© Enrique Alcalá Ortiz
uando el año 1848 se creaba la sociedad Casino se Priego, se estipulaba en su acta fundacional que los fines de su constitución eran "el establecimiento de una sociedad y juegos permitidos por la ley". Este mismo espíritu se recoge en la reforma del reglamento que se hizo en 1879, en el cual se señalaban como objetivos "la distracción y recreo de una escogida sociedad" que tendría en su inmueble gabinetes de lectura, y varios destinados a juegos permitidos por la ley. Como vemos, pues, la sociedad no tenía más fines culturales que los arriba señalados.
Contra lo que se cree, no fue una institución que se creara para la cultura, con mayúscula. Sus actividades en este campo habrían de venir de una forma paulatina, hasta alcanzar una época de esplendor que beneficiaria a toda la comunidad prieguense. Cien años largos después de su creación, en los estatutos del año 1962, los objetivos son muchos más amplios que los puramente recreativos, recogiéndose el estudio y fomento de la literatura, las bellas artes, las ciencias y toda manifestación cultural. Pero para llegar aquí, se habría de andar un largo camino que estuvo coronado por el éxito en muchos momentos de su devenir histórico.
Salón de música del Casino de Priego
En el año 1880, el Círculo de Priego hace socio honorífico a nuestro paisano y tenor José Villena y Camero en razón a sus actuaciones en el extranjero y su participación en las fiestas columnarias. Sin embargo, el Casino Primitivo, muchos años antes, ya había distinguido y valorado los méritos de José María Villena. La propuesta partió de diez socios encabezados por Carlos Caracuel y Cámara. Nuestro artista había interpretado con tanta brillantez las piezas de canto en el Teatro Principal que "como una débil muestra, aunque honorífica de gratitud y distinción hacia el artista por parte de esta Sociedad", lo hacen socio de mérito sin pago de ninguna clase de cuotas de entrada o mensuales.
Esta misma línea de actuación, con la cual se distingue de alguna forma a los paisanos sobresalientes en cualquier rama de la cultura, será recogida más tarde en el Reglamento del Liceo creado en 1881. En el mismo año que Alfonso XII convierte a la Villa de Priego en ciudad, un grupo de socios del Casino, entre los que se encontraban Domingo Arjona (director de la revista quincenal de literatura La Amistad) y Carlos Valverde López (fundador, más tarde, del semanario local Patria Chica), llenos de inquietudes culturales, deciden dirigirse a la Directiva del Casino y presentan un proyecto para la creación, dentro de la sociedad, de un Liceo científico, artístico y literario, con objeto de cultivar y difundir los diversos saberse que comprenden las Ciencias, Literatura y Bellas Artes. Se dividía el Liceo en cuatro secciones: Ciencias y Literatura, Declamación, Pintura y escultura, y Música. Estas secciones abarcaban un amplio abanico que iba desde la celebración de veladas literarias, proporcionar materiales para el periódico, representaciones dramáticas, certámenes, exposiciones, hasta la enseñanza de las diferentes ramas del arte. La sección de Música debía contribuir en turno correspondiente para el mayor lustre de las sesiones públicas y veladas, suministrar composiciones originales o inéditas con objeto de formar un archivo musical y promocionar la enseñanza de la música. Con esto, el terreno estaba preparado para recibir la simiente de lo que después sucedería.
Esta afición al canto y la música de los socios, ya se había institucionalizado dentro de sus salas en el año 1872 cuando a petición de un grupo interesado, se compra un piano con el objeto de que no fuera un mueble, sino para la enseñanza, fiestas y veladas diarias. Y no sólo para esto, sino que en alguna ocasión se le prestaba a las compañías de zarzuela que actuaban en el teatro, ya que muchas de ellas arribaban a la plaza sin tal instrumento y porque los que disfrutaban el espectáculo, a fin de cuentas, eran los mismos socios, si bien hubo opiniones opuestas a que el piano saliese del edificio. La sociedad llegaría a contar con dos pianos, el segundo de la aportación del "Círculo de Priego" con motivo de su unificación con el "Primitivo".
El primer pianista contratado -del que tenemos noticia- para que tocase por las noches en el ya ampliado gabinete de lectura fue José Cruz a quien se la da un sueldo de tres reales diarios, aunque más tarde, considerando que el Ayuntamiento le había retirado la asignación que le abonaba de tres mil reales como maestro y director de la música marcial, pide a la sociedad que le mejore su escaso sueldo en dos reales, y ésta, "viendo la justicia y oportunidad que envolvía" se lo eleva a 5 reales. Después tendrá una pequeña mejora, ya que cuando el Casino contrata la repostería, una de las obligaciones del adjudicatario será servir gratis un café diario al maestro de música. Recordamos que un vaso de café costaba 15 ó 25 céntimos, según éste fuera pequeño o grande.
En 1880, José Cruz actuaría durante tres días acompañando al insigne violinista Andrés Fortuny, contratados por José Santaella Valera.
Si bien José Cruz iniciaría una serie de ilustres profesionales que difundirían la cultural musical por todo el pueblo, ocupó además la plaza de organista del arciprestazgo de Priego que desempeñó hasta su muerte producida en 1883, el que más se distinguió por su obra y dilatada trayectoria fue Laureano Cano Ramírez, quien solicita y es admitido socio del Casino Primitivo, entonces escindido, el 1 de enero de 1884. Meses más tarde, se dirige al Presidente expresando que siendo su constante deseo complacer a los señores de la sociedad y correspondiendo gustoso a indicaciones que se le habían hecho para que como pianista se prestase a tocar diariamente en las horas que sus ocupaciones se lo permitieran, se ofrecía a tocar de cuatro a cinco por las tardes, de siete a ocho y de diez a once por las noches, con la salvedad de que se le permitiera asistir a las iglesias cuando en idénticas horas se celebren novenas o fiestas en que se le exija asistencia dejando a la consideración de la sociedad la retribución que debía percibir por tal concepto.
Laureano Cano Ramírez nació en Alcalá la Real (Jaén) el 4 de julio de 862, fue hijo del director de la banda municipal de aquella localidad que tocaba varios instrumentos, cuyo arte enseñó tempranamente a su hijo hasta el extremo de que con diez años, el chaval dio un concierto como solista de flautín. Sus primeras lecciones de piano las recibió del maestro Pulido, a la vez que estudiaba violín. Realizó el bachillerato en Jaén, y en Granada inicia los estudios de medicina, que abandona para dedicarse a la música. Al morir José Cruz, hace oposiciones a la vacante de organista del arciprestazgo, celebradas en la catedral de Córdoba, ganándolas con brillantez. Entonces contaba 22 años y desde este momento toda su actividad profesional la ejerce en Priego, dándose de alta en el Casino Primitivo. Además de su puesto de organista y los diarios conciertos y enseñanzas en el Casino, sus clases se extendieron a las familias de la sociedad prieguense y de otras ciudades cercanas. Fue autor de numerosas obras para orquesta, órgano, piano y rondalla. De las que podemos citar valses, fantasías, mazurcas, pasacalles estudiantiles y zarzuelas, muchas de estas composiciones con letras de Carlos Valverde López. De tema religioso se conocen varias misas, un quinario a Jesús Nazareno, letanías, gozos, coplas y villancicos. Aunque lo que más podemos destacar es el amor y la educación musical que sembró en numerosos prieguenses, creando una conciencia musical tan profunda que aún hoy es recordada con enorme cariño por aquellos que fueron discípulos y admiradores. Ejemplos destacados son su hijo Alonso Cano, continuador de su obra y Luis Prados, director durante muchos años de la Banda Municipal de Música. Así como un notable alumno que inició de niño sus estudios de piano con él: José Luis Gámiz Valverde, el cual sería el encargado de recoger el testigo antorcha de la divulgación musical a través de su puesto como Presidente de la Sección de Literatura y Bellas Artes del Casino de Priego, como veremos más adelante.
Sobre las primeras décadas del siglo, nos cuenta Llosgiber unas sabrosas opiniones referentes a las tertulias musicales y sus componentes, de las que destacamos una "mentalidad señorial", norma común de los "señores socios" de aquellos años:
"El haber sido asiduo asistente al Casino, por mi próxima vecindad, me hizo disfrutar de aquel ambiente de cordialidad que en él se respiraba, debido, sin duda, a que entonces no existía entre los socios la "democrática camaradería" que ahora padece el mundo. Ello hizo que en Casino de Priego, cada cual "ocupara su sitio", según su categoría social, cultura, aficiones, etc., formándose grupos separados en habitaciones distintas, como la cocina alta para los amantes de la cacería, la baja, para los juegos carteados, otra para billaristas: la biblioteca, para los amantes de la cultura literaria, y el salón de piano, donde los aficionados a la buena música, formaron la célebre "tertulia del piano" de la que era eje y alma, el inolvidable D. Laureano, a cuya memoria dedicamos estas notas.
La descripción de lo que era aquella tertulia o reunión, precisaría ser culto cronista, capaz de reflejar aquel ambiente cultural, ilustrado con las bellas y geniales interpretaciones que al piano hiciera aquel gran Maestro de varias generaciones de Priego. (...)
Sus diarios conciertos en el Casino, crearon tan extensa cultura musical en Priego, que hasta los más ignorantes en esta rama del arte, llegamos a comprender y hasta "tararear" las más difíciles partituras, como la Quinta Sinfonía de Beethoven y otras, al igual que las de nuestras mejores zarzuelas y operetas. De este ambiente, surgieron las inolvidables veladas literarias y conciertos extraordinarios, que anualmente, por Navidades, tenían lugar en el Salón del Casino, así como la publicación de un semanario local (...)".
La Sección de Música del Casino: un precedente notable de la Sección de Literatura y Bellas Artes
Francisco Velástegui Serrano por boca de Pedro Candil Jiménez nos cuenta que a últimos de 1947 o a principios de 1948 en Granada "se gestó el nacimiento de los festivales de Priego", en un almuerzo en el que se reunieron el pianista Leopoldo Querol, el granadino Adolfo Montero, y los prieguenses, socios del Casino y asiduos asistentes el festival granadino del Corpus, Eusebio Ruiz Castillo, Luis Calvo Lozano, Alonso Cano Rubio y Pedro Candil Jiménez. La conversación en la mesa, refiere, giró sobre la música y los conciertos de Granada, sugiriendo Leopoldo Querol la posibilidad de celebrar algo parecido en Priego, ofreciéndose a actuar en ellos y a usar su influencia para que pudiera venir a la ciudad la Orquesta Sinfónica de Radio Nacional.
Probablemente, para canalizar esta idea, a principios de 1848 y por iniciativa del Teniente Alcalde, Pablo Gámiz Luque, se reúnen en las dependencias del Ayuntamiento una serie de socios numerarios con objeto de estudiar las acciones a llevar a cabo para conmemorar el centenario de la creación del Casino. De entre todas las propuestas, se aprueba la de realizar un festival de música, como pórtico de la Feria Real de septiembre, a imitación de los celebrados en algunas ciudades europeas y de las españolas de San Sebastián, Santander y Granada. La financiación se garantizaba con la aportación voluntaria de los socios que se adhieran a la idea, mediante una especie de bonos al precio de 25 y 30 pesetas, a quienes devolverían dinero de su suscripción en el supuesto de que hubiese ganancias, quedando Pablo Gámiz Luque comisionado para la ejecución del proyecto.
Otro de los acuerdos de aquella reunión, puesto que nada hemos encontrado en los archivos del Casino, sería la creación de una Sección de Música, Casino de Priego, ya que el 15 de mayo de 1948 organiza en el Salón Victoria "un extraordinario concierto por el eminente pianista Leopoldo Querol", valenciano, a la sazón Catedrático de Piano en el Conservatorio Superior de Madrid. A pesar de sus actuaciones en el extranjero, el que se dignara venir a Priego fue un hecho extraordinario resaltado por los socios de la Sección de Música en el programa de mano: "El hecho, -que no podemos menos de considerar magnánimo- de haber accedido al modesto requerimiento de una obscura Sección de Música de un apartado pueblo sin historia musical conocida, nos habla elocuentemente de la nobleza y honorabilidad de su sentido del arte, prestándose, con un desinterés desgraciadamente desconocido y digno de ejemplo, a hacerlo llegar allí donde se le pida, sin desdeñar nuestra insignificancia ni tener en cuenta que nuestro aplauso, por muy emocionado y sincero que sea, nada puede significar en su ya consagrada carrera artística (...)".
La maestría de Leopoldo Querol demostrada en un programa dividido en tres partes con piezas de Mozart, Beethoven, Chopin, Granados, Albéniz, Falla y Liszt y el nacimiento de una nueva amistad animó a la Delegación de Cultura y a la Sección de Música, que con la ayuda inestimable del insigne pianista consiguieron organizar los primeros festivales durante los días 1 y 2 de septiembre del ya mítico año de 1948 en el Huerto de las Infantas, con sendos conciertos de la "Orquesta Sinfónica Nacional de España", bajo la dirección del maestro Conrado del Campo, actuando solista el renombrado pianista Leopoldo Querol.
Si bien Manuel Mendoza Carreño relata que fue Pablo Gámiz Luque, a través de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento el que organizó estos primeros conciertos de música, será éste protagonista quien declare que la idea "surgió de aquella modesta Sección de Música y de aquel primer concierto de Querol, el que se encargó de la contratación de la orquesta de Radio Nacional (...). Testimonio también recogido en las páginas de Adarve": "La Sección de Música del Casino de Priego fue en 1948, el cauce de una antigua y desbordante afición de muchos sectores de la ciudad por las cosas musicales, iniciando su creación con diversos conciertos, (...)".
Mientras tanto, la familia Castilla Abril prestaba el recinto, un grupo de entusiastas lo iluminaba, otro financiaba los gastos, un industrial prestaba los tablones para el escenario, aquél los bidones, otro el camión para transportarlos y en coches particulares se fue a la estación de Luque para recoger a los músicos, alojándose sus dirigentes en casas particulares. Las más de las doscientas personas asistentes, "vestidos como nunca", testimoniaron el esfuerzo de unos paisanos ávidos de cultura. El éxito alcanzado prosiguió en 1949 en el mismo "Huerto de las Infantas" con la actuación durante los días 31 de agosto y 1 de septiembre de la "Orquesta Sinfónica de Valencia", dirigida por José M. Izquierdo y con la actuación de Leopoldo Querol. Este pianista actuaría de nuevo en Salón Victoria de Priego el día 5 de diciembre de 1949 en un homenaje a Chopin con motivo del primer centenario de su muerte.
Animados por estos éxitos desbordantes, el Casino de Priego, a través de su Sección de Música, y ya en su tercer año de funcionamiento, va a desarrollar una larga serie de conciertos. Como inauguración de la temporada del año 1950, el 7 de enero, los artistas locales Alonso Cano, (piano), y Francisco Calvo, (violín), dan un concierto con un programa en cuya primera parte actúa el violín acompañado con piano y una segunda parte con piano solo. En el salón de actos del Casino se celebra el segundo concierto de esta serie a cargo del guitarrista Regino Sáinz de la Maza, concertista universal, profesor en el Conservatorio de Madrid; para "él habían escrito bellísimas páginas los principales músicos españoles. Citemos solamente el "Concierto de Aranjuez", de Rodrigo, en el que por primera vez en la historia de la música, la guitarra lleva la voz cantante (...)". De nuevo, el día 12 de marzo, actúa la pianista granadina Pepita Bustamante en un concierto que llevaba el ordinal XVI de los realizados por la Sección de Música.
Para los festivales de este año de 1950 se habían programado tres conciertos con objeto de conmemorar el segundo centenario de la muerte de Bach. El presupuesto de 105.000 pesetas se financiaría en parte con 50.000 a través de la Diputación. Para el resto, se le pidió ayuda al Ayuntamiento que si bien al principio estaba dispuesto a colaborar, más tarde consideró que había otras necesidades más urgentes a las que tenía que acudir y que no se podía gastar tanto dinero en una actividad considera por entonces elitista. Al no contar con la financiación suficiente, no pudieron celebrarse los festivales de este año, y por esta razón Pablo Gámiz Luque presentó su dimisión como concejal y como diputado provincial.
No obstante este fracaso, la Sección de Música proseguía su camino. En el año 1951, Leopoldo Querol va a seguir siendo la figura indiscutible. Para el martes 23 de enero se le prepara un concierto, el número XVII de la Sección, en el Salón Victoria recalcando en el programa de mano que "Priego entero mantiene un vivo y grato recuerdo de sus recitales y conciertos con las Orquestas de Radio Nacional y de Valencia, que fueron otros tantos éxitos y representan para la Sección de Música del Casino de Priego los más solemnes acontecimientos de su historia artística". El concierto XVIII se celebraría en el mismo Salón Victoria, organizado por la Sección de Música, si bien patrocinado por el Excmo. Ayuntamiento, estando a cargo de nuevo del genial guitarrista Regino Sáinz de la Maza. Para los festivales de septiembre se echa mano otra vez al buen amigo Leopoldo Querol, quien en una solución de emergencia, ofrece en el Castillo dos conciertos los días 31 de agosto y 1 de septiembre.
En los últimos días de este mes de septiembre del año 1951, aparecerá la Sección de Literatura y Bellas Artes del Casino, la cual englobará a la Sección de Música, (por entonces dirigida por Francisco Calvo Lozano), y por lo tanto será su desaparición con entidad dentro de la sociedad Casino. Desde ahora la Sección de Literatura y Bellas Artes, recogerá la antorcha de los conciertos y conferencias y sabrá llevarla a buen puerto.
El currículo de esta primera Sección de Música cuenta con dieciocho conciertos y haber sido la promotora de nuestros ya consolidados y famosos festivales.
La Sección de Literatura y Bellas Artes
Setenta años más tarde de la fundación del Liceo, es decir en 1951, se va a producir un movimiento parecido que esta vez sí va a fructificar en amplios y variados campos, propiciando dentro del seno del Casino un renacimiento cultural jamás conocido.
Un grupo de socios, "amantes de las actividades literarias y artísticas", se reúne el 25 de septiembre de 1951 para llevar a realidad el proyecto de crear una Sección de Literatura y Bellas Artes, con arreglo a los estatutos del Casino, que fuera la "encauzadora del fomento y cultivo del espíritu literario y artístico que mantenga el prestigio tradicional de esta simpática Sociedad". Después de nombrar presidente a José Luis Gámiz Valverde y una directiva, formada por socios de diversas edades, se dirigen el Presidente del Casino comunicándole su deseo para que autorizara su creación, visto bueno obtenido por unanimidad. Seguidamente, con la fuerza característica de los grupos recién nacidos, se toman una serie de acuerdos entre los que destacan la unión con la Sección de Música existente, como hemos señalado; invitación a los socios del Casino para que se inscriban en la Sección, fijando una cuota mínima de 3 pesetas mensuales; primeras gestiones para la creación de una Escuela de Dibujo y Pintura y un anteproyecto de periódico local; presentación de la Sección en la prensa y sociedades culturales de los pueblos y capitales de provincia limítrofes; así como la invitación a una personalidad literaria para pronunciar el discurso de apertura del curso 1951-1952. Altas de socios, contratación de conferenciantes y concertistas, labor de propaganda y gestiones para la legalización del semanario Adarve, son los acuerdos más importantes que se recogen en el libro de actas de la Sección que empieza el 25 de septiembre de 1951 y termina el 25 de enero de 1953.
Volviendo a los festivales, por el momento, del año 1952 no tenemos noticia de su celebración, ni del programa si es que llegaron a celebrarse. En 1953, los conciertos de feria encuentran su rumbo definitivo. Será la primera vez en que la Comisión Municipal de Feria y Fiestas del Excmo. Ayuntamiento colabora con la Sección de una forma plena para celebrar lo que desde ahora se llamarán Festivales de Música y Canto. Cooperarán las dos entidades, Casino y Ayuntamiento, de una forma definitiva hasta la inclusión de los festivales prieguenses dentro de los Festivales de España. El programa indicaba en la portada: "Sección de Literatura y Bellas Artes del Casino de Priego. Festivales de Música y Canto. Patrocinados por el Excelentísimo Ayuntamiento. Huerto de las Infantas. Priego de Córdoba, MCMLIII". Y en el interior se especificaba que era la "Clausura del curso de los actos culturales de la Sección del Casino del curso 1952-53". Se celebran durante los días 31 de agosto y 1 de septiembre. Consisten en un recital de canto a cargo de Manuel Ausensi, barítono, Pilar Lorengar, soprano, y Esteban Leoz, tenor. De pianistas actúan Enrique Aroca y José Cubiles.
La Sección organiza también en 1954 los festivales de canto, música y danza. El 31 de agosto cantó ópera Marimí del Pozo, acompañada del pianista de Enrique Aroca, que también actuó solo, además de un concierto musical del "Trío Albéniz". En el intermedio, el alcalde de la ciudad Manuel Mendoza Carreño entrega a José Luis Gámiz el título de Hijo Predilecto de la Ciudad. El día 1 de septiembre, y por primera en vez, se dedicó a la danza con la presentación de Marianela de Montijo y su ballet.
La Orquesta Clásica de Valencia bajo la dirección de Daniel Neuda, con Leopoldo Querol y la soprano Pilar Lorengar, llenan los recitales de 1955, y estos mismos repetirán al año siguiente con la Orquesta Sinfónica de Valencia. En el concierto, se estrenó la serenata "Medina Azahara" de Luis Prados Chacón, Director de la Banda Municipal de Música. Al final del segundo concierto, José Luis Gámiz Valverde dedicó unas palabras de recuerdo al recientemente fallecido Conrado del Campo, director de la Orquesta Sinfónica de Radio Nacional y autor del "Canto a Priego" que fue interpretado en su honor, terminando el concierto con una composición poética de Carlos Valverde Castilla.
Como clausura del curso de la Sección se celebran los Festivales de Música de 1957 con el consiguiente patrocinio del Excelentísimo Ayuntamiento, mientras se hacen gestiones para incluirlos en los Festivales de España. Por primera vez en este año se incluye el teatro. En el marco insuperable de la Fuente Rey, la Compañía Lope de Vega pone en escena Otelo de Willian Shakespeare, El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca y Proceso a Jesús de Diego Fabri, durante los días 27, 28 y 29 de julio. El Festival de Música se sigue celebrando en el Huerto de la Infantas, los días tradicionales, actuando Blanca María Seoane, soprano, Francisco Navarro, tenor, Javier Ríos, pianista y Gabriel Vivó, pianista acompañante.
Después del éxito obtenido por la Compañía Lope de Vega, se la vuelve a contratar el año 1958, para representar, durante los días 19, 20 y 21 de agosto obras de Pirandelo, Willian Shakespeare y Calderón de la Barca, tituladas Enrique IV, Hamlet y El gran teatro del mundo. El 31 de agosto se celebró en el Huerto de las Infantas un concierto de piano por Javier Ríos.
Desde la aparición de los Festivales de España, propiciados por el Ministerio de Información y Turismo, las diversas corporaciones intentaron incluir los festivales prieguenses en este organigrama nacional donde prácticamente te lo daban todo hecho. Continuando las intensas gestiones, a Manuel Gámiz Luque le es negado la petición de inclusión por el Director de la Comisaría de Festivales. "Hasta que un día mi hermano y yo, -nos cuenta Pablo Gámiz-, fuimos a Madrid. Yo fui a visitar a Adolfo Muñoz Alonso con el que, por mi afición a la Filosofía me unía mucha amistad. Él nos aconsejó, que le escribiéramos directamente al Ministro, que era Arias Salgado; y de esta forma resolvimos el problema". En el 1959, los Festivales de Música y Canto de Priego se convirtieron en Festivales de España y se estrenó para ellos el teatro María Cristina de la Fuente del Rey al aire libre.
Atrás se quedaron, orgullosamente, el Huerto de las Infantas con sus diez años de historia festivalera y la Sección de Literatura y Bellas Artes como organizadora.
