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44. DIME CÓMO TE LLAMAS
La música del propio nombre.
© Enrique Alcalá Ortiz
No hay música más suave y armoniosa para el oído que la del propio nombre. Nuestro nombre puesto en la boca de los otros es como un pastelillo que nos disparan para que nuestra garganta deguste el dulce sabor del fonema. Sin ruido, como idea, sin vibraciones de viento, el nombre nos nace a borbotones queriendo quizá, buscar una identidad a nuestros propios sentimientos que huyen del fondo oscuro del subconsciente.
Pepe estuvo aquí, Manolo y Carmen se quieren. ¿Quién de nosotros no ha visto -veremos durante muchas generaciones- leyendas como éstas en los más variados lugares públicos: muros de monumentos, fuentes, bancos, paseos, árboles, puertas de servicios? Aquí y allá, en todas partes, surge de forma imprevista ante nuestros ojos el nombre y apellidos de las personas que pasaron antes que nosotros por aquel lugar. Es un instinto de la especie humana. Las sillas, bancos y paredes de los colegios están profusamente decorados en los más diversos estilos caligráficos, exhibiendo los nombres de los sucesivos ocupantes. No es extraño ver tampoco la escayola, que recubre brazos y piernas fracturados, tapada con las firmas de amigos y conocidos. Todo esto nos muestra de forma colectiva e inconsciente lo grato que es el nombre para su propietario y revela además una intención diferenciadora frente a los otros, un intento de sacar la cabeza para romper la unidad de la masa despersonalizada. Y esto sucede desde pequeños hasta que llegamos a vivir los días de adultos.
Ese nombre no me lo nombres, es una frase expresiva que revela a un espíritu en discordia. No olvidaré tu nombre, se dice en momentos que muchas veces no se sabe a ciencia cierta calibrar los avatares del futuro.
1. Nombres de pila
2675
Agua bebiera en un vaso
aunque tuviera petróleo,
si supiera que venía
de las manos de un Antonio.
2676
Ángeles sé que te llamas,
pero no sé el apellido:
de los pies a la cabeza
eres un jardín florido.
2677
Ángeles sé que te llamas
y por apellido Luna,
alúmbrame con tus rayos
ya que la noche es oscura.
2678
Antonio, divino Antonio,
Antonio cara de luna:
yo te estoy queriendo a ti
desde chiquito en la cuna.
2679
Antonio, divino Antonio,
tortilla de bacalao,
que ni la novia te quiere
porque estás medio chalao.
2680
A orilla del mar nacía
y una concha fue mi cuna;
al no casarme con Concha,
no me caso con ninguna.
2681
Ay, Pepe, mío, mío, mío,
del querer,
no me hagas más sufrir,
ni tampoco padecer.
2682
Ay, Pepe, mío, mío, mío,
ven p'acá,
no me hagas más sufrir,
ni tampoco más penar.
2683
Carta tengo en el correo
y no sé de quien será:
si es de Pepe no la quiero,
si es de Antonio venga acá.
2684
Catalina María Márquez:
¿cómo has tenido el valor
de casarte con don Lucas
estando en el mundo yo?
2685
Clara soy, Clara me llamo
y claramente te digo,
que no vengas a mi casa,
que no me caso contigo.
2686
De los santos de la iglesia
me pusieron a escoger:
yo como niña ignorante
escogí a san Rafael.
2687
Dentro de mi pecho tengo
una cama de nogal:
aquél que se acueste en ella
Antonio se ha de llamar.
2688
Dentro de mi pecho tengo
una erre con dos lazos;
esa erre significa:
Rafael vente a mis brazos.
2689
Despierta Candelaria hermosa
de ese soberano catre,
que no es razón que te duermas
estando en vela tu amante.
2690
Dicen que te llamas Laura,
no eres de los laureles,
que el laurel tiene firmeza
y eso es lo que tú no tienes.
2691
El primer amor que tenga
se ha de llamar Manolito,
ya que no tenga dinero
que tenga un nombre bonito.
2692
El querer de los Manueles
es un querer vengativo,
y tú que Manuel te llamas
quieres vengarte conmigo.
2714
Si quieres saber mi nombre
y también el de mi hermana:
yo me llamo, yo me llamo
y ella se llama, se llama.
2715
Soledad y más Soledad,
Soledad del alma mía,
a verte vengo de noche
porque no puedo de día.
2716
Todos los Antonios tienen
boquita de caramelo,
y yo como soy golosa
por un Antonio me muero.
2717
Todos los Juanes son santos
y los demás pecadores:
mi novio se llama Juan,
santos serán mis amores.
2718
Tres Juanes en una casa,
¿cómo se podrán llamar?:
Juanito, Juan y Juanillo,
Juanito, Juanillo y Juan.
Otras variantes del último verso: ?que pase la noche oscura? y ?que hace ¡anoche oscura?.
Variante:
?si no me caso con Concha
no lo haré con mujer alguna?.
Antonio Alcalá Venceslada en su Vocabulario Andaluz, recoge el vocablo concha con el significado de intención solapada, y al mismo tiempo esta copla:
Soy galapaguito y traigo
concha para navegar;
concha arriba, concha abajo,
concha alante y concha atrás.
Véase como variante la número 2696.
Variantes de los dos últimos versos:
los lazos tiran de mí
hasta ponerme en tus brazos,
y que están tirando de mí
para llevarme a tus brazos.
Variante:
?Todos los Antonios son
dulces como el caramelo?.
Véase la copleta número 632, tomo I, como variante.
2073 Veces visto -
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