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12.057. ARCHIVO FOTOGRÁFICO EN PAPEL DE LA ASOCIACIÓN CULTURAL ADARVE. (Tomo III)

 




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Historia de Priego de Andalucía - Crónicas de toros

04. DANDO LOS ÚLTIMOS ACABADOS A LA PLAZA

Francisco Lázaro Martínez compra todas las acciones de la sociedad para construir él solo la plaza de toros de Priego.

© Enrique Alcalá Ortiz


                                                     

            M

ientras las hermandades prieguenses celebraban sus deslumbrantes fiestas en junio y agosto de 1890, como acabamos de ver, en julio de este mismo año se produjeron importantes eventos encaminados a dar fin a las obras iniciadas seis años antes para que la ciudad tuviera una plaza de toros digna, considerando los socios que la sociedad propietaria no encontraba soluciones para su acabado a pesar del arriendo de la plaza para celebrar los espectáculos, algunos de los cuales hemos reseñado. Así de nuevo Valverde López comenta sobre el desarrollo constructivo de la plaza: "Con tal nombre se había conocido hasta entonces una simple explanación circular, sin barrera, cuya falta suplían unas vallas, y con pocas gradas y éstas deficientes e irregulares. Nada de hierro, nada de ornamentación, nada de depen­dencias. Y en Plaza que hallábase en ese estado se habían dado corridas formales como la del 7 de agosto de 1890 en que mató ?Guerrita".

Mas a seguida que se verificó aquélla, entendió la sociedad taurina que el Circo no reunía condiciones de seguridad ni de capacidad para tales espectáculos, y como dicha entidad careciera de ánimos para acometer la reforma radical necesaria, uno de los socios, tan aficionado como pudiente, D. Francisco Lázaro Martínez, se brindó a construir una cómoda y elegante Plaza en el término de dos años, si se le cedía la existente en determinado precio. Accedióse por todos los accionistas a la proposición del Sr. Lázaro Martínez, y en agosto de 1890 se le otorgó escritura de venta de todas las acciones, y él a su vez contrajo el compromiso de dar terminada la plaza en el propio mes de 1892 para su inauguración[1]".

            Amypa (seudónimo de Francisco Velástegui Serrano), corrige algunos de los datos consignados anteriormente, ya que la escritura de venta a Juana Martínez Castellanos, tanto del local como de las acciones, fue realizada el 8 de julio (antes de las fiestas nazarenas de agosto), ante el notario Ramón Linares Martos. 

            La señora compradora se obligaba a respetar el arriendo que entonces disfrutaba Rafael Reina Mármol hasta su terminación el 30 de octubre, obligándose a dar una entrada gratis por cada acción para todos los espectáculos que se pudieran celebrar hasta la terminación del contrato arrendatario. Se obligaba, además, a terminar la plaza en un período de tres años, teniendo piso cubierto, de­dicándose la parte de sombra a palcos, sostenida su cubierta por columnas de hierro y antepalcos o barandillas de los mismos; y la parte de sol de grada cu­bierta, haciéndose todas estas obras lo más consistente o solidez y capacidad, lo mismo que cuadras y cuantas depen­dencias sean precisas, enfermería y ha de tener contrabarrera o callejón a la al­tura proporcionada y como es costum­bre. Si pasaran los tres años fijados y no se concluyesen las obras, volvería la plaza a ser propiedad de los socios vendedores en el estado en que se hallase, abonando éstos a la seño­ra adquirente 125 pesetas por acción. Las estipulaciones terminaban con la obligación de la compradora de pagar los gastos de escritura y titulación[2].

            Y como lo que se firma se cumplía por aquella época, de esta forma tan encomiable hablaba la prensa un año después de la firma del compromiso anterior: "PLAZA DE TOROS.- En Priego, localidad de las más importantes de esta población, se está construyendo una magnífica plaza de toros, que por sus condiciones especiales merece llamar la atención. Bajo la dirección de don Manuel Julián Arjona, natural y vecino de dicha localidad, persona que posee grandes conocimientos para la construcción de distintas clases de obras, como lo tiene demostrado y en el centro de unas canteras de piedra tosca, se está construyendo ésta en condiciones tales, que una vez terminada, será muy difícil ver otra que se le parezca en ningún puesto que no sea capital de provincia, y aún llama la atención a cuantos forasteros ven estos trabajos, que al querer resultarían de una sola pieza, gran número de gradas, en su mayor extensión, así como la obra de los chiqueros por su novedad, solidez y condiciones inmejorables, tanto para el ganado, cuanto para hacer los encierros una sola persona con la mayor comodidad y sin la menor exposición. En cuanto a la solidez por la condición del terreno en que se edifica es extraordinaria, uniendo a la vez cuantas condiciones buenas puedan apetecerse en edificios de esta clase, contando con capacidad para unas diez mil almas. El dueño, que no omite gasto alguno para su construcción, va a ver logrados sus deseos de poseer una plaza de primera. Los trabajos prosiguen con gran actividad, y se cree podrá inaugurarse para agosto o septiembre del próximo año, con una corrida superior tanto en ganado cuanto en diestros[3]".

            Estos intensos trabajos serán la causa por la cual durante el año 1891 no se celebrase ningún espectáculo en su interior.

            En el periódico cordobés Lealtad del 27 de mayo de 1892, Carlos Valverde ampliaba estos piropos al casi terminado coso: "No en balde usamos la palabra singular, como apelativo de esta plaza, así como por sus condiciones de caudal de aguas y de extensión perimétrica la Fuente del Rey de Priego es única en su género en el mundo, la plaza de toros de esta ciudad, debido a la naturaleza del suelo, es única en su clase y supera con mucho en solidez a todas sus congéneres.

La obra que describimos nos recuerda, y de ahí su singularidad, la primitiva construcción humana. Dijéramos ser un renacimiento anterior al ciclópeo; una remembranza, no ideal de pura fantasía, sino real y tangible, de la edad troglodíti­ca; de aquella edad y de aquella arquitectura que horadando las montañas y soca­vando las moles de granito, produjeron los templos maravillosos de la India, las Catacumbas admirables de Elefanta, las pagodas de Pondicheri y el famosísimo monumento de Ellora.

Esta plaza, a estilo de aquellas inmortales obras que contempla asombrado el viajero a través de cuarenta siglos que no les han servido de injuria, no está construida por superposición de bloques o piezas, está moldeada, vaciada en el mismo lugar de su emplazamiento, es parte adherente de nuestro globo, y de ahí que, salvo algunos detalles de ornamentación, esté destinada a vivir los mismos días que nuestro planeta".

            Y ya en el año 1892, escribía nuestro cronista: "Desde que llegó el verano no se hablaba de otra cosa que de la próxima inauguración de la Plaza de Toros. Cumplió D. Francisco Lázaro Martínez fiel y exactamente su cometido: construyó una plaza amplia, segura y aún lujosa para un pueblo cuyas condiciones yo encomié en la prensa periódica, recargando la nota de la originalidad, para hacer una llamada, como en efecto resultó extraordinaria, al elemento forastero[4]".

            En la escritura pública en la que se inscribe el inmueble se detalla lo siguiente: "Un Edificio denominado PLAZA DE TOROS destinado a celebrar espectáculos públicos de corridas de toros, que lo constituye, su anillo con barrera de madera, tendido, palcos, gra­da cubierta, todo ello de mampostería y armadura con columnas de hierro, galerías de acceso al tendido y palcos, con el muro al exterior, formando círculo de una elevación de unos cuatro metros; nave destinada a cuadra, chiqueros con sus puertas-tablones y baranda de hie­rro, Patio de Caballos, otro para apris­co de ganado, casa habitación para el conserje de un solo cuerpo y dos pisos con dependencias para enfermería, des­pacho de billetes y guadarnés..., todo ello enclavado en área superficial de dos fanegas y cinco celemines, al sitio deno­rminado Canteras o Fuente de Carca­buey, ruedo y término de esta Ciudad de Priego".

 



[1]  VALVERDE LÓPEZ, Carlos: Memorias íntimas y populares. Manuscrito. Año 1892.

[2] AMYPA: La Plaza de Toros de Priego, "Adarve", números 247-248, Feria 1986, página 49.

[3] DIARIO DE CÓRDOBA: Plaza de toros, nº 11750, 19 de julio de 1891.

[4]  VALVERDE LÓPEZ, Carlos: Memorias íntimas y populares. Manuscrito. Año 1892.





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