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03.23. ALMEDINILLENSES EN LA UNIVERSIDAD DE GRANADA. (1844-1964)

 




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Historia de Priego de Andalucía - Niceto Alcalá-Zamora y Priego de Córdoba

19. FUERA DEL FORO

Hostigamientos variados.



© Enrique Alcalá Ortiz

 

            Las salpicaduras de este barro cenagoso saltaron de los tribunales judiciales y contaminaron con su sustancia pegajosa las vidas privadas de los contendientes que tuvieron que sufrir en sus carnes y en sus familias estas bajas rencillas políticas que se fueron volviendo endémicas y pertinaces. Fue como una partida de tenis con muchos jugadores, en la que éstos se iban echando la pelota de los problemas. Cuando unos estaban en el poder, procuraron crear las máximas molestias a sus opositores, que a su vez, en su turno de mando, hicieron lo propio que habían padecido, alcanzándose el punto álgido de los sinsabores mutuos cuando se produce el estallido del golpe militar de Franco. Ganando finalmente los que se pusieron al lado del General, pues lograron acallar y echar de la cancha de juego, durante mucho tiempo, a los que por fuerza nunca les fue concedida la palabra y mucho menos la acción de la defensa legítima.

            Ya desde el primer momento, la Dictadura, a través de Cruz Conde y de sus correligionarios en Priego, empezó hostilizando a los amigos y familiares de don Niceto. A Bufill, con motivo de una falsa denuncia, fue llevado detenido a Córdoba, y más tarde cuando se demostró su falsedad, y fue recibido, a su vuelta, en Priego por algunos amigos, el Gobernador Civil en un telegrama mandó que la casa del cuñado de don Niceto fuera cercada e invadida durante cuatro días por la Guardia Civil. "Así de tal modo durante seis años largos ‑nos dice don Niceto‑ una serie interminable de atropellos, exacciones y vejaciones contra parientes cercanos y amigos íntimos, declarados por minúscula y vesánica tiranía local a la que se había dado arriba patente de corso."

            Los atropellos le llegaron más directamente, ya que la autoridad molestaba a las personas que lo visitaban y empezaron a quitarle de sus fincas algunos beneficios seculares inscritos incluso en sus escrituras. Ya hemos visto en el apartado Casas para familias pobres la expropiación llevada a cabo en sus terrenos de la calle San Marcos. Pero donde se llega a la cumbre de lo risible y del esperpento es en el episodio que se produjo con motivo del plebiscito que la Dictadura celebró en el año 1926. Don Niceto recibió en su finca de "La Ginesa" a un ex alcalde de Luque llamado Eloy Jiménez Mediavilla. Ponen al Gobernador una denuncia comunicándole que don Niceto "estaba reunido con media villa de Luque". Éste, presuroso, manda una fuerza de veinticinco guardias civiles que ponen cerco y allanan la morada de la finca, amparándose en el estado de guerra, prohibiéndole que recibiera amigos, extremo al que se negó don Niceto.

            Meses más tarde, ya en 1927, intentan procesarle ante la jurisdicción militar por un altercado de taberna que había tenido su casero, precisamente cuando él estaba en Madrid. Recordando en sus Memorias tales manejos y atropellos, acaba diciendo que eran simples faltas de miramiento, si se comparan los fusilamientos que más tarde acabarían con la vida de muchas personas de ideología contraria[1].

            Siendo ya Presidente de la II República, los ataques, con tintes prieguenses, le vienen tanto de la derecha como de la izquierda. Por parte de aquélla, se produce nada más y nada menos que en el Congreso, cuando Calvo Sotelo lo difama por haberse aprovechado en la compra de un olivar, cuando la verdad, que le fue comunicada más tarde por el mismo vendedor, fue que la finca se adquirió por un precio mucho mayor que el que regía en el mercado[2]. De los innumerables ataques por parte de la izquierda, destacamos el de Wenceslao Carrillo, que en una carta le acusaba no pagar jornales y que los propietarios de Priego tenían un trato especial a la hora de fijar los jornales agrícolas, ya que no imponían el recargo de la Campiña, cuando la verdad demostrada por don Niceto ante el Gobierno era que el deudor de los recibos era un hacendado forastero de Granada y que Priego, con los planos del Instituto Geográfico en las manos, tenía un relieve casi pirenaico[3].

            Estas adversidades las había de sufrir más tarde José T. Valverde con ocasión del alzamiento del general Sanjurjo. Con el pretexto de haberle encontrado cartas de dicho general, de Calvo Sotelo y del mismo José Antonio Primo de Ribera, es encarcelado en Priego y más tarde en Córdoba del 17 de agosto al 7 de octubre. Lo mismo hicieron con sus allegados políticos Francisco Luque del Rosal, Félix Parreño Jiménez (a quien suspenden de empleo y sueldo los meses que estuvo detenido) y Antonio Gámiz. Valverde en sus "Memorias" habla del atropello y de sus días pasados en la cárcel con toda clase de detalles, lo que no especifica es si estaba o no involucrado en el fracasado golpe. Porque lo que sí deja muy claro es que en el golpe que cuatro años más tarde dio Franco estaba enterado y colaboró activamente.

            La educación, la gran olvidada en estas rencillas pueblerinas, habría de recibir el zarpazo de todo este desastre que estamos viendo. A primeros de enero de 1935, el concejal Pedro Morales presenta un ruego, a instancias de algunos padres, según cuenta, referente al funcionamiento del recién creado instituto de enseñanza media "(...) lamentándose de lo atrasados que van sus hijos a pesar de que entre ellos los hay que gozan fama de buenos estudiantes. Que esto lo atribuyen, más que a los escolares a parte del profesorado interino, dándose el caso que muchos padres después de salir sus hijos del Instituto los mandan a la escuela"[4]. Desde luego, el párrafo no tiene desperdicio. Añadiendo, además, que muchos de los profesores interinos son enemigos de la República, por lo que se debía solicitar del Ministro de Instrucción Pública su cese "y que no cobren del Estado individuos que están muy alejados del Régimen". Aquí sí es verdad que está el verdadero motivo del ruego. Estos profesores, lógicamente, eran jóvenes valverdistas: Álvaro Castilla Abril, José Luis Gámiz Valverde y Luis Ruiz Castillo. No sé si consiguieron este objetivo. Lo que sí se consiguió con el golpe del 36 fue, en sus primeros años, la supresión total del instituto, por lo que Priego se vio privado durante muchas generaciones de tan importante medio de educación. Los desmadres políticos producen estos monstruos del desatino que el pueblo tuvo que sufrir con su incultura.

            Y como última cucharada de este esponjoso guiso, para que no se atragante en la garganta, tenemos otro suceso, ya casi a las puertas del estallido del Movimiento Nacional: se suprime la banda municipal de música, porque "necesita una reorganización", aunque el motivo fueron las discrepancias políticas del Director con los concejales[5].

 

Y DENTRO DE LA CÁMARA

    La presión pertinaz que estuvieron padeciendo los valverdistas durante el período republicano había de encontrar en la Cámara de Diputados un importante campo de difusión. Muy pocas veces Priego como tal, ha sido asunto de primera línea en lugar tan principal y señalado. A pesar del ofrecimiento de Gil Robles a Valverde, por el que haría las gestiones posibles para que cesara el hostigamiento que en todos los frentes padecía por parte del ayuntamiento republicano, si se alejaba de la política, esto no sucedió, y los embargos y apremios caían sobre los valverdistas, a quienes dejaban el recurso mientras les subastaban parte de sus bienes. Las gestiones que habían hecho con Gil Robles y con el mismo Ministro de la Gobernación, no dieron resultado alguno. Incluso llegaron a la Presidencia de la República. Será cuando vuelve a España Calvo Sotelo y después de una comida de homenaje, cuando éste se entera con toda suerte de detalles los atropellos que están padeciendo[6]. Como pasaba el tiempo y la situación seguía igual, a pesar de la nueva entrevista de Valverde con el nuevo ministro de la Gobernación, Portela Valladares, el 17 de julio de 1935, Calvo Sotelo presentó en la Cámara una proposición no de Ley, firmada por catorce diputados, que decía entre otras cosas: "La Cámara ve con desagrado la gestión abusiva de las Autoridades Administrativas de Priego y reclama del Gobierno la adopción de medidas que pongan coto a la actuación abusiva del Alcalde y los Concejales de Priego (Córdoba)"[7]. Fue contestada por el Ministro de la Gobernación y por el diputado republicano y prieguense José Tomás Rubio Chávarri. El Ayuntamiento de Priego, a la vista de lo sucedido, acuerda dirigirse al Ministro de la Gobernación para pedirle el nombramiento de un delegado para que investigue su labor administrativa, al mismo tiempo que se les dan las gracias al periodista J. Fernández Villalta porque en el periódico "Heraldo de Madrid" ha escrito un artículo "(...) aludiendo a la campaña insidiosa que contra el Alcalde y Concejales de este Ayuntamiento viene haciendo el Sr. Calvo Sotelo (...)"[8].



    [1] ALCALÁ-ZAMORA, Niceto: Memorias, páginas dedicadas a la vida local.

    [2] Ídem, páginas 382-383.

    [3] Ídem, páginas 256-257.

    [4] A.M.P.: Acta del día 03-01-1935.

    [5] A.M. P.: Acta del día 3 de abril de 1936.

    [6] VALVERDE, etc., página 149 y siguientes.

    [7] A.M.P.: Acta del 13 de junio de 1935.

    [8] A.M.P.: Actas del 13-06-1935 y 20-06-1935.





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