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Historia de Priego de Andalucía - Niceto Alcalá-Zamora y Priego de Córdoba

08. SALUD Y REPÚBLICA

Su ayuda a Priego a través de su cargo de Presidente.



© Enrique Alcalá Ortiz

 

            El segundo de los caminos que don Niceto usó para traer su ayuda a Priego fue naturalmente el cargo que ejerció. A través de él, se consiguieron muchas realizaciones que de otra forma hubieran sido, si no imposibles, sí muy difíciles de conseguir y que en tan corto espacio de tiempo se viesen alcanzadas.

            Don Niceto podía haber tenido una actitud de indiferente lejanía con los gestores municipales, pues sus problemas eran ahora de otra índole más importante. Sin embargo, su protección benefactora y constante se hizo sentir muy pronto. Puedo afirmar que si hubiese mandado durante unos años más, Priego, gracias a él, hubiera sido uno de los pueblos punteros de Andalucía. La Corporación estaba en contacto directo con ministros, subsecretarios, directores generales y toda clase de autoridades que gestionaban en un santiamén sus peticiones. Éstas eran realizadas con una prioridad absoluta. Nunca Priego recibió la visita y ayuda generalizada de tantos y tan altos cargos de la Administración.

            La gestión de una Corporación Municipal de cualquier signo político siempre tiene tres formas en las que se asienta su actuación: continuar‑destruir lo que la anterior llevó a cabo; elaborar proyectos que consigue ver realizados; y programar otros que se quedan en ciernes, se inician o no se concluyen cuando finaliza su gestión.    

            Un rápido resumen de las principales realizaciones de esta época republicana, presidida por Francisco Adame Hernández, nos da:

 

            Pavimentación y ornamentación. Se continúa la gran labor realizada por la Dictadura en alcantarillado y canalización de las aguas. Se pavimentan las calles Herreros, Morales, Horno Viejo, Pavas, Gitanos, Noria, Huerta Palacio, Nueva, Torrejón, Alcalá‑Zamora, Adarve, Paseo de Colombia y "Enmedio Palenque". Se arreglan los alrededores de la Fuente de la Salud, la fuente del Obispo Caballero, la fuente del Caño los Frailes, el reloj público y el pilar de la calle San Marcos, entre otras.

 

            Educación y cultura. El pueblo entra con esta parcela en el siglo XX. Hasta esta fecha, en el campo educativo, estábamos a niveles medievales. Nunca hasta ahora se había visto un desarrollo encaminado a dar cultura a los que por carencia de medios económicos, antes jamás, habían tenido acceso a ella. En otras palabras, los pobres empiezan a estudiar. La cultura comienza a implantarse en un campo donde nunca se había sembrado. Se abre una Escuela de Artes y Oficios, institución educativa desconocida en la comarca, donde se ponen las bases para la formación de profesionales cualificados. Pero esta realización, con ser importante, se queda pequeña ante la creación de un Instituto de Segunda Enseñanza Elemental. Para ello, se adapta una casa en la calle Alcalá‑Zamora (Río), propiedad de Juan Camacho a quien se le alquila. El instituto se inaugura oficialmente el día 21 de octubre de 1933 con la asistencia del Ministro de Instrucción Pública. A éste se le comunica el proyecto que se tiene de comprar dos casas en la calle Río para la instalación definitiva del instituto. Días más tarde, el Ministro llama al Alcalde, Sr. Adame, diciéndole que se comprara un solar y el Estado construiría por su cuenta el edificio del instituto. A comienzos del curso escolar de 1935, se concede que el instituto que se va a construir sea de segunda enseñanza. Entonces ya se había adquirido por 10.000 pesetas una parcela de 2.610 metros cuadrados, situada entre la Cava y Ramón y Cajal.

            En el comienzo de otro curso, es decir, en noviembre de 1936, se vuelve la tortilla, cuando se le da un voto de gracia al Sr. Gestor‑Presidente por las gestiones llevadas acabo para arrendar la parcela, la cual más tarde será vendida. Con esto se marchitaron y se perdieron miles de prieguenses que no tuvieron formación media profesional hasta el año 1952 y enseñanza media oficial hasta una década más tarde. Las generaciones que no se pudieron educar, creo que nunca habrán perdonado a los responsables de su incultura. En su obcecación no se conformaron con quitar el nombre de Alcalá‑Zamora que llevaba el instituto, se suprimen las mesas, los alumnos y los profesores.

 

            El edificio que se construyó en la Dictadura con destino a una graduada en la calle Ramón y Cajal, se traspasa al Ministerio de la Gobernación que lo destina a sede del cuartel de la Guardia Civil. Se derriba el antiguo edificio del Pósito situado en el Palenque y se construye un grupo escolar para niñas. La demolición del Pósito es, con razón, lo más criticado en la época actual. Para los niños, se proyecta levantar un grupo escolar detrás de la fábrica de sombreros que existía en la calle San Luis. Están a punto de conseguir veintitrés escuelas para las aldeas y treinta y nueve casas habitación para maestros. Se crea una biblioteca municipal, que se instala en el edificio del instituto. Se gestiona la declaración de monumento nacional para toda la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Por último, en este apartado cultural y educativo, se edita el semanario Renovación que se da el lujo de dedicar un número a la Semana Santa de 1933 y pone la fotografía de Jesús Nazareno en la portada. Esto sucedía cuando las procesiones de Sevilla y Málaga, por ejemplo, estaban suprimidas.

 

            Plaza de Abastos. En los terrenos del antiguo ex convento de San Pedro se había construido en 1905 una plaza de abastos y se trasladó allí la que hasta entonces existía en el Paseíllo. El edificio se construyó con la participación particular de socios que explotaban el servicio para su propio beneficio. Se redimen las acciones que pasan a propiedad del Ayuntamiento, se remodela toda la construcción que amenazaba ruina y se construye nueva techumbre. También, en la calle San Luis se crea una pescadería para diez puestos en el edificio de las antiguas Carnicerías Municipales. 

 

            Carreteras y caminos vecinales. No se dejaron aparcado este campo de realizaciones en una comarca tan montañosa como la nuestra. Hay de nuevo un impulso similar al parecido cuando D. Niceto fue Ministro de Fomento. Se arreglan siete caminos que ponen en comunicación las aldeas con la cabeza del partido. Se emplea por primera vez el riego asfáltico en la terminación del firme de una carretera. Curiosamente, empezaba en Priego y terminaba antes de llegar a El Cañuelo, justo enfrente del camino de La Ginesa. Pero estos claros favoritismos, no sólo beneficiaban a los nicetistas. Caminos como los del Cucaero y Brácana, se hicieron trazar por los sitios más escarpados e insospechados al objeto que pasaran por la puerta de los cortijos, cuyos propietarios eran prieguenses, pero a veces, contrarios a la política de quien gobernaba. Se harían sobre el particular toda clase de comentarios.

            No obstante esto, la realización más importante fue la construcción del firme de la carretera de Priego a Cabra. Se hizo con hormigón y piedra. Método no usado hasta entonces y que resultó tan fuerte, que después ha sido una de las carreteras que más trabajo ha costado levantar a la hora de reconstruirla de nuevo. En las escenas que se rodaron para la película Saeta, con Joselito, se puede observar un pequeño canal longitudinal en el centro de la carretera que dividía a ésta en dos partes. Detrás de todo esto estuvo un Ministro de Obras Públicas, entonces bien relacionado con don Niceto que se llamaba Indalecio Prieto, a quien seguramente le había contado cómo en su juventud iba a lomos de burro y carro, desde Priego a Cabra, para examinarse, echando en el trayecto entre seis y ocho horas.

 

            Lavaderos, casa de socorro, granja. La política de construcción de lavaderos que hemos visto anteriormente fue intensa en las aldeas. Pero aquí en el casco urbano también se construyeron cuatro, estratégicamente situados en los barrios más populosos: Verónica, San Luis, San Marcos y Loja. Afortunadamente, nos queda aún vivito y coleando el de la calle Loja. Para la construcción de este lavadero, Juan Palomeque cedió gratis el terreno, el Ayuntamiento proporcionó las maderas para la techumbre y el maestro práctico en albañilería Pedro Serrano donó la mano de obra y el resto de los materiales[1]. Nunca deberemos permitir la desaparición de esta reliquia popular, pues es la única muestra que nos queda, no sólo de las realizaciones de un Ayuntamiento, sino de un estilo de vida.

            Entre los servicios de salud, destaca la apertura de la Casa de Socorro. Para ello, se alquilan dos habitaciones en el Hospital de San Juan de Dios y se las dota de agua. Se crea una plaza de matrona gratuita y se hace un proyecto para la apertura de un Instituto de Puericultura.

            Se compran terrenos donde se pone una estación pecuaria ‑la popular Granja‑ para la que se tenían pedidos y concedidos varios servicios.

 

            Cárcel y Ayuntamiento. La cárcel. La famosa cárcel del partido. La que ha servido para hacer las críticas más acaloradas y los chistes de tan mal gusto. La única de las realizaciones de este período que se hizo popular andando el camino de la mala uva y la crítica menos objetiva. Como hemos tenido ocasión de ver y de demostrar a lo largo de este capítulo, la cárcel representa un tanto por ciento mínimo en el conjunto de todas las realizaciones que se hicieron bajo la influencia de don Niceto. El Ayuntamiento cedió el terreno, servicios de agua y el 10 % del coste de la obra. Recogería a los presos de Priego, Almedinilla, Fuente Tójar y Carcabuey. En esta legislatura se ha derribado la sólida construcción y en su lugar se ha levantado una magnífica estación de autobuses que tan necesaria era en Priego.      

            Paralelo a esto, se derribó el local de la antigua cárcel, sita en Puente Tablas‑Altillo de la Cárcel‑República de Argentina, y a finales de 1935, se tenían confeccionados los planos, proyecto y presupuesto para la construcción de una casa consistorial. De nuevo, los cambios bruscos en la política que tanto daño nos han causado, retardaron el proyecto un par de décadas, veinte años de nada. En su lugar, construyeron durante los años de miseria y hambre, un monumento al Sagrado Corazón de Jesús[2]. 



    [1] Acta Capitular del 19 de mayo de 1930.

    [2] Todo lo anteriormente expuesto es un breve resumen de las actas de plenos del período republicano.





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