los huesos.
Es una villa encantada,
como si fuera de cuento,
esos cuentos que la abuela
contaba cerca del fuego.
Y dicen las buenas lenguas
que posee un gran secreto
ya que son tres las mentiras
que a Santillana le han puesto:
no es santa, tampoco es llana,
ni tiene mar, por supuesto.
Si tres mentiras le han dado
la belleza se hizo cuerpo
y alma en esas fachadas
que de piedra construyeron.
¡Qué de casas blasonadas!
?De la Parra?, ?de Quevedo?,
?la casa de los Hombrones?,
con dos fuertes caballeros,
?la de Leonor de Vega?,
madre del Marqués primero,
el que hacía serranillas
en los años del medievo.
?Abades?, ?Cossío?, ?Tagle?
y ?casa de Valdivieso?.
Mansiones en piedra viva
como el ?palacio Peredo?,
palacio de los ?Velarde?
de los años mil trescientos,
la gran ?Torre de Don Borja?
y la de ?Merino? el viejo;
el parador de ?Gil Blas?,
casa del Ayuntamiento,
la colegiata románica
asombroso monumento,
esa joya del románico
con su claustro de portento.
¡Qué de calles empedradas!
¿Qué decir de sus museos?
¡De sus cuevas de Altamira
con los bisontes y ciervos
que a pesar de tantos años
aún se conservan tan frescos!
En Santillana de Mar
vivimos horas de ensueño
con razón es patrimonio
el conjunto de este pueblo.
¿Sus mentiras? ¿Sus verdades?
Santillana es embeleso,
nos prometimos volver,
seguro que volveremos.
Por Santillana de Mar
pasea el encantamiento.
Ni es santa, ni tiene mar
ni es llana, es un portento
con un encanto y hechizo
que se cala por los huesos.
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