11.32. EL MURALLÓN DE LA DESVERGUENZA
Junto a tu dura atalaya
espero los días yerto
y tú nunca me has abierto
las puertas de tu muralla.
¿Cuándo le abrirás la valla
a este pobre visionario,
cajón y depositario
de un deseo permanente?
¡Da de beber en tu fuente
a este fiel peticionario!
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