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17.27. LA PLAZA DE ABASTOS DE PRIEGO. (1905-2005)

 




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Historia de Priego de Andalucía - Bandoleros en la Subbética cordobesa

32. CABALLISTAS SIN CABALLO

Pillerías en las segunda década del siglo XX.



© Enrique Alcalá Ortiz     

 

            Con los famosos caballistas subbéticos abrigados dentro de las paredes de la cárcel, estimamos que se extinguió un estilo de delincuencia. El bandolero con el trabuco o la escopeta y la manta en bandolera montado en un brioso corcel se había convertido en estampa de enciclopedia y recuerdo desvaído en la memoria de los viejos cuando recordaban tiempos pasados. Los tiempos habían cambiado y los modos de rapiña se habían de adaptar a ellos. Es la ley de la naturaleza: adaptarse o morir.

            La característica común de la mayoría de los robos de la segunda década del siglo XX se caracterizan por tener un aire de supervivencia. Es decir, se roba por necesidad, porque se tiene hambre y el estómago no tiene esperas. Se siguen haciendo en grupo o solitario. Así en 1911, se detienen a varios sujetos que habían hurtado cuatro fanegas de aceituna que les venden a los molineros por bajo precio, práctica habitual en la época, por lo que suele haber también denuncias contra los dueños de los molinos. Se roban hortalizas, leña, caballerías, pavos  y hasta zumaque. Otros aprovechan los días de feria o el caso de unos criados que le roban a su señor 1800 pesetas.

 

            En el siguiente año nos encontramos carteristas que hacen pequeñas pillerías a paisanos despistados; los clásicos gitanos, pueblo que por entonces vivía en su mayor parte por los caminos de Dios viviendo de lo que encontraban a su paso que precisamente tenía dueño, pero este era un detalle que ellos no tenían en cuenta; en Cabra (Córdoba) tres amigotes roban un saco de café; y por la carretera del Salobral (Priego) un individuo conducía tres vacas y un novillo huyó por esos campos, dejando al ganado sin guía cuando vio aparecer en el horizonte una pareja de la Guardia civil. Los hay desconfiados.

 

            Durante el año 1913 se siguen robando fanegas de aceituna, leña en el monte bajo, cabras, mulos, burros (que entonces había muchos por todas partes), arados, aceite y palos de álamo. Hasta por robar tres pesetas y quince céntimos es detenida una vecina de la aldea de Esparragal. Aunque el hecho más sonado fue de Juan Gámiz Calvo, rico propietario de 73 años. Así se expresada El Defensor de Córdoba: ?DE PRIEGO.- UN ASESINATO Y UN ROBO.- Del importante pueblo citado más arriba, se han recibido hoy noticias de un horrendo suceso, que es hoy la comidilla entre aquellos honrados vecinos y que vamos a relatar.

            ANTECEDENTES.-En la calle Acequia, y en una casa, de las mejores de Priego, compuesta de cuerpo bajo y alto, vivía desde hace mucho tiempo, su dueño don Juan Gámiz Calvo, de 73 años, viudo, y opulento propietario, emparentado con familias distinguidísimas, de aquella ciudad.

            El señor Gámiz, era de carácter reservado, y sólo tenía en la casa una criada, llamada Purificación Alcalá López.

            CÓMO SE COMETIÓ EL HECHO.- De la inspección ocular y gestiones realizadas por el Juzgado y Guardia civil, parece que el hecho debió cometerse en la forma siguiente.

            Don Juan Gámiz, se retiró a su casa el día 7 a las once y media de la noche. Comenzó a desnudarse y a las doce próximamente se vio acometido por sus asesinos. Le asestaron un corte en el cuello produciéndole una herida de trece centímetros de longitud, cogiéndole sentado en un sillón que estaba colocado en una habitación del segundo piso e inmediata al dormitorio. El señor Gámiz, salió corriendo escaleras abajo, y aquí fue concluido de asesinar.

            Las heridas reconocidas por el forense son: dos en la parte posterior de cuello, y tres en las manos producidas al querer defenderse.

            REGISTROS.- Al día siguiente se encontraron los criados de la casa con que habían asesinado a su amo.

            Avisado el Juzgado, se personó en dicho lugar, así como el teniente de la Guardia civil don Fernando Vidal y guardias a sus órdenes, José Salazar Expósito, Rafael Aguilera Ibarra, Antonio Conejo Caballero y Juan Osuna Ortiz.

            Se procedió a un municiono registro, observándose que no había señales de violencia ni en las puertas ni en las ventanas, ni rastro de escalo en parte alguna. Créese que el asesino, debió entrar por la puerta principal, y que sería persona conocida del dueño, abriéndolo quizá él mismo. En dicho sitio donde fue herido por primera vez, no había indicios de lucha, y ni en la parte baja, donde estaba el cadáver.

            ¿EL ROBO?.- Los móviles deben haber sido el robo, pues se encontraron varios cajones abiertos y uno de ellos sobre una mesa, un armario donde guardaba el Sr. Gámiz las llaves, también estaba abierto.

            Ignórase a cuanto habrá ascendido lo robado, puesto que dado el carácter de la víctima no se puede saber cuanto poseería.

            DETENIDOS.- Por sospechas, la Guardia civil ha detenido a la criada Purificación Alcalá López y a su esposo Rafael Pareja Serrano, y a Antonio Martos España, José Jiménez Zurera, José Morales, José Moreno Jiménez, José Gutiérrez Onieva, Adolfo Villena Ruiz, Nereo Baena Mérida, Rogelio Molina González, José Sánchez Serrano, Juan Merino Serrano, Juan Onieva Serrano, Baldomero Moreno Jiménez y Antonio Yepes García.

            Continúa la benemérita hasta descubrir tan misterioso crimen, investigando por el pueblo y sitios cercanos?. Más tarde Antonio Martos España, maestro albañil dice que fue detenido unos breves momentos porque estaba en la casa haciendo una gestión en el momento de llegar la autoridad.

 

            En los años siguientes 1914, 1915 y 1916, nos encontramos robos de zumaque, pequeñas sustracciones en los días de feria, arados, cabras, leña, rebusca de aceituna sin autorización, habichuelas, borregos, vacas, bellotas alguna prenda de ropa, gavillas de cebada, pequeños robos domiciliarios, zumaque, conejos, un par de botas, un revólver, leña y alguna que otra caballería. Todas las pillerías con el objetivo común de poner algo en la alacena vacía (por estos años no había frigoríficos) para tener alguna provisión para el almuerzo.

            Nos encontramos un caso de verdadero cuatrero en la persona de El Cábila: ?LADRÓN DE CABALLERÍAS.- En Priego ha sido detenido Antonio Cabello Quintero (a) El Cábila, autor del robo de una caballería que desapareció en el mes de agosto del año anterior de terrenos del cortijo Barracones; en mayo del mismo año, dos yeguas del cortijo Grande, término de Lucena; una yegua y un mulo de Puente Genil, un mulo en la huerta de Zagrilla y una yegua en los Pozuelos, término de Luque?. (El Defensor de Córdoba, 1915).  Y el caso de cuatro intentos de robo en un cortijo llamado Salobral del término de Luque donde durante cuatro noches consecutivas el apoderado y guarda tuvieron en jaque a los asaltantes que iban en busca de ganado.

            En las Lagunillas de Priego se iba a cometer un asesinato por unos fugados en la persona del estanquero. ?BANDIDOS.- Aún no han sido habidos el Juan Antonio Fernández, de Algarinejo, (a) Sebastián, y su compañero del Higueral, denominado El Pitillas, el primero fue preso en ésta por varios robos cometidos, entre ellos uno en Navalsequilla, todos con violencia; fugados de esta cárcel en la madrugada del 2 del presente, intentaron robar un rancho próximo a las Lagunillas, amenazando primeramente a uno de los rancheros que les entregó el tabaco que tenía y al ir por agua le registraron y resolvieron la ropa de un arca para ver si encontraban dinero que era su objeto.

            En la noche del 3 fueron a las Lagunillas, llegando al estanco por tabaco y después de pedirlo, el padre del estanquero Diego Ropero Ordóñez, le dijo a éste, saliese a ver una yegua que tienen y al salir le dijo a uno de ellos: Ayer vi pasar a tu hermano por determinado sitio, a lo que contestó el Pitillas (puesto que a este parecía referirse), yo no tengo hermano ninguno, date preso, y al querer huir el pobre Diego le descerrajaron un tiro del que murió; el pobre padre ciego y viejo, ni siquiera pudo defender a su hijo, sólo pidiendo socorro, (como su nuera) pudieron ahuyentar a los forajidos, que busca con gran interés la benemérita y que si los datos que piden a los campesinos, se les dieran, tal vez los hubiesen encontrado, pero el temor a las molestias que estos puedan proporcionarles, como el temor a los criminales, hace restarle su captura. Corresponsal. (El Defensor de Córdoba, 1916).

            Estos mismos desalmados siguen haciendo de las suyas, es decir, delitos: ?ROBO AUDAZ.- En la finca llamada Cuevas Bajas se ha cometido un robo verdaderamente audaz.

            Un individuo fugado de la cárcel de Priego llamado Antonio Camacho Fernández (a) Bastián penetró en dicha finca, amordazó a María Cano Pedrosa, esposa del dueño de la hacienda y se apoderó del dinero que había en la misma.

            El ladrón es presunto autor de un robo cometido hace pocos días en la aldea de Las Lagunillas, por lo cual se hallaba preso en Priego.

            Como cómplice del expresado robo ha sido detenido Juan Espinosa Ropero?. (Diario de Córdoba, 1916).

 

            De los años siguientes podemos resaltar el caso de cuatreros que actuaban en varias localidades en el año 1918. ?DETENCIÓN Y RESCATE.- El vecino de Priego don Manuel Ramírez Roca denunció ante la benemérita de aquel puesto que de su finca de la Alcantarilla, del término de Lucena, le habían robado seis toros.

            Acto seguido la Guardia civil empezó a practicar las diligencias necesarias, pudiendo averiguar que el expresado ganado, conducido por dos individuos a caballo, era llevado en dirección a Loja.

            La benemérita consiguió el rescate de las expresadas reses, más tres caballerías que los ladrones, al notar que era perseguidos, dejaron abandonadas. Los perseguidos, aprovechando la oscuridad de la noche, lograron fugarse.

            Más tarde fueron detenidos en Loja, en donde se habían ocultado.

            Dijeron llamarse Francisco Delgado Gordo y Antonio Ordóñez Serradillo y se confesaron autores del robo de las expresadas reses. También detuvo a los encubridores Emilio Delgado Ramírez y José Delgado Gordo.

            Los dos primeros se confesaron autores de robo de las reses rescatadas, así como de dos yeguas y un muleto que habían robado en otra finca del término de Lucena.

            Los detenidos fueron puestos a la disposición del Juzgado.? (Diario de Córdoba, 1918).

            Y el caso de gamberrismo de unos jóvenes de la aldea de Zamoranos de Priego ?DETENCIÓN.- La benemérita de Fuente-Tójar ha detenido a los vecinos de la aldea de Zamoranos Bautista Varona Morales, Antonio Cano Pérez, Francisco Pérez Ortega y Enrique Gallardo Serrano, por haber penetrado con caballerías en la Estación de Luque haciendo disparos e insultando al jefe de aquélla. Al marcharse se llevaron un pavo. Los detenidos han ingresado en la cárcel, siendo puestos a disposición del juez de Baena, que lo tenía reclamado?. (Diario de Córdoba, 1919).





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