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03. TE OSCURECISTE DE NOCHE (II)
Soleares del amor primero.
© Enrique Alcalá Ortiz
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Pregúntale a esa fuerza
que en tus interiores sopla:
¿por qué no quita las penas?
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Ahora no tiene gracia.
¡Si me hubieras querido antes
cuando no tenía nada!
41
No necesitas las gafas
ya que taparte no puedes
lo que tu cuerpo delata.
42
Una subvención me dieron
para ayudar a olvidarme
lo que olvidar no deseo.
43
Una bruma me tapó
la cara que iba siguiendo.
Y mi barco naufragó.
44
Sabía que era ilegal
lo que anoche te pedí,
que no me quisiste dar.
45
Todas mis deudas las pago.
Préstame y no me lo niegues.
Que te daré duplicado.
46
Me dijiste en confesión
que cuando estuviera cerca
contuviera la emoción.
47
A leche de una novicia
me supieron las caricias
que nos dimos a escondidas.
48
Me admiré al ver tu cara.
De nuevo me sorprendí
cuando vi como pensabas.
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Te puse en una capilla.
Allí que fueran a verte
los que te tienen envidia.
50
Formé de ti una imagen
que era como un sombrajo
de lo que de verdad vales.
51
Llegué a lo más trascendente:
aprendí que los cariños
son agua de la corriente.
52
Proyecté mi panteón
con mármol de dura piedra
para guardarnos los dos.
53
Aquí mañana te espero
para repetir alegres
lo que nos da gran contento.
54
No te dieron, no te dieron
caramelillos de menta,
sino sólo caramelos.
55
Te coroné con claveles.
Todos los mozos del pueblo
se detenían a verte.
56
Te pusiste en la distancia
apenas imperceptible
de mis curiosas miradas.
57
Procedes de donde yo.
Cuando vuelvas a tu casa
nos tocaremos los dos.
58
Te conocí por completo:
tu cabeza era una bola
para todos los sombreros.
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