© Enrique Alcalá Ortiz
n mis horas de estudio sobre la historia local ha habido algunos momentos destacados en los que me he encontrado con el nombre de Trinidad. Uno de ellos fue leyendo las actas del Casino y Consistoriales de las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, me sorprendí con un socio que se llamaba Trinidad Linares Martos a quien después me encuentro ejerciendo de Alcalde en 1904. Me llamó la atención porque hasta entonces tenía asociado el nombre de Trinidad siempre a una mujer. Además Trini era para mí una mujer de la copla popular. Este Alcalde con bastante esfuerzo logró poner la baranda del Adarve que contemplamos hoy e inaugurar en 1904 la iluminación por el sistema de electricidad. Los balcones semicirculares del Adarve los pondría la Corporación Republicana.
Más tarde, para confirmarme esta ambivalencia del nombre Trinidad, para hombre y para mujer, en la historia de la hermandad de la Soledad me encontré con la extraordinaria personalidad Trinidad García de la Nava y Ruiz quien fue varias décadas camarera de la Virgen y a cuya iniciativa se debió una gran reparación que se hizo a la cara de la imagen. Antes de esto, en la escuela, y en el catecismo del padre Ripalda, aprendimos el misterio de la Santísima Trinidad a partir de preguntas y respuestas de memoria: -¿Cuántos dioses hay? -Uno sólo. -¿Y personas? Tres. Hasta aquí llegaba todo. Ya en el bachiller leí la anécdota de las tribulaciones de San Agustín, después de su conversión, para asimilar la profundidad de tal misterio. Según se cuenta en su hagiografía, paseaba un día por la playa, se encontró a un bello mancebo a quien preguntó lo que hacía. "Metiendo toda el agua de mar en este agujero", le contestó. "Pero eso es imposible", replicó el futuro santo. "Mucho más imposible es que tú comprendas el misterio de la Santísima Trinidad en el que vas pensando", concluyó el niño-ángel.
Todo este detalle viene a cuento como introducción del episodio por el que conocí cómo, dónde, por qué y cuándo se decidió el nombre que lleva la iglesia de la Santísima Trinidad, hoy una parroquia con futuro, porque comprende la zona de ensanche donde lógicamente habitan matrimonios jóvenes en edad de tener descendencia.
Era mayo, cuando los campos están en flor y los olivos contaminando el ambiente de polen para alegría de cosecheros y tortura de alérgicos, y sábado, correspondiente a las fiestas de la Soledad. La directiva de esta cofradía me había encargado la gestión para la visita de su predicador, monseñor Cirarda, a La Ginesa, la casa que se hiciera don Niceto cerca de las aldeas de El Cañuelo y Castil de Campos y hoy propiedad de sus nietos.
Al llegar el arzobispo, recordaba otra visita que hizo a esta casa siendo obispo de Córdoba y la entrevista que mantuvo con Pura e Isabel, hijas de don Niceto cuando éstas donaron los terrenos donde se ubica la iglesia de la Santísima Trinidad.
-Está escrito. Lo tengo escrito en el libro de visitas de la ?Casa-natal y museo de don Niceto Alcalá-Zamora?. Me pidieron que pusiera algo y lo que conté ¿por qué hay en Priego una iglesia dedicada a la Santísima Trinidad? Primero expresé mi gozo de que la ciudad reconozca a un hijo ilustre, -después de todos los avatares políticos- y digo que cuando yo andaba buscando un terreno para hacer una parroquia, porque la que existía estaba en una capilla muy pequeña, muy hermosa, pero muy pequeña (se refiere a las Mercedes), me llamaron las hijas de don Niceto que querían estar conmigo y vine yo aquí a La Ginesa. Yo estuve con ellas y me dijeron que tenían el terreno que yo necesitaba que eran unas casas de la calle San Marcos de su propiedad que estaban derruidas y situadas en el centro de la ampliación de la parroquia, les dije: -¿Me los venden? Y me contestaron casi al unísono Pura e Isabel: - Oh, no, no. Se los regalamos. Pero si además dedica el templo a la Santísima Trinidad, nosotras lo pagaremos. Extraña petición, -continúo el Sr. Obispo- porque la Santísima Trinidad no es una gran devoción de los cristianos, aunque sea el dogma central de nuestra fe. -Es que nuestro padre era muy devoto a la Santísima Trinidad- ampliaron las hijas del Presidente.
Comentando el hecho, en el viaje de vuelta, me contaba María Luisa Casas, nuestra amable anfitriona, la devoción especial a este misterio de Niceto Alcalá-Zamora y de una conversación sobre el particular que tuvo en una ocasión con un obispo que después llegaría a Papa con el nombre de Juan XXIII.
El obispo Cirarda colocaría la primera piedra de la iglesia, pero al ser trasladado, la inauguración corrió a cargo de su sucesor. En honor a los donantes, entrando a mano izquierda en la iglesia de la Santísima Trinidad hay una placa que nos recuerda estos hechos: SIENDO CURA PÁRROCO D. DOMINGO CASADO MARTÍN, ESTA IGLESIA DEDICADA A LA SANTÍSIMA TRINIDAD FUE BENDECIDA POR EL EXCMO. SR. OBISPO DN. JOSÉ ANTONIO INFANTES FLORIDO EL DÍA 24 DE SEPTIEMBRE DE 1981. ESTÁ EDIFICADA SOBRE UN TERRENO QUE PERTENECIÓ A DN. NICETO ALCALÁ-ZAMORA Y TORRES Y A SU ESPOSA MARÍA DE LA PURIFICACIÓN CASTILLO DE BIDABURU. DONADO POR SUS HIJAS PURA E ISABEL EN SUFRAGIO Y MEMORIA DE ELLOS.
