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22. SOLEARILLAS DEL CICLO SUPERIOR
De escuelas.
© Enrique Alcalá Ortiz
Saben ponerse las botas.
Saben ponerse los trajes.
Démosle la cuerda floja.
La amistad con fuerza brota.
Fomentemos sus reuniones,
aunque nos pisen las losas.
Y todos maestros son:
los padres, los profesores
y hasta la televisión.
Un detalle principal:
es un camino constante
la tarea de enseñar.
Es importante el concepto,
mas es muy fundamental
no olvidar que tienen cuerpo.
Hay una disfunción total
en la manera efectiva
y el sentido intelectual.
Nunca seremos perfectos,
pero es una edad vital
cuando se vive creciendo.
Si somos, ellos serán.
Adobemos el gazpacho
no se nos vaya a salar.
La relación efectiva
entre grandes y pequeños
no debe ser conflictiva.
La convivencia es muy sana:
abramos a nuestros hijos
las puertas y las ventanas.
Se ha producido un invento:
pues de un solo profesor
nos ponen un regimiento.
Más que amigos, compañeros,
que la faena es muy larga
y el torillo un becerro.
La niñez, la adolescencia
son edades delicadas
de una fuerte turbulencia.
Octavo, séptimo y sexto
son los cursos que a los chicos
suele despertarle el sexo.
En un diálogo habrá dos.
Tendrás esto muy presente
cuando levantes la voz.
Todos debemos pensar
que es una edad importante
esta de la pubertad.
El terruño, la comarca
y el amor a nuestras cosas
presentes en nuestras charlas.
Ellos son un mundo aparte.
Nuestra misión será pues
hacerlo más agradable.
En sueños y realidad
se pasa la vida el joven
sin saber en donde está.
La relación afectiva
entre grandes y pequeños
no debe ser conflictiva.
Al leerle la cartilla,
sin enfados que entorpezcan
una cosa tan sencilla.
Es una obra inacabada:
la educación de la escuela
se continuará en la casa.
El ciclo no es una meta.
Debe ser camino llano
donde no existan cunetas.
Ni son niños, ni son hombres,
ni son mujeres, ni niñas:
¡son unos chicos mayores!
Despertad las inquietudes
para que crezcan con frutos
los que tengan aptitudes.
No debemos ser cagones:
la sinceridad citada
en todas nuestras reuniones.
Hay que borrar muchas veces,
pues son como esas pizarras
que están pintadas de verde.
De lo concreto a lo abstracto
se transforman estos chicos
camino el bachillerato.
Pero no nos dormiremos.
Es una tarea dura
la que entre manos tenemos.
Se buscan respaldos nuevos
y comprensiones amigas
en todos los compañeros.
Todo se debe adaptar
a los cambios que soportan
los chavales de esta edad.
La copa es para el mejor.
Mas lo que importa es llegar,
aunque nos cubra el sudor.
Lo bueno no es conducir,
sino que ellos traerán
lo que luego han de vivir.
Para que sirva de broche:
no debemos marearnos cuando marche el carricoche.
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