INICIO
 CURRÍCULO  
 NOTAS BIOGRÁFICAS  
 CRONISTA OFICIAL  
 ARTÍCULOS  
 LIBROS  
 FOTOTECA  
 ADARVE FOTOGRÁFICO  
 ENVÍA TUS FOTOS 
 VÍDEOS 
 NOTICIAS DE PRIEGO 
 ENLÁCENOS 
 LIBRO DE VISITAS 
 BLOG 

 

09.02. PROCESIONES EN PRIEGO DE CÓRDOBA. (2006-2007)

 




Visitas
desde el 1 de mayo 2007
RELIGIOSIDAD POPULAR. Cofradías y hermandades - Artículos varios

EL ORIGEN DE LA "REAL ORDEN DEL SANTO ENTIERRO"

El verdadedro origen de la "Real Orden de Caballeros del Santo Entierro de Cristo", contado por uno de sus protagonistas.

                         © Enrique Alcalá Ortiz   



                                          

     C

uando escribí el libro de Soledad en todos (Historia de la Cofradía de la Soledad y Santo Entierro), me documenté básicamente en fuentes escritas y  orales. En el capítulo de los recuerdos efectúe numerosas entrevistas a hermanos mayores y a destacados miembros de la cofradía que por entonces vivían en Priego. Tanto los documentos como los recuerdos, a veces, muy frecuentemente, no aciertan con la verdadera realidad de los hechos. Esto pasará continuamente. Quiera uno o no, siempre habrá errores de comisión y omisión. Por otra parte, algunos temas no se detallan con la suficiente extensión y profusión de detalles como el protagonista de los hechos quisiera, y esto porque en las fuentes no constan esos matices. Todavía recuerdo una anécdota graciosa que me pasó cuando publiqué el libro Dolores del alma, se me acercó un hermano y me dijo: No dices ná del pavo que regalé a la Hermandad hace tres años.

                Sin embargo, la omisión involuntaria sobre el promotor de los llamados Caballeros del Santo Entierro, por la importancia histórica que tiene en el desarrollo cofradiero en Priego, creo que merece una ampliación pública, que me detalló en una carta manuscrita hace unos años Manuel Rovira Casañer, precisamente autor de la idea primera generada en 1961.

                En un pequeño artículo, pero intenso, publicado por José Alcalá-Zamora  y Ruiz de Peralta en las páginas de Adarve en el año 1967, hacía un resumen, con datos aportados por la Cofradía de la Soledad, de los sucesos más importantes acaecidos en la llamada después Real Orden de Caballeros del Santo Entierro de Cristo desde su reorganización en el año 1962 cuando salieron cinco caballeros respondiendo a iniciativas de sus componentes. En 1963, especifica, ya tuvo carácter oficial, aumentándose su número hasta 24 y se estrena la cruz de guía y unos faroles barrocos. Esta tendencia sigue en el año siguiente al ampliarse el número de sus componentes a 32, y en 1965 se alcanza el número de 50, estrenándose dos mazas que acompañan al escudo y los atributos de la pasión. Visto el éxito y en vista del importante número de peticiones para entrar se crean los "Aspirantes a Caballeros". Finalmente, en 1966, se amplía el número de sus componentes hasta 56, se estrenan dos incensarios, una naveta y el báculo del mayordomo[1].

                Ya en 1975, en una carta manuscrita que consta en cuadro que se expone en la oficina de la Cofradía de la Soledad, Manuel Rovira, dice: (...) ante la decadencia que venían acusando las procesiones de Semana Santa, unos amigos devotos y entusiastas, con el decisivo apoyo de aquella Directiva, cristalizase una idea nueva de desfile procesional (...)[2] . Nada se dice del autor de la idea, porque él mismo quiso mantenerse en el anonimato en esta ocasión.

                De la misma forma, en los archivos de la Cofradía consta ampliamente el nacimiento y posterior desarrollo de la Real Orden de Caballeros del Santo Entierro, que detallamos en el libro arriba citado de una forma exhaustiva, pero de la misma manera no constaba el que tuvo la idea primera, ni nadie me lo hizo saber. Sí conseguimos, y transcribimos el nombre de tres, del grupo de seis que fueron lo iniciadores: Manuel Rovira Casañer, Francisco Aguilera Serrano y Francisco Ballesteros, a los que hay que añadir Jorge Siles Muñoz, Manuel Ortiz Jurado y Francisco Ruiz Sicilia.

                Manuel Rovira Casañer, después de leer la historia de los Caballeros (a pesar de aparecer dentro de grupo primero) creyó conveniente escribirme una documentada carta (que le agradezco infinito) detallándome muchos pormenores de sumo interés que yo no había citado y que con su permiso hago públicos para hacer justicia a la verdad de los hechos y completarlos al mismo tiempo. Me escribe: ?Yo tenía el temor de que la caja del sepulcro llevado por mozalbetes diera un día un disgusto por un accidente. Además era lamentable ver en una procesión seria, oficial y solemne el desastroso aspecto que ofrecía el Entierro de Cristo. Por eso, a la sazón profesor de Dibujo en el Instituto Laboral y regresado de Barcelona para promocionarme como delineante, pude poner en realidad la idea que me inquietaba. Hice un dibujo del sepulcro renacentista sobre una especie de catafalco, flanqueado por cuatro hachones en los ángulos.

                Esto lo presenté ante D. Rafael Madueño, y al director del Instituto, pues pensaba usar la batea del tractor de prácticas. Entrevisté a D. Jerónimo Molina y a D. Rodrigo Fernández pues el Hermano Mayor se hallaba ausente. Era D. Antonio Calvo. Todos me felicitaron y me animaron a realizarlo. (Observarás que eran quienes permitirían tal innovación básicamente.) Me rodeé de amigos más jóvenes y comprometidos con la Hermandad. Se fió la tela de raso en casa de Arturo, por ser afecto a estas actividades, y por eso escogí a Ballesteros. Frasqui era un gran aglutinador y nieto de D. José Serrano Ramos. Ruiz Sicilia era carpintero y en la Aurora habíamos tratado amistad. Julio Siles y Maroto Ortiz hacían falta para poner el remolque a punto.

                Las seis túnicas y los seis cubrerrostros eran cortados por mí y el anagrama de los cuatro clavos con la corona de espinas fue ideado condensando varias devociones y tradiciones pasionistas.

                Aquel domingo de Ramos pusimos la caja en el remolque, lo aderezamos y acabamos. Mientras, se hacían las túnicas por la sacristana. Los lirios morados, se traerían el jueves para cuando se abriera la iglesia, que estuvieran frescos, del patio de la abuela de Francisco Aguilera (Frasqui.) Cada vez que se lograba un hito, ardía nuestro entusiasmo. Abrimos la caja, limpiamos los seis el Cristo y pusimos un beso reverente en el brazo de Jesús. Allí, los seis nos comprometimos en realizar este acto cada año, pues dábamos por aprobado todo cuanto se hizo.

                José Ortiz, segundo tesorero, vio todo armado el jueves al entrar a visitar el Santísimo. Quedó asombrado ante la idea que ya era un hecho consumado.

                El Viernes Santo a la hora de la procesión ante la comidilla de la Directiva, Ayuntamiento, clero revestido para el sepelio, todos aprobaron el hecho. Y el entusiasmo creció al vernos a los seis bajar del coro donde estaban las túnicas planchadas y nos habíamos revestido de negro.

                Cuando llegó el escuadrón y la cruz parroquial, abrieron las puertas de la iglesia. El vecindario impaciente, por ver lo que desde el domingo ya adivinaban.

                Dos miembros cogieron la pértiga de enganche, que hacían de dirección, y cuatro nos aplicamos tras el túmulo y avanzó solemne, silencioso y magnífico, el sepulcro hacia el exterior.

                Lo demás lo puso la gente... hasta hoy. (...)

                José Ortiz cogió la idea, que ya había salido a la calle, gracias a la entusiasta animación de las personas antes mencionadas y entre él y Antonio Matilla, técnico, y realizador de otros proyectos, fueron, en años sucesivos, los que dieron cuerpo a lo que se llamó Orden de los Caballeros (...)  La idea fue mía y sólo mía. [3]

                Con esta detallada, verdadera y emotiva historia creemos dejar claro un punto tan importante de nuestro devenir cofradiero.

 



[1] ALCALÁ-ZAMORA Y RUIZ DE PERALTA, José: Memoria de la Real Orden de Caballeros del Santo Entierro de Cristo, desde su reorganización en el año 1963 hasta el presente año. Adarve, números 755-756, 19 de marzo de 1967, página 12.

[2] ALCALÁ ORTIZ, Enrique: Inventarios históricos y actuales. Priego, 1994.

[3] ROVIRA CASAÑER, Manuel: Carta manuscrita dirigida a E. Alcalá Ortiz,  Barcelona, 16 de abril de 1997.





1031 Veces visto - Versión para Imprimir




Libro de
Visitas


Colabora con tus fotos



Buscador de Artículos



[INICIO] | [CURRÍCULO] | [BIOGRAFÍA] | [CRONISTA OFICIAL] | [ARTÍCULOS] | [LIBROS] | [FOTOTECA] | [ADARVE FOTOGRÁFICO]
[ENLÁCENOS] | [LIBRO DE VISITAS] | [ENVÍA TUS FOTOS] | [BLOG]


Diseño Web: © dEle2007