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03.18. PRIEGUENSES EN LA UNIVERSIDAD DE GRANADA. (Trabajo de campo).

 




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Historia de Priego de Andalucía - Bandoleros en la Subbética cordobesa

39. EL AGUILILLA Y FAMILIA, LOS ÚLTIMOS DE LA SERIE

Nuevamente bandoleros de Fuente Tójar.



© Enrique Alcalá Ortiz

  

            Nuevamente de la localidad de Fuente Tójar proceden varios hermanos que a finales de los años veinte y principios de los treinta rememoran las hazañas de sus célebres paisanos Reverte, Reveca, Pepino Grande y Pepino Chico.

            Como éstos dos últimos se trata de hermanos. Nos estamos refiriendo a Francisco Moral Alba (a) Aguililla, a su hermano Antonio Moral Alba (a) Brenes, y a otros más, quienes con sus ?hazañas gloriosas? se encargaron de llenar en repetidas ocasiones las páginas de los periódicos cordobeses en el apartado de sucesos.

 

La primera noticia de la familia de este apellido la tenemos el año 1920. José Moral Alba cuestiona con su paisano Antonio Leiva Calvo por motivos amorosos y en el transcurso de la pelea hiere en el muslo derecho con una navaja pequeña a su rival. ¡Por amor hace uno lo que sea!

            Por motivos más prosaicos fue detenido y puesto a disposición del Juzgado Municipal en 1922 Leonardo Moral Alba, quien junto a Antonio Pérez del Moral, Rafael Pérez Pimentel y Claudio Moral Calero fue sorprendido cuando conducían diez celemines de aceitunas robadas en la Huerta del Rey, de Fuente Tójar.

            Este mismo Leonardo Moral Alba, lo detienen al año siguiente, este vez solo, al ser  sorprendido conduciendo un carro con dos cargas de vigas de madera, las cuales había hurtado durante la madrugada de una pila del vecino de Las Higueras Rafael Calvo Cañadas.

            En 1924 nuestro Leonardo (que no ?da Vinci?) vuelve a las andadas, pero esta vez con un compañero de fechorías. Junto a Antonio Leiva Leiva roban en el término de Luque una carga de carbón que transportan en una caballería. Rateros, bestia y carga fueron capturados e invitados a visitar al Juez municipal con quien seguramente habrían tomado amistad puesto que estaban siempre de entrevista.

            La madera y sus derivados debieron ser una obsesión para nuestro protagonista quien a ciencia cierta la necesitaba para hacerse una casa. En 1925 otra vez lo detienen por robar ocho vigas de madera de la finca denominada "Carrasca" del término de Priego. Su propietario era José Osuna González. De nuevo, charla con el juez.

            En 1931, cambiamos de personaje pero no de apellidos. José Moral Alba (a) El Sereno junto a sus amigos Antonio Leiva Pérez (a) Solano, Antonio Jiménez Jiménez (a) Retamero  y Antonio Ruiz Martín marchaban a las Angosturas de Priego para asistir a un baile. Al pasar por la carretera Manuel Montes Ruiz, le preguntaron a donde iba y el  Retamero se arrojó sobre él derribándolo al suelo y rompiéndole la camisa. Al detenerlos le intervinieron una pistola y negaron que hubieran robado dinero al agredido.

            En plenos años republicanos, 1933, nos encontramos de nuevo a nuestro Leonardo. En esta ocasión acompañado de su hermano Francisco, el Aguililla del que tanto hemos hablado, y ¿qué hace? Desde luego, robar madera. Doce vigas de álamo de cortijo Fuente de Rey propiedad de Francisco Caballero Sarmiento. Este nuevo robo nos sirve para enterarnos que no era para la casa que se estaba construyendo para la que robaba la madera, sino para venderla. En esta ocasión la traslada a Daniel Povedano Palomo. Si seguía el mismo Juez, seguro que se fueron de copas a la taberna más cercana.

            En este mismo año nos encontramos a Antonio Moral Alba que lo detienen por haber agredido a su vecino Rafael Sánchez Rosa causándole una herida de cuatro centímetros en el cuello. Se ve que los cuellos son la debilidad de la familia.

 

            Las primeras noticias que hemos conseguido de Francisco Moral Alba (a) Aguililla son del año 1929 y no pueden ser más negras. Lo pintan como un sujeto de malos antecedentes, alcohólico y pendenciero. Lo detiene la Guardia civil de Fuente Tójar porque en estado de embriaguez amenazó de muerte a su convecino Antonio Manuel Leiva Carrillo. Allí lo retuvieron hasta que la mona huyó de su desequilibrada cabeza.

            Poco después se presentan en Fuente Tójar la benemérita de Alcaudete (Jaén), practicando diligencias sobre un robo de 14 arrobas de carbón, realizado en la finca denominada Fuente del Moral. Como resultado de las pesquisas, fue detenido El Aguililla, e ingresado en la cárcel, pero durante la noche, fracturó el cerrojo, valiéndose de una palanqueta y se dio a la fuga. Se pusieron telegramas y requisitorias y la benemérita de Valenzuela logró capturarlo, ingresándolo en la cárcel, de aquel pueblo, de la que igualmente se fugó durante la noche del día 17 del actual.

Entonces, la fuerza de varios puestos limítrofes ha reforzado la persecución del Aguililla, quien nuevamente fue detenido en Fuente-Tójar y conducido a la cárcel de Priego, que ofrecía más seguridad, donde quedó a disposición del Juez de Instrucción. Con esto había demostrado con creces lo bien puesto que tenía su apodo de ave voladora y rapaz.

            A su hermano, Antonio Moral Alba (a) Brenes  también le llegó el turno en este año 1929. Después de varias peripecias, fue detenido por el hurto de carbón y por haber ayudado a su hermano a escaparse de varias cárceles. Le fue ocupada el hacha, con la que derribó parte de la pared de la cárcel de Fuente-Tójar, arrancando el cerrojo y abriendo un escalo, por el que se fugó su hermano.

            Bien pronto estuvo de nuevo fuera de la cárcel y bien pronto volvió a ella como cuenta el corresponsal del diario La Voz en 1930: ?Hace próximamente unos veinte días regresó a ésta, después de hecha una tournée  por cárceles y juzgados, un individuo llamado Francisco Moral Alba, por más señas Aguililla, distinguido cuatrero perteneciente a las filas de la delincuencia y el hampa. Pues bien, seguramente sintiendo la nostalgia del pasado, esta ave de rapiña, sintió nuevos deseos de volver y seguramente pensaría prolongar demasiado su estancia a juzgar por el convoy que pensó llevarse, para lo cual, hizo un detenido recorrido por varios pueblos, de esta jurisdicción, aterrizando a Albendín, y al levantar el vuelo sugestionó a quince aves de corral que se hallaban en el sitio conocido por Yesea de Bermejales. Pero esta famosa Aguililla no contó con que la Guardia civil tuvo conocimiento del hecho y se dispuso a darle caza; fue detenido y con el atestado instruido al efecto fue puesto a disposición del Juzgado que lo tiene reclamado.

            En este mismo año, el corresponsal de Fuente Tójar, en el citado diario comenta de una forma expresiva sobre el carácter y virtudes de nuestro sujeto:   ?Anoche tuvo lugar en esta villa un hecho del que fue protagonista el famoso ladrón de caballerías y profesional de la delincuencia, Francisco Moral Alba (a) Aguililla, el cual por no perder la costumbre de sus antiguos convecinos que en cierta época sembraron el terror en esta comarca por sus fechorías, quiso mantener aquel baldón.

            Como decimos, anoche le dio por hacerse el amo del pueblo, y, valiéndose de que estaba ayudado por unas copas que había tomado, entró en la taberna conocida por  ?La Alegría?, allí comenzó a desafiar a todos cuantos se encontraban, cometiendo otras tropelías, y llegando hasta a insultar a la Guardia civil, en su ausencia, como es lógico.

            Como en este mundo se sabe todo, llegó esta noticia a la Guardia civil, la cual seguidamente salió en su busca para detenerlo y recluirlo en el arresto municipal.

            Una pareja de benemérito Cuerpo se dedicó a su busca, encontrándoselo subido en una jaca con ánimos de darse a la fuga, al darle el alto la pareja, trató de correr, pero ésta detuvo al Aguililla; al intentar conducirlo al arresto se resistió con los agentes de la autoridad, negándose a ello, después de grandes esfuerzos pudo ser reducido a la obediencia, ingresándole en el arresto.

            El hecho cometido por el célebre cuatrero fue puesto en conocimiento de la autoridad militar respectiva, que entiende en el asunto, para lo cual el teniente de la Guardia civil don Francisco López Pastor, el que constituyéndose en Juez militar, comenzó a formar el sumario.

            Felicitamos a la fuerza de este puesto por habernos quitado de encima la pesadilla de tan tenaz delincuente, congratulándonos del servicio prestado a la sociedad?.

            Lo detienen numerosas veces, pero bien pronto lo vemos haciendo de las suyas y desarrollando su personalidad.  Nuestro corresponsal de La Voz nos cuenta la hazaña de 1931: ?Por fuerzas de la Guardia civil se ha llevado a cabo la detención del célebre profesional de la delincuencia Francisco Moral Alba (a) Aguililla, que de moral no tiene ni un ápice y de ave de rapiña tiene mucho. Este infeliz que cuando no está preso lo andan buscando, cometió la torpeza de llevarse el otro día de ?Las Angosturas?, del término de Priego, un borrico, que luego ante la búsqueda de la benemérita, lo dejó abandonado en el campo; conducido a Priego fue puesto a disposición del Juez del Partido que lo ingresó en la cárcel?.

            En 1933, el corresponsal de La Voz, seguramente el guardia José Pérez Castillo, nos hace un relato detallado y encantador del último altercado del Aguililla del que tenemos noticia ?Al anochecer de hoy, cuando todo el vecindario estaba tan tranquilo sentado en las puertas de sus casas tomando el fresco, se sintieron dos detonaciones que alarmaron a los vecinos, los que sin saber de donde habían partido éstas, corrían en todas direcciones alarmados y en busca de refugio.

            Al oír las detonaciones salieron hacia donde éstas partían, los Guardias civiles de este destacamento José Pérez Castillo y Francisco Correa Sánchez, que a los pocos momentos detenían al autor de las mismas, interviniéndole el arma así como a otros dos sujetos que reñían con  el poseedor del arma.

            Los hechos fueron los siguientes: durante todo el día estuvieron libando a gran velocidad, los verdaderos ases de la crápula Francisco y José Moral Alba (a) el primero Aguililla y su hermanito Pimporrete, y Francisco Hidalgo Calvo Canana.

            El Aguililla por más señas conocido delincuente amigo íntimo de las caballerías ajenas y su hermano Pimporrete igualmente cuando no está preso lo andan buscando. Canana, no hace falta buscarlo porque está siempre, empinando el codo y, naturalmente en la taberna.

            Por la noche y cuando ya estaban a noventa atmósferas, les dio por reñir, lo mismo que le hubiera podido dar por tirarse al río; el Canana se quedó dormido, sobre una mesa en la taberna que posee Antonio Leiva y El Aguililla  le echó una copa de vino ?el vino- por la cabeza. Canana se levantó de pronto y le alargó dos mitras al Aguililla; la cosa previa algunas palabras, quedó ahí, pero al poco rato y ya en la calle, estando los tres amigos  juntos, El Canana, sacó una pistola asina de grande, de la época visigoda y le zumbó al Aguililla los dos tiros que cargaba el arma, casi a quemarropa, pero fue tan mal tirador, que solamente le rozó una bala por el brazo derecho y le quemó también el chaleco; en cambio, el autor de la agresión por haber reventado el cañón de la pistola y las dos cápsulas, se destrozó la mano derecha. El tiro le salió por la culata. Los dos fueron curados por el titular de esta villa.

            Fueron detenidos, como antes decimos, en el preciso momento en que los tres luchadores a brazo partido, y los tres con el arma intervenida, fueron entregados al señor Juez municipal del término.      

            Los heridos pasaron a la cárcel del partido y el José Moral, quedó en el arresto municipal de esta villa, para después de la práctica de diligencia ser trasladado también a Priego.

            Aquí terminó el dramita y los vecinos pudieron seguir disfrutando del encanto soñador que brinda la frescura de la noche?.

 

            Nos encontramos a otro del mismo apellido ya pasada la guerra civil. Se trata de Pablo Moral Alba (a) El Quemao pero en asuntos muchos graves que los arriba descritos. Ahora no se trata de riñas, robo de carbón, aceitunas o madera. Estamos en el mes de marzo de 1947 en plena posguerra, cuando todavía existían grupos de maquis por buena parte de la geografía española que hacían oposición política a Franco vencedor del golpe de Estado contra la República. Las fuerzas de la represión tenían orden de tirar a matar en cuanto se encontrarán con esta clase de opositores que llamaban bandoleros, pero cuya motivación para irse al monte no era precisamente la de sus antepasados. Así nos lo comenta el diario Córdoba, entonces portavoz oficial de los vencedores: ?MUERTE DE CINCO BANDOLEROS POR LA GUARDIA CIVIL.- En días pasados, en encuentros sostenidos por fuerzas de esta Comandancia de la Guardia civil, fueron muertos en términos de la aldea de Cuenca, Santa Eufemia y Fuente-Tójar, los bandoleros Pedro Antonio Dávila Baltasar, otro conocido por El Roque y Pablo Moral Alba, este último evadido de Fuente-Tójar en el pasado mes de diciembre; y en el día de ayer, en el término de la Aldea de Piconcillo, lo fueron otros dos cuyos nombres todavía se desconocen. A todos ellos se les cogió armamento?.

            Descansen en paz.





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