11.48, IGLESIA DE NTRA. SRA. DE LAS MERCEDES: DE LA COFRADÍA AL OBISPADO
Murmuraba las caricias
sobre tu negro cabello.
El fulgor de su destello
me traía las delicias
y las sonrientes albricias
de un perfume femenino.
Tu pelo de vellocino
es la madeja suprema
cual si fuera la diadema
de ese rostro tan divino.
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