INICIO
 CURRÍCULO  
 NOTAS BIOGRÁFICAS  
 CRONISTA OFICIAL  
 ARTÍCULOS  
 LIBROS  
 FOTOTECA  
 ADARVE FOTOGRÁFICO  
 ENVÍA TUS FOTOS 
 VÍDEOS 
 NOTICIAS DE PRIEGO 
 ENLÁCENOS 
 LIBRO DE VISITAS 
 BLOG 

 

12.034. PRIEGO Y PRIEGUENSES EN LA PRENSA CORDOBESA. (1852-1952)

 




Visitas
desde el 1 de mayo 2007
RELIGIOSIDAD POPULAR. Cofradías y hermandades - Artículos varios

ALGUNOS PUNTOS QUE ME SORPRENDIERON

Algunos puntos que me sorprendieron cuando hice los tres libros de la Cofradía de la Soledad Coronada.

                                               © Enrique Alcalá Ortiz



    E

stamos acostumbrados a ver ciertos programas documentales de televisión que muestran las circunstancias, pormenores, esfuerzos y anécdotas producidos en la realización de una película. A veces, este reportaje paralelo es mucho más extenso que el film mismo, y frecuentemente igual de interesante. 

                Estar durante más de un año trabajando intensamente, sin contar las horas del reloj, haciendo inventario de la iglesia, entrevistando a hermanos mayores y cofrades veteranos, leyendo y fichando el rico archivo cofradiero, buscando bibliografía, invitando a pregoneros y presentadores, y haciendo reportaje escrito y fotográfico de todos los eventos del "IV Centenario", aparte de escribir artículos para diferentes periódicos, discursos en la Academia y comunicaciones en congresos de cronistas, tiene que producir a la fuerza una historia paralela a la que uno está escribiendo en esos momentos. 

                Historia intensa y extensa. Dejando atrás olvidado lo que resultó desagradable, porque según un principio físico, todo roce produce calor, y las calorías a veces molestan, incluso donde menos uno piensa y a quien menos se cree, el balance final en su conjunto es abrumadoramente positivo. Lo más importante de todo es que mi mujer y yo, hemos aumentado el círculo de nuestras amistades y estamos profundamente agradecidos por las variadas deferencias, atenciones y regalos que recibimos, (más de la cuenta), por parte de la Cofradía, bien como colectivo o individualmente. 

                Al llegar las numerosas cajas con todo el archivo de la Cofradía, aparte de documentos, mi pequeño despacho se llenó de ese olor característico y picante que tienen las cosas antiguas, llenas de polvo de siglos. Durante meses, la antigüedad de la historia entraba por la nariz, más que por los ojos. Cuando se abría un libro o documento, se desprendía una diminuta escoria metálica, formada de restos de tinta, tabaco y pluma que impregnaba todos los objetos, llegando muchas veces a bloquear el teclado de mi ordenador. 

                A pesar de tanto papel, de la primitiva Cofradía fundada en los años finales del siglo XVI, sólo se conservan los certificados notariales de su fundación y estatutos, todo solicitado a la abadía de Alcalá la Real en la segunda mitad del siglo XIX. En este momento, cuando leía las primeras constituciones contemplaba a nuestros antepasados cofrades, acompañando a la recién esculpida imagen del Cristo Yacente, flagelándose hasta hacerse heridas y de esta guisa, hechos unos cristos, provocando la piedad y arrepentimiento a unos vecinos, seguramente acostumbrados a la violencia física y a la sangre fresca.  

                Lo primero que me llamó la atención de los libros de la Hermandad, fundada en 1684 fue su cierta capacidad económica para adquirir la capilla, oficina y bóveda a los alcantarinos y la concordia que hacen con ellos, referente a las 50 misas que debían decir por los hermanos difuntos, sermones de mayo y demás celebraciones. Pacto que al final hipotecaría todas las entradas de la Hermandad que se veía negra para pagar y que frecuentemente estaba endeudada en varios miles de reales, causa en ocasiones de serios pleitos que siempre ganaron los frailes. En las primeras hojas nos encontramos a Gerónimo Sánchez de Rueda, haciendo colectas para pagar la talla del retablo de la capilla y algunos inventarios donde detallan que la Cofradía poseía los recibos del pago de las imágenes, tanto de la Soledad y del Cristo Yacente, como las del Descendimiento. Nos hizo alucinarnos, esperando su aparición para enterarnos de su autoría, pero nos quedamos con las ganas. A todo esto debemos añadir en esta primera fase, la creación del primer escuadrón de soldados romanos y los sacerdotes profetas que salían vestidos con sus correspondientes caretas acompañando a Jesús o llevándolo, ya que eran los únicos a los que se permitía tal honor. 

                Durante el siglo XIX, nos enteramos que la Cofradía visto el mal estado de la imagen del Resucitado, se la cede a la Hermandad de Nuestra Señora Santa Ana, cita en la Virgen de la Cabeza. Más tarde me llenó de admiración la gran capacidad de trabajo de José M. Madrid Calderón, conservador acérrimo y realista recalcitrante, abogado y propietario, que unió la cofradía y la hermandad en una sola entidad; la dotó de nuevos estatutos, consiguió el título de real, renovó todos los enseres, andas, romanos que estaban perdidos, túnicas, colgaduras, decoración, reparación de imágenes, creación de escudos y un largo etcétera. Para ello hace rifas, cuestaciones, suscripciones, numerosas obras de teatro, adelantando dinero o pagando muchas veces de su bolsillo. Una anécdota que no tiene desperdicio es que manda a Cabra a 25 jornaleros, que andando por caminos y veredas, se traen el recién bordado manto realizado en Sevilla, porque se había enterado de que en los carros que lo transportaban estaba sufriendo desperfectos. De la falda real, nos quedamos con la gana de enterarnos si por fin la pagó Alfonso XII. Todo lo que sabemos es que se le pide su cooperación; no hay en los libros de contabilidad ningún asiento de entrada ni de salida para pagar tan enorme dispendio. Algo parecido nos pasa con la actual corona, ni sabemos cuando se compró ni cómo fue financiada. A finales de siglo, nos llenó de espanto cuando nos enteramos cómo la capilla de la Soledad se vino abajo, por fortuna sin dañar las adoradas imágenes y todo el proceso para la reconstrucción de la cúpula. 

                Durante el siglo XX nos sorprenderíamos en variadas ocasiones. Cinco andas o tronos diferentes se le han hecho a la imagen de la Virgen, mientras el Cristo ha tenido dos, si bien la última experimentó una ampliación. A finales de los cuarenta, la imagen se lleva a Sevilla donde se le realiza una profunda renovación al rostro de tal forma que muchos cofrades dudaron que fuera la misma. Sin embargo, para mí lo más destacado de este siglo han sido los dos movimientos de renovación cofradiera que han surgido, polarizados en ambos casos alrededor de la imagen del Cristo Yacente. La primera en 1928, cuando un grupo de jóvenes quiere crear la "Cofradía del Santo Sepulcro" y al no conseguirlo, marchan al Calvario, y fundan la actual "Cofradía de los Dolores"; la otra ocasión, cuando al inicio de la década de los 60 un grupo de entusiastas, dentro de la Cofradía, se instituyen como "Real Orden de Caballeros del Santo Entierro de Cristo", cuyos efectos y frutos, en esta ocasión no se fueron al exterior, todavía se recogen en la actualidad. Finalmente, la celebración del IV Centenario, aún coleando, no me ha llenado de sorpresa, no. Es porque todavía sigo con la boca abierta, secuela secundaria que me ha producido el espanto y la fascinación de todo lo realizado.

 

 





1005 Veces visto - Versión para Imprimir




Libro de
Visitas


Colabora con tus fotos



Buscador de Artículos



[INICIO] | [CURRÍCULO] | [BIOGRAFÍA] | [CRONISTA OFICIAL] | [ARTÍCULOS] | [LIBROS] | [FOTOTECA] | [ADARVE FOTOGRÁFICO]
[ENLÁCENOS] | [LIBRO DE VISITAS] | [ENVÍA TUS FOTOS] | [BLOG]


Diseño Web: © dEle2007