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01.04. EL VIEJO OLIVO

 




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desde el 1 de mayo 2007
POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Romances para personas conocidas

07. EN LA TOMA DE POSESIÓN DEL TITULO DE CRONISTA

Distinciones y honores.

© Enrique Alcalá Ortiz



 

Todo empezó un buen día

en el que yo me afanaba

en publicar poesía

que tan celoso guardaba.

 

Con ese "Cantos al Priego"

el de la cal y del agua

me inicié en el camino

de las obras publicadas.

Me acordé de aquellas coplas

que en las noches se cantaban,

mientras se hacían rincoros

por esa juventud sana

que llenaba con sus bailes

nuestras calles, nuestras plazas.

Me fui corriendo tras ellas

como si fueran de plata,

como si de oro lo fueran

y sólo vi esta ganancia:

son de versos y de música...

¡qué son las cosas más caras!

 

Los mayores de este pueblo

y también de la comarca

me dieron coplas a miles

para que yo las guardara.

Todo el tiempo que tenía

de esta forma aprovechaba.

Quise hacer un libro corto...

¡y será mi obra la magna!

Dos tomos vieron la luz,

otros seis a verla, aguardan.

 

Todo empezó un buen día

en el que yo me afanaba

en publicar la poesía

que tan celoso guardaba.

 

Y archivando, archivando,

me encontré con las rondallas,

las murgas de carnaval

y las coplas que cantaban

antes de aquella gran guerra

que fratricida la llaman.

 

Eran canciones de mozos

que entre risas y entre palmas,

entre pitos, chirigotas,

cantaban con mucha gracia

las cosas que habían pasado

en el año que acababa.

 

Y aquí empezó un problema

en el que nunca pensara:

¿adónde estaban las pruebas

de lo que ellos nos narraban?

La respuesta vino pronto:

vete a consultar las actas,

me dijo una voz interna,

más divina era que humana.

Pegando saltos y brincos

como si fuera una rana,

de los versos, al folclore,

y del folclore, a las actas,

me encuentro hoy en la historia

como si fuera en mi casa.

¡Yo que antes jamás pensé

que la historia me embriagara!

 

Desde luego hay que notar

las cosas que a mí me pasan.

 

Todo empezó un buen día

en el que yo me afanaba

en publicar la poesía

que tan celoso guardaba.

 

*****

 

Fue en un mes desapacible,

según creo, el de febrero,

cuando recibí el oficio

del ilustre Ayuntamiento.

 

En él se me aseguraba

con un lenguaje muy serio

que  el archivo para mí

permanecería abierto.

 

Yo antes había charlado

con el alcalde don Pedro,

le dije que deseaba

leerme los documentos

para ilustrar las copletas

bellas que  iba recogiendo.

 

Me ayudó, como se ayudan

los amigos que son buenos.

 

Muchas tardes me llegué

a la casa de este pueblo

y las llaves que Machado

me daba con tanto celo

me abrían de par en par

las puertas de los secretos,

donde dormían por siglos

de mugre y olores llenos

papelotes y legajos,

boletines polvorientos,

despachos y pergaminos

en los estantes tan quietos

que para mí se ofrecían,

que ayudaban en silencio

mis ganas de saber cosas,

mi ansia de conocimiento

y mis ojos dilatados

fueron con pasión leyendo.

 

Las tardes se hacían cortas

y las horas, un momento,

no podía ni creerme

lo que allí estaba viendo.

Dicen que es rata de archivo

el que sueña con todo esto...,

lo dicen porque no saben

los ratos tan placenteros

que se pasan al leer

las experiencias de aquellos

que poblaron esta villa

y que son nuestros abuelos.

 

Cada día que pasaba

me ponía más contento:

¡estaba aprendiendo tanto

de aquellos papiros viejos!

Me contaban las historias

como se cuentan los cuentos

que adormecen a los niños

en las noches del invierno...

 

Yo no me quedé dormido,

con lo que estaba aprendiendo

empecé a rellenar fichas,

‑porque memoria no tengo‑,

que se han ido amontonando,

y poco a poco creciendo

formando una pila tal

que ya las cuento por cientos.

 

Este es mi vasto tesoro,

en esto yo me entretengo,

para mí es gozo y disfrute

la historia y folclore nuestro.

 

*****

 

¡Qué pena la del Casino

con la historia que encerraba!

 

Di de nuevo un gran impulso

y en la sociedad que llaman

todos "Casino de Priego"

senté de lector la plaza.

Empecé a pedir permiso

a los que entonces mandaban

y me concedieron presto

lo que yo solicitaba.

Hice muchas fotocopias,

casi me gasté una paga.

Qué bien empleadas fueron

pues obtuve la ganancia

de gozar de la exclusiva

de lo que allí se votaba.

 

Después del fuego volví

con la tristeza en la cara.

Y mi corazón partido

lloró al ver que las llamas

convirtieron en cenizas

ríos de tinta morada.

Me puse a escarbar rápido

y logré lo que buscaba.

Metidas en los escombros

se veían brillar las actas.

En mis armarios las tengo

con un nombre: las salvadas.

 

¡Qué pena la del casino

con la historia que encerraba!

 

Tuvimos la Alejandría

en esta tierra apartada.

La hoguera hizo pavesas

las pieles de oveja blanca.

¡Qué pena la del casino!

¿Y si otra vez nos pasara,

lo mismo que nos pasó?...

Para darse bofetadas.

Adelantos hay hoy día

que microfilman las actas

y todos pueden leerlas

en una simple pantalla.

Es una idea que doy

que no resultará cara

y puede ser que otro día

nos libre de una desgracia.

 

*****

 

Ser un cronista oficial

en esta ciudad de Priego

es como ser un arcángel

de los que están en los cielos.

 

Vosotros, representantes

de los que el voto os dieron,

después de charlas, reuniones

habéis llegado al acuerdo

de hacerme cronista a mí,

a este maduro maestro

que si algo ha hecho bien,

que si algo tiene bien hecho

es querer con firme fuerza

lo que brota de este pueblo.

 

Vaya con la paradoja

que me estaba sucediendo:

mientras que yo disfrutaba,

estaba creando méritos.

 

Desde luego existen bienes

que importan más que el dinero...

y esta de cronista es una...

os lo digo desde adentro.

 

Ser un cronista oficial

en esta ciudad de Priego

es como ser un arcángel

de los que están en los cielos.

 

Dar las gracias es muy poco

porque es para un momento.

Aparte de daros muchas,

viviré yo agradeciendo

a todos los que votaron

que fuera cronista vuestro.

Y en especial al alcalde,

el que preside los plenos

y a la que tuvo la idea,

e instruyó todo el proceso

de este título honroso

que tanta honra me ha hecho.

 

Daros gracias es muy poco,

que viviré agradeciendo

a todos los que hoy formáis

parte del Ayuntamiento[1].



    [1]Recitada como parte del discurso de la toma de posesión como Cronista Oficial de la ciudad de Priego. Octubre de 1989.





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