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12.051. COFRADÍAS Y HERMANDADES EN LA PRIMERA ÉPOCA DE ADARVE. (1952-1968).

 




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PRIEGUENSES EN LA HISTORIA - Percy en Adarve. (Sátira y humor)

13. ANTOLOGÍA DE PERCY. (José Madrid Mira-Perceval) (IX)

Y con las poesías: "Cuatro campanitas", "Irreverencia", "Anécdota", "Exceso de equipaje", "El Peñón", "Buen estirón".

© Enrique Alcalá Ortiz



             CUATRO CAMPANITAS

 

Cuatro campanitas llevan mis hermanos

en noche callada,

cuatro campanitas que vienen tocando

por la madrugada.

 

En esas noches de mi verano

como en las noche que son de enero

alegres siempre, vienen cantando,

los hermanitos campanilleros.

 

Cuatro campanitas llevan mis hermanos

en noche callada.

Cuatro campanitas que vienen tocando

en la madrugada.

 

Ni a frío ni a nieve ellos le temen

pero tampoco a temporales,

y van cantando, mientras tú duermes,

dulces canciones angelicales.

 

Virgen de la Aurora, con fervor te pido,

por esos valientes.

Que en noches calladas, cuando esté dormido

ellos me despierten.

 

Pido que nunca desaparezca

la más hermosa y fiel tradición

que aquel que nazca, conforme crezca,

la madre enseñe tan gran canción.

 

Virgen de la Aurora con fervor te pido

por esos valientes.

Que en noches calladas, si estamos dormidos

ellos nos despierten.

 

Cuando yo tenga que bien morir,

cuando me llegue tan triste hora,

en mi agonía quiero sentir

a mis hermanos, los de la Aurora[1]. 

 

          IRREVERENCIA

 

Se quejaba y con razón

nuestro anciano sacerdote

de la poca devoción

durante misa de doce[2],

de alguna que otra reunión.

 

Lo que no hacen los obreros

lo hacen los señoritos;

eso no es de caballeros.

¿Es que resulta bonito

en el altar los sombreros?

 

¿Y esa tertulia indecente

apoyada en el altar,

es una cosa corriente

entre gente principal?

¿Su incultura no es patente?

 

Lleva pues mucha razón

nuestro bueno don José[3]

en llamarles la atención.

¡La tertulia en el café!

¡En la iglesia devoción![4]

 

 

              ANÉCDOTA

 

Un caso les contaré

de un hombre muy conocido,

tanto de la gente bien

como del «no distinguido»

popular un cien por cien.

 

Su gran popularidad,

sin duda la borrachera,

que tenía sin cesar

lo mismo en un día cualquiera

que en las fiestas de guardar.

 

Amigo de cazadores

por ser muy aficionado,

se lo llevan los señores,

mal o bien asalariado,

a las cacerías mejores.

 

A éste, liga un arroyuelo;

a aquél, un puesto levanta.

Él, hace de despensero

y con muy buena matanza

arregla siempre el puchero.

 

En una cierta ocasión,

y cuidando del cocido,

me cogió tan gran tablón

y quedándose dormido

el coci se hizo carbón.

 

Una buena regañina

se ganó por su descuido

en materia de cocina,

y el hombre muy compungido

se excusó con gracia fina:

 

¡Esto es para suicidarse

con las vueltas que le he «dao»!

¡Son más de mil en la tarde,

y aunque estaban «disjustaos»

no era cosa de pegarse![5]

 

 

        EXCESO DE EQUIPAJE

 

El pueblo está en fiestas

y ha ordenado el cura

que en ventanas y puertas

pongan colgaduras.

 

Que sobre las once

habrá un buen sermón

y al llegar la noche

la gran procesión.

 

Que en la Plaza pública

anuncie un cohete

la banda de música

que manda Alcaudete.

 

El Alcalde ordena

para su traslado,

que el que burro tenga

tiene que prestarlo.

 

Va la caravana

camino adelante

a la Estación cercana

por los musicantes.

 

En la caravana

va el «tío» Federico

que no quiere nada

más que su borrico.

 

Llegan los acemileros

hasta la misma Estación

y allí de los forasteros

hacen la distribución[6].

 

El hombre del pito gordo

le toca al «tío» Federico

que con trompetón y todo

se monta sobre el borrico.

 

Mi hombre al ver tanto peso

sobre su pobre animal

protestando del exceso

así se sabe expresar:

 

Yo he «prestao» el borrico mío

«pa» montarse uno zolito

si ha de zubirse este «tío»

pues que vaya andando el pito[7].

 

 

              EL PEÑÓN

 

Hace días un gran señor

que venía de Gibraltar

pretendía con primor

un buen puñado pasar

de piedras de encendedor[8].

 

Escondido en el sombrero

quería pasar el alijo

y al ver al carabinero,

que dio con el escondrijo,

le dijo así con salero:

 

?Yo le aseguro y afirmo

que no soy contrabandista,

de tal oficio, un abismo,

ni tampoco estraperlista,

trabajo por patriotismo.

 

Por defender mi nación,

así se evitan las guerras

sin disparar un cañón,

a puñaditos de piedras

¡me traigo a España El Peñón![9]

 

 

        BUEN ESTIRÓN

 

Un maestro aleccionaba

a un jovencito aprendiz

de como se rasuraba

un cliente que había allí

con edad más que avanzada.

 

Tú te fijas bien en mí:

la piel bastante estirada

todo cuanto dé «de sí»

y la navaja inclinada,

pero nunca de perfil.

 

Hecho ya el aprendizaje

quiso el joven debutar

con un pobre personaje

de más años que «un palmar»

y arrugado cual un traje.

 

Diole jabón con esmero,

la navaja suavizó

y le estiró tanto el cuero

que, cuando acordó, salió

por el cuello un agujero,

 

¿Tiene usted una cicatriz

aquí por debajo, amigo?

Niño no es la cicatriz,

¡Tú no ves que es el ombligo

que me sacas por ahí![10]



[1] ?Adarve?, número 63, 13 de diciembre de 1953.

Por ahora su deseo se ha cumplido, puesto que la tradición continúa con ánimos renovados.

[2] A la ?misa de doce? acudían los llamados ?señoricos? que podían acostarse tarde y levantarse, después de haber cumplido con el rito de dormir. Por la madrugada se celebran misas para las criadas, obreros y campesinos que tenían que acudir a sus labores cotidianas. La anécdota es un ejemplo claro y patente que buena parte de los hombres iban a ?cumplir con la iglesia?, para alejar los rumores y cotilleos, pero es muestra evidente de su poco sentido religioso.

[3] José Luis Aparicio y Aparicio, párroco de la Asunción, entonces parroquial única en Priego.

[4] ?Adarve?,  número 64, 20 de diciembre de 1953.

[5] ?Adarve?, número 66, 3 de enero de 1954. 

[6] La anécdota no tiene desperdicio. El hecho de ir a la estación de Alcaudete a traerse los músicos con sus instrumentos musicales montados en burros no deja de ser un cuadro original.

[7] ?Adarve?, número 68, 17 de enero de 1954. 

[8] Había un intenso tráfico de contrabando a través de la Roca de tabaco de picadura, bebidas y otros objetos, puesto que costaban bastante menos que en los desabastecidos comercios de la península.

[9] ?Adarve?, número 71, 7 de febrero de 1954. 

[10] ?Adarve?, número 73, 21 de febrero de 1954.

 





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