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03.06. HISTORIA DE PRIEGO DE ANDALUCÍA (III)

 




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Historia de Priego de Andalucía - Crónicas de toros

16. TRES ESPONTÁNEOS CON BONOSO Y CONEJITO III

Novilladas versificadas por Carlos Valverde López.

© Enrique Alcalá Ortiz


  

R

afael  Molina Lagartijo había actuado en 1892, como vimos, en la corrida de la inauguración de la plaza, dejando un buen sabor de boca entre los aficionados. Durante todos esos años su fama se acrecentaría, y por lo tanto, el número de sus seguidores. El gran afecto que gozaba en Priego lo demuestra la siguiente noticia: "ENTUSIASMO POR LAGARTIJO.- Al recibirse en ésta la noticia de lo afortunado que estuvo el diestro Rafael Molina (Lagartijo) en la corrida del día 21 en Granada, el camarero del Casino de Priego, Rafael Pedrajas Serrano, comenzó a lanzar cohetes, en el colmo del entusiasmo ?lagartijista?.

                         El hecho llamó mucho la atención, porque demuestra lo que puede el entusiasmo de los aficionados. Corresponsal[1]".

                         Los espectadores espontáneos que se tiran al ruedo con un trapo rojo durante el desarrollo de una corrida, para demostrar su valía y pretendido arte de Cúchares son numerosos por esta época. Ellos ponen una nota de trasgresión de las normas establecidas, provocando con su arriesgada aventura risas, expectación, sustos o palmas, según los casos. Por entonces, los aficionados con aspiraciones de profesionales, solían darse a conocer de esta forma. Hacían propaganda gratuita sin coste económico por unos días de cárcel. El siguiente artículo (posiblemente de Carlos Valverde López), los critica duramente así como a las corridas en sí: "Pido la plequita para poner en espacio aparte la información taurina, pues si como corresponsal debo hacerla, como cristiano debo separarla.

                         Y digo esto porque la fiesta de los toros, tan como se celebra hoy, es anticristiana por excelencia.

                         En efecto, no se trata ya del duelo a muerte entre la agilidad y el arte del hombre y la bravura y el poder de la fiera, duelo a muerte en que, con diestros de profesión, parece haber noventa y nueve probabilidades contra una a favor del hombre.

                         Ahora se trata del pugilato entre dos animales: uno que tiene cuernos y otro que no los tiene, aunque debiera tenerlos. El segundo es un suicida que no quiere morir oscuramente, sino a pleno sol y donde todo el mundo lo vea.

                         En Málaga no se da una corrida en que no se presente el indispensable suicida; y sale como si naciera de la arena, de improviso, y con un par de palitroques en las manos o con un trapo cualquiera cita al toro. La expectación es inmensa: el presidente invita a los agentes de la autoridad a que retiren del ruedo al temerario, los agentes le amenazan con los sables, pero sin saltar la barrera y hacen muy bien- los diestros quieren quitarlo, pero no lo consiguen, y en esto se arranca la res, que lo quita de verdad, y no le quita la vida porque Dios no quiere.

                         Bueno; pues esto que sucede en Málaga y en otras plazas con lamentable frecuencia lo vimos ayer por triplicado en la nuestra.

                         Con motivo de la festividad del día, y por una empresa particular, que cumplió bien con el público, se dio una corrida de cuatro novillos.

                         Los diestros Conejito III y Bonoso trataron de agradar y agradaron, y las reses también dieron juego; con lo cual, y el acierto de la presidencia, la tarde resultó buena y los espectadores contentos.

                         Pero hubo profusión de suicidas: ya uno que emulando los buenos pares de banderillas puestos por Carmona hizo lo propio sentado en una silla; ya otro, imitando a D. Tancredo con un cajón por pedestal y con un gorro de papel, en forma de mitra, por montera; ya un tercero haciendo ¡de caballo!, con un jinete, por supuesto; pero bueno será cantar las hazañas en verso bárbaro, para mayor propiedad:

                         Un pedazo de carne bautizá

                         En otro beduino se subió;

                         Llamaron al novillo y... casi na:

                         De la primera y única trompá

                         Por los aires el grupo resultó

                         (¿Puede darse mayor animalá)

                         Dígame si eso es mu cristiano o no.

                         El corresponsal[2]". 

            Con estilo diferente y contándonos otros detalles, nos informa el corresponsal de El Defensor sobre esta misma novillada celebrada en los primeros días de julio de 1908: "LOS FESTEJOS DE PRIEGO.- LA CORRIDA.- Es de novillos toros, según reza el cartel que por primera vez he leído hoy y para ello he tenido que hacer llorar a mi chica que a manera de tesoro le guardaba hecho infinitos dobleces en el único bolsillo de su blusita marinera; dice el cartel que son los novillos-toros 4 y que son hermosos y bravos, que proceden de Baños de la Encina y que su dueño se llama don Mariano González, más abajo y en letras mayúsculas dice:

                         MATADORES. Los valientes y aplaudidos diestros Juan de Dios, Conejito, y Rafael del Pino, Bonoso, hasta aquí lo que reza el cartel y más tarde vendrá lo que rezan el Conejo y Bonoso, pues es la hora y parto a presenciar la lidia bien a pesar de mi pobre cabeza que me duele bastante y bien a pesar de mi espíritu y mi voluntad que mal venidos andan con el festín homérico de los toros.       

                         Ya estamos en la plaza, y en la plaza se respira bien, es ancha y hermosa, hay gente y se escuchan voces como bramidos; la música acalla el vocería y con el último acorde han aparecido en el palco presidencial cuatro señores de la primera fila de los señores de esta ciudad.

                         Uno de ellos, joven de regalar estatura y risueño rostro me ha parecido el señor alcalde don Antonio Gámiz Cáliz; éste ha saludado y un salva de aplausos ha contestado al saludo del señor presidente; han abierto una ancha puerta y por ella ha salido un hombre recio de remos, aún cuando pequeñito, menudo, moreno y con bigote, viste traje claro, con chaqueta corta y cabalga un fogoso corcel, que pifa, resopla, anda erguido y levantando soberbiamente los delanteros remos.

                         El hombre dicen que se llama Antonio, que su apellido es Montes y que el bridón que le sustenta es jerezano, se llama Nalgudo costó sendos fajos de billetes de banco. El dueño del corcel es don José Serrano Ramos.

                         Montes ha vuelto a la puerta de donde saliera y hase vuelto de espaldas a ella, marchando con igual dirección que en el principio; tras él han salido las cuadrillas y tras estas las mulas de arrastre, han saludado, han recibido una llave y el presidente ha sacado el albo pañuelo en señal de comienzo; un clarín resuena y una puerta se abre y por ella ha salido el toro primero.

                         Es de pelo castaño. Abierto de pitones, flaco, saltarín y un poco huido, todos le lidian y todos laceran su cuerpo con dardos punzantes, revestidos de vivos colores, que le hacen saltar de dolor y de ira: por último, el tercer Conejo de la más fecunda dinastía conejil, con traje carmesí dorado, se arma de un estoque, de una muleta y se deshace de la negra montera que en el colmo de la ira que hacia el toro siente, ha tirado al aire, tras pronunciar frases ante el señor presidente que no hemos sabido lo que decían, pero que deben ser las frases que los toreros dicen a los presidentes y que llaman todos el brindis.

                         Se va derecho el pobre animalejo que de Baños de la Encina ha venido aquí a bañarse en la sangre de sus propias venas, en la flor de su vida, en la edad precisa de servir uncido para levantar las fecundas tierras de su feraz dehesa.

                         En los otros tres toros, han hecho casi lo mismo que en éste; pero al salir de la plaza hemos oído decir a muchos El Conejo... estuvo superior, pero al Bonoso, no sucedió lo mismo.

                         Los entendidos del arte a quienes he preguntado, me dicen que debo hacer de esta corrida el siguiente

                         Resumen: Entrada, regular; toros, flojos y chicos; banderilleando, el Moreno, superior, inconmensurable; los demás, regulares. El Conejo III, bien, El Bonoso, desgraciado.

                         El Corresponsal. Priego, 5 julio, 908[3]".

                          Ya con la corrida comentada por el corresponsal, creemos que enviado de fuera por los detalles que da sobre la plaza, Baldomero Rodríguez a quien nos hemos encontrado con poemas referentes a la Feria, deja para la historia este romance sobre la novillada que nos ocupa:   

            "TOROS EN PRIEGO           

            Cumpliendo con mi deber,

            y a la invitación cediendo

            don Santiago Tofé

            que es aquí del circo el dueño,

            fui esta tarde a los toros

            de lo cual no me arrepiento.

            La lidia ha estado soberbia

            la entrada floja, y los diestros

            han estado a la altura,

            valientísimos, discretos;

            el Chico de la Merced         

            ha puesto unos pares de esos,

            que inmortalizan a uno

            en el Arte del Toreo;

            su hermano Antonio, terrible

            capoteando y poniendo

            banderillas, que ni el Gordo

            cuando él estaba en sus tiempos,

            es señores, la corrida

            más famosa que ojos vieron;

            los toros, han sido bravos;

            la presidencia, en su puesto,

            porque don José Madrid

            es en el arte maestro

            y supo dar a la lidia

            mucho orden y concierto.

            Yo llegué a las cinco en punto

            hora en que estaban haciendo

            la señal de que saliera

            a plaza el toro

           

            PRIMERO

           

            Es negro, con cabos blancos

            corredor, ágil y bueno,

            derrota bien y en bravura

            da ciento y raya al más bueno

            honrando así a su dehesa,

            a sus padres y a su dueño,

            le toca morir a manos

            de Conejito tercero,

            que le pasa y le repasa,

            le enfila y pincha tan diestro

            que rueda el pobre animal

            un círculo describiendo.

           

            EL SEGUNDO

           

            es cornalón...

            de gran estampa y gran peso

            y debe morir a manos

            del segundo espada; (este

            lo consigna aquí, porque

            conviene mucho saberlo)

            que el novillero que alterna,

            es Bonoso, y yo no quiero,

            que su nombre quede mal

            en la plaza de mi pueblo

            y si en otra estuvo mal

            hoy ha estado muy soberbio;

            pincha dos veces y sale

            herido del cornúpeto

            con un rozoncito leve

            en la región del pescuezo.

            Toma otra vez el estoque

            y se va al bicho derecho,

            le suelta media estocada

            y le hace rodar al suelo,

            suenan palmas y... el disloque

            y a mí me llaman en esto

            varios amigos que están

            en un palco departiendo

            de... partiendo salchichón

            los langostinos y queso,

            aceitunas, mortadela,

            amontillado selecto,

            con Joaquín y Rafael,

            Adolfo, el Chulo, Toñuelo,

            me dan una copa y otra,

            y otra y otras que yo acepto,

            y sigue la lidia y siguen

            otras copas ofreciendo

            y acabo por ir a casa

            y coger pluma y tintero

            y escribir las impresiones

            que me han ido sucediendo.

            Perdónenme los lectores

            del DEFENSOR, si indiscreto

            he hablado aquí de mí

            la corrida describiendo

            pero me ha sido preciso

            para irme desaturdiendo.

Priego, 26 de julio de 1908[4]".

 



[1] CORRESPONSAL: Entusiasmo por Lagartijo, "El Defensor de Córdoba", número 2628, 26 de junio de 1908.

[2] VALVERDE LÓPEZ, Carlos: Toros, "Diario de Córdoba", número 17675, 9 de julio de 1908.

[3] CORRESPONSAL.- Los festejos de Priego. La corrida, "El Defensor de Córdoba", número 2638, 8 de julio de 1908.

[4] RODRÍGUEZ, Baldomero: Toros en Priego, "El Defensor de Córdoba", número 2679, 28 de julio de 1908.





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