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11.07. LA CRUZ DE EL CAÑUELO: CUANDO SE DESBORDA EL VASO

 




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desde el 1 de mayo 2007
Historia de Priego de Andalucía - Toros republicanos

07. COMENTARIO A LAS OPINIONES Y RECUERDOS DE DIVERSOS AUTORES Y ARTICULISTAS

Donde demostramos parte de la verdad y rebatimos algunas opiniones.



© Enrique Alcalá Ortiz

 

            Después de todo lo anteriormente expuesto, nos vemos precisados a corregir, ampliar o confirmar, educadamente, pero con rigor, algunas frases y comentarios aparecidos en libros y periódicos sobre esta corrida (trascritos más arriba) a la vista de los nuevos datos y pruebas aparecidas

Nos referimos concretamente a: Francisco Velástegui Serrano, Isidoro Sánchez Povedano y Carlos Valverde Castilla.

 

            A Francisco Velástegui Serrano debemos agradecer la publicación de la cuenta de resultados de la corrida y el dato importante de las entradas vendidas.

Su frase ?los prieguenses, tan aficionados a la fiesta taurina, no quisieron voluntariamente asistir a la misma, sin que se pueda saber la realidad de la actitud?, está completamente explicada en nuestras conclusiones, y ?lo que sí es cierto que las localidades no fueron compradas por ningún grupo político? no se sostiene. Es evidente que ningún grupo político compró las entradas desde la número 2.100 hasta la 6.000, puesto que no se vendieron, pero de las 2.100 entradas vendidas no sabemos si asistieron todos y si la mayoría fueron compradas por los valverdistas, como indica el cronista el día antes de la celebración de la corrida o como indicamos más abajo cuando hacemos comentario a unas declaraciones de José Tomás Valverde Castilla.

 

            Como hemos visto, Isidoro Sánchez Povedano, cuenta en su libro la anécdota de su tío Antonio que fue a comprar la entrada y se encontró con el cartel de ?No hay billetes?, totalmente inexacta, así como las palabras de don Niceto y la apertura de las puertas para que entrase el que quisiera, puesto que los valverdistas habían comprado todas las entradas. Datos totalmente inciertos. Lo único cierto de su libro es el dato de 10 y 20 pesetas en el precio de las entradas, de general de sol y de sombra respectivamente.

            Preguntado por Miguel Forcada cuando ésta redactaba su libro ?Toros en Priego?, dice que lo escrito era una anécdota y que oyó decir a su tío que cuando fue a comprar la entrada, no había, afirmando que la plaza estaba vacía, y no por falta de gente que quería ver los toros, indicando la posibilidad de la idea de la falta de entradas para la venta a los valverdistas. Duda pues de la existencia del cartel ?No hay billetes? que nunca fue puesto en la taquilla, afirma que gente con ganas de ir a los toros no fue, y la echa la culpa a los valverdistas del bulo extendido por la comarca como efectivamente así fue, según lo publicaba la prensa antes de inicio de la corrida.

 

            Como hemos trascrito más arriba Carlos Valverde Castilla, publica una carta negando la afirmación del ?Diario 16? en la que decía que los valverdistas compraron todas las entradas para hacerle un feo al Presidente, y ante esto se abrieron las puertas de la plaza y los graderíos se llenaron. Y demostrado está que el citado diario no lleva razón en ninguna de las afirmaciones: los valverdistas no compraron ?todas? las entradas, puesto que ?todas? no fueron vendidas, ni se abrieron las puertas y los graderíos se llenaron, puesto que el corresponsal habla de ?que la entrada fue floja, tanto en la sombra como en el sol?.

            Más tarde la epístola de Carlos Valverde Castilla, abogado, aficionado a los toros e hijo de José Tomás Valverde Castilla, el alcalde de la Dictadura de Primo de Rivera y presunto implicado en el golpe de Sanjurjo, publica una serie de despropósitos, sólo perdonables en un jurista por la razón de que habla de su padre principalmente, y ya sabemos que la fuerza de la sangre es mucho mayor que la fuerza de la razón, como uno de nuestros clásicos, Miguel de Cervantes Saavedra, explica en su novela ejemplar, titulada precisamente ?La fuerza de la sangre? .

Las inexactitudes (mezcladas a veces con hechos reales) se centran en tres aspectos: la personalidad política de don Niceto Alcalá-Zamora, el momento histórico que se vive, y el desplante que le hicieron los habitantes de Priego al no asistir a la corrida. Veamos algunos de sus aspectos más destacados porque ir párrafo por párrafo no llevaría a escribir, si no una voluminosa tesis doctoral, al menos una tesina, conferencia o comunicación. Veamos:

Sobre la figura de don Niceto y la polémica histórica entre nicetistas (partidarios de éste) y valverdistas (partidarios de su padre), dice que está superada. Es posible, sin embargo, su carta es polémica y tendenciosa, llegando a conclusiones del todo inexactas que perjudican la figura del líder oponente de su padre y sus seguidores. Para demostrar su acierto cuenta, con verdad, que en 1977 cuando la celebración del primer centenario del nacimiento de don Niceto su familia le entregó un cuadro de don Niceto, al hijo de éste, cuyo autor es Ruano Llopis y que actualmente está en posesión de un nieto. Sus palabras dan a entender que es un óleo original cuando en realidad se trata de una litografía que se hizo oficialmente del óleo original como cuadro que debería estar colgado en todas las estancias oficiales de España. Se ha preguntado Carlos Valverde Castilla, ¿por qué tenían los valverdistas guardado este retrato de su enemigo político? ¿Cómo un icono para adorarlo? Por supuesto que no. Estimamos que era un trofeo de guerra, procedente del Casino, del Instituto de Enseñanza Media suprimido por las tropas de Franco de las que formaba parte su padre como civil adepto o más probablemente de una de las salas del Ayuntamiento. Tenemos constancia de que así lo hicieron. Con ese acto de restitución, que es de agradecer, se subsanaba en parte la legalidad, y en verdad, se restablecería algo la paz perdida entre los escasos nicetistas y valverdistas que quedaban, pocos más que los familiares de uno y otro bando.

Donde llega al colmo del desacato histórico es cuando habla de la carrera política de don Niceto para compararla con la de su padre y del predicamento de ambos en Priego. Del texto se deduce que don Niceto no obtuvo ninguna clase de victoria electoral en el distrito de Priego y que su padre sí lo conseguía. ¿Es que no se ha leído ?Memorias de un Alcalde?, cuyo autor es su padre? ¿No ha hojeado las ?Memorias? de don Niceto y la bibliografía existente ¿Despiste o mala intención? Si es despiste es falta grave ponerse a hablar de historia sin estar documentado. Si es mala intención, es todavía peor. Don Niceto sacó acta de diputado por el Distrito de Priego en 1914 y renunció a ella para tomar posesión en La Carolina (Jaén) donde también obtuvo acta y de donde ya era diputado desde 1906. En Priego, desde ese año hasta 1923, fecha del golpe de Estado de Primo de Rivera, se hizo sustituir por amigos y correligionarios suyos, que salieron diputados, y como don Niceto dice ?era como votarlo a él?. La trayectoria política de don Niceto no es el caso ampliarla en este momento.

Apoyándose en esta inexactitud de que don Niceto no ganó en Priego unas elecciones magnifica la victoria de los monárquicos locales con su padre a la cabeza en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 que provocaron la caída de la monarquía y la instauración de la República. La victoria es cierta y le felicitamos por ello. También es cierto, y no cuenta nada, la posesión de José Tomás Valverde Castilla como alcalde de Priego en 1923, por orden y ante el delegado provincial de Córdoba. Tradúzcase como mano ejecutora del dictador Primo de Rivera. Dentro de las filas de la Unión Patriótica, su padre consiguió cierto predicamento al ser nombrado asambleísta, y por pocos días gobernador de Badajoz y más tarde alcalde de Córdoba y gobernador de Sevilla con Franco, en brevísimos períodos de tiempo. Ni tampoco cuenta, la venida a Priego de su padre el 22 de julio para afirmar el golpe de Estado de los fascistas, ni la que hizo el 3 de agosto de este mismo año en compañía del teniente de la Guardia Civil Francisco Roldán Écija, al frente de un pequeña expedición con algún acopio de armamento con el objetivo de destituir al Ayuntamiento democrático, armar al vecindario adicto y presentar al nuevo comandante de la plaza. Tampoco cuenta, después de la formación del Ayuntamiento valverdista-cedista-falangista y el armamento de paisanos, las matanzas totalmente injustificadas de familias humildes y personal obrero de Priego y pueblos limítrofes, llevadas a cabo por los que él puso al mando, y que sí cuenta Francisco Moreno Gómez en su libro ?La Guerra Civil en Córdoba (1936-1939)?, en sus páginas 111 y siguientes.

Como consecuencia de la intentona golpista del general Sanjurjo, el 10 de agosto de 1932, en la provincia de Córdoba, fueron encarcelados cautelarmente como presuntos implicados destacados colaboradores de la dictadura primorriverista. En Priego lo fueron José Tomás Valverde Castilla y otros dos correligionarios. Ante esto Carlos Valverde comenta: ?Este claro atropello no pasó desapercibido por la sensibilidad de nuestros paisanos, quienes de alguna manera quisieron manifestar su disgusto?. ¿Qué es un atropello que la democracia se defienda metiendo en la cárcel a los golpistas? No tiene ningún comentario por mi parte, porque se descalifica ella sola.

 El día de la corrida estaba José Tomás Valverde Castilla en la prisión de Córdoba. Y allí se entera su padre aquella misma noche ?que la gente no acudió al coso, la plaza presentaba un vacío casi completo, pese a abrirse las puertas para que entrara quien quisiera de balde?. Y que esto mismo se lo confirmó el diestro Domingo Ortega hacia uno años. Esta frase tiene dos filos que al tocarlos producen graves heridas en la piel. Por una parte de su afilada cuchilla, la frase puede ser verdadera, en el otro, puede ser falsa. Si es verdadera, está claro que los valverdistas compraron parte de las 2.100 vendidas y no fueron a la corrida. Si es falsa, están mintiendo, con la clara intención de menospreciar a la otra parte. Se coja por donde se coja, corta o hiere.

Fundamenta más tarde su discurso manifestando que se corrió la voz de que los valverdistas habían comprado todas las entradas, despreciando el hecho como forma simplista. Sin embargo, el corresponsal de ?La Voz? e Isidoro Sánchez Povedano aportan pruebas fehacientes incuestionables del hecho. Uno antes de empezar la corrida, otro a posteriori, ya pasados muchos años.

Y con todo, concluye de una forma rotunda: ?En definitiva, que nuestros paisanos mostraron entonces su descontento por lo que estimaron injustas represalias contra los hombres de la Dictadura. Esta es la verdad?. Es decir, que el pueblo consideró, según él, que los predictadores y golpistas no debían estar en la cárcel y por esta razón se negaron a asistir a la corrida presidida por un Jefe de Estado, paisano además, elegido democráticamente.

 Y convenimos con él que es la verdad,? pero no toda la verdad y nada más que la verdad. Sino una parte de la verdad. La otra verdad, o más bien, verdades, la hemos intentado argumentar a lo largo de este comentario. Esta sí es la verdad, si así os parece y no aparecen nuevos datos que cambien las conclusiones de estas verdades.





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