© Enrique Alcalá Ortiz

 eso sí, política,

que por lo demás nada.

Que el hombre que en tus manos se enreda,

mal acaba.

No sabes ponerte

boquiabierta ante las cosas claras,

sino que pareces engañosa

y la verdad reparas.

Amanece, si es que amanecer puedes,

y riega la verdad con ideas natas.

Mal parida y concubina

de insectívoras ratas.

Y eso no, política,

que si al vulgo inocente engañas,

no te valen tus argucias con los unos

aunque a los otros acaparas.

No sigas tu camino de podrida

y busca nuevas sendas lejanas.

No seas para mí martirio

desahogado, que quiebre palabras.

Cantos de rueda no quiero,

ni tampoco inocencias destapadas.

Se más bien como el eco

que se oye y se dispara,

disipándose en los aires,

perdiéndose en la nada.

Sí, política, podrida,

enredada,

si pudiera ahogarte, no lo dudes,

ni lo pensara.

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