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03. SON DESAMPARADOS
Caridad.
© Enrique Alcalá Ortiz
Son desamparados
en sus vidas huecas,
Virgen de la Caridad:
¡ten piedad de ellas!
He visto esta tarde
un agua de pena,
un agua abundante
que cubre la tierra.
Líquido de fuego
que a todos los quema.
Líquido de viento
que a todos se lleva
y todos respiran.
Un agua que quema.
Deseos marchitos,
muñecos de cuerda,
castillos de naipes,
ídolos de piedra
con carnes vacías,
con almas desiertas,
con rostros que tienen
las caras de cera.
Canciones que narran
historias de guerras,
de gente que muere
porque otros desean.
Personas fanáticas,
avispas fariseas
que inoculan sus virus
en todas las venas.
Miradas sin ojos,
escritos sin letras.
furtivas verdades,
campiñas de penas,
mandatos que oprimen
grimosas condenas.
Mujeres objeto,
compradas con perras
y que son vendidas
como esclavas negras.
He visto esta tarde
la gente serena
montarse en la prisa
buscando pesetas,
hacer de sus vidas
veloces carreras;
pensando en llegar,
sin ver en su senda
que sus pies caminan
sin dejar una huella.
Sin dejar una huella,
un agua abundante
que cubre la tierra.
Son desamparados
en sus vidas huecas.
Personas sin rastro
que no dejan huella.
Virgen de la Caridad:
¡ten piedad de ellas!
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