17.04. COMIDAS Y BEBIDAS EN EL CANCIONERO POPULAR DE PRIEGO
© Enrique Alcalá Ortiz
Nunca acabaré por entender
por qué el beso de la tarde
pone rojo al sol del ocaso.
Un día intenté,
-en una acción disparatada-
arrojarle agua para amortiguar
el rubor de su desaparición.
Sólo conseguí mojar
el reflejo comprimido
de mi descompuesta mirada.
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