09.24. 1992. (18 vídeos)
Por Enrique Alcalá Ortiz
Te puse en el entrecejo
de mis miradas cautivas.
Como frescas siemprevivas
me alimentó el espejo
de tus ojos. Su reflejo
fue para mí regalía
y fecunda poesía
con la que yo me alimento.
Aún eres sostenimiento
de aquella melancolía.
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