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Historia de Priego de Andalucía - Esas calles tan llenas de historia

CUANDO DON NICETO PERDIÓ EL DON. (V)

Le ponen el "don" delante de su nombre en una calle y pide que se lo quiten.

                                            © Enrique Alcalá Ortiz



 

 

    S

in duda alguna, la figura estelar que brilla a muchísimos años luz de los otros personajes que hay en el firmamento de los hombres ilustres prieguen­ses, no superado aún, con un relieve por méritos propios y por los cargos .que ocupó, fue un hijo a quien Priego todavía no ha saldado una larga y abultada cuenta deudora: don Niceto Alcalá-Zamora.

                Con una laboriosidad de gigante -hizo el bachiller por libre en Cabra a la que se desplazaba en diligencia o a lomos de caballería - consiguió a los dieci­siete años el título de abogado y cinco años más tarde, en 1899, gracias a su memoria de disco de ordenador, el premio Extraordinario del Doctorado; oficial letrado del Consejo de Estado con el número uno de su promoción (1899), abogado fiscal de lo contencioso (1902), profesor auxiliar de la Facul­tad de Derecho (1903), diputado por el distrito de La Carolina desde 1906 a 1923, director general de Administración Local (1910) y subsecretario de Go­bernación ese mismo año[1]. Su carrera meteórica y ambiciosa -había naci­do el 6 de julio de 1877- la hizo siempre a espaldas del, pueblo, éste se le unió -según cuenta- mucho más tarde cuando ya era una figura sobresaliente.

                Acabado de constituirse el ministerio de Canalejas, a principios de 1910, le nombraron director general de Administración, cargo que estaba en armonía con sus aptitudes y conocimientos, y. pocos meses más tarde subsecretario de Gobernación[2].

                Mientras tanto, Priego, que había estado expectante y asombrado, se siente orgulloso -en la representación de las autoridades- y se ve obligado a unirse al homenaje que por tantos lugares va cosechando su joven paisano. De esta forma, siendo Alcalde don Antonio Gámiz Cáliz, se anota en acta, el día 28 de septiembre de 1910, lo siguiente: "El Sr. Presidente hizo uso de la palabra y dijo: Señores Concejales, nos congrega en sesión extraordinaria y si la ley es­tableciera otra más solemne para acontecimientos de gran júbilo, también la hubiera convocado, la próxima visita a nuestro pueblo de un esclarecido hijo suyo. Porque ya sabréis que el Ilmo. Sr. don Niceto Alcalá-Zamora, Director General de Administración Local, honrará a esta población el día de mañana.

                Solo, sin la protección del poderoso que necesita la medicina, por sus méri­tos propios, por su indiscutible talento y tribunicia elocuencia, ha subido muy joven, casi un niño (tiene en este momento treinta y tres años), al alto cargo que desempeña.

                En todas partes: en el Parlamento, en Huelva, Granada y Valencia, donde quiera que se ha oído su arrebatadora palabra y revelado su privilegiada y poderosa inteligencia, ha recibido los homenajes que se tributan a los grandes hombres.

                Nosotros, sus paisanos, los más obligados al aplauso, por una desidia inex­plicable hemos permanecido indiferentes a esos tributos.

                Reparar la falta es, acto de justicia. Manifestarle que le admiramos, que su pueblo le quiere y se enorgullece de tenerle por hijo, es interpretar un senti­miento general, un deseo que palpita en todos los corazones.

            Sin otros merecimientos, el Título de Jefe Superior nuestro determina acuerdos que impone el deber y la cortesía.

                Creo, señores concejales, que serán iniciativas de vuestro agrado y el de nuestros vecinos, todas las que tiendan a honrar a quien nos honra".

Con estas palabras de entusiasmo que rozan el júbilo más gozoso, se acuer­da por unanimidad que la Corporación lo reciba a la entrada del pueblo, que un retrato suyo se coloque en la Sala Capitular y que "en consideración a haber nacido en ella se dé el nombre de "Don Niceto Alcalá-Zamora, a la calle Cánovas del Castillo (Río), y a la Plaza Nueva (Paseíllo) el de Plaza de Cáno­vas del Castillo. De esta manera tenemos la primera fecha en los anales de nuestra historia callejera: el 28 de septiembre de 1910 se produce el primer cambio de calles del siglo que, como hemos detallado, han sido dos simul­táneos.

                El 13 de mayo de 1912, siendo ya Alcalde don Pedro Candil Palomeque, se presenta al Ayuntamiento una moción, por los miembros del mismo, don Juan Bufill (amigo de don Niceto, alcalde en el bienio 1914-16 y diputado a Cortes en las disueltas de 1923), don Juan Camacho y el sindico don Luis Ruiz Santaella, en la que "se honran de proponer que a la inscripción que figura en la lápida de la calle Don Niceto Alcalá-Zamora, se le suprima el "don". Explican detalladamente -todos son nicetistas- "que al hacer esta moción los infrascritos no les impulsa idea de rebajamiento del amigo y paisano ilustre, sino un sentimiento de afecto que tienen más adecuada la expresión en la forma lisa y llana que proponen". Está claro que la forma rimbombante que rozaba un poco la petulancia, en lo que debía ser una cosa sencilla y llana, apartada de todo protocolo, no había gustado al homenajeado. La cosa estaba hecha. "El Ayuntamiento, considerando que con la supresión propuesta queda la inscripción con una expresión familiar y de confianza que caracteriza el trato que sus paisanos tienen a Alcalá-Zamora, acuerda la reforma que la moción comprende".

                En su libro de Memorias[3], cuando don Niceto habla de su consagra­ción como político dice que: "la verdadera divisoria de mi carrera política y consagración parlamentaria no está en noviembre de 1917, cuando por primera vez fui ministro, y sí cinco años largos antes, el 28 de junio de 1912, al combatir en un discurso, que me dio notoriedad, el proyecto sobre mancomu­nidades provinciales. Lo dijo pocos días después en uno de sus típicos artícu­los Mariano de Cavia: aquel día acabó para mí la fase de las esperanzas como diputado joven y empezaba la de realizaciones como personaje: "ya era don Niceto".

                Lo que en una calle por deseo propio se pierde, unos pocos días más tarde, en el Parlamento, por medio de la encendida oratoria, se gana.

                Veintiséis años después de la denominación de la calle -24 de septiembre de 1936- en unas circunstancias totalmente diferentes de sistema político, a propuesta de los Sres. Carrillo- Nuño y Zurita y tras algunas intervenciones de los Sres. Novel Jiménez y el Presidente (don Álvaro Castilla y Abril) se acuerda -entre otros- que la calle conocida por Alcalá-Zamora, se llame en lo sucesivo "Héroes de Toledo". Así se cumplió hasta la última remodelación llevada a cabo bajo la presidencia de don Pedro Sobrados Mostajo, en la que se ha vuelto a recuperar, por primera vez en el siglo XX, el nombre con el que siempre el pueblo la llamó: Río.

                Durante la constitución republicana y siendo Alcalde don Francisco Adame Hernández, -a quien don Niceto recuerda como familiar lejano y de una amistad inquebrantable- se le dio el nombre de Alcalá-Zamora al Insti­tuto de Segunda Enseñanza. Igualmente, al conocido Casino de Priego, bajo la presidencia del mismo Sr. Alcalde Adame, recibió el nombre de Alcalá-Zamora. Ambos fueron suprimidos del mismo modo, en el tiempo y forma que el primero.

                Con la constitución de 1978, y con motivo del primer centenario de su nacimiento se colocó, en la casa de la calle Río donde había nacido, una lápida de mármol con la siguiente lectura: "En esta casa nació Niceto Alcalá-Zamora y Torres, Primer Presidente de la República proclamada el 14 de abril 1931. Homenaje de su pueblo".

                Igualmente, y con suscripción popular, se ha esculpido una estatua en bron­ce con su busto, que a falta de un emplazamiento definitivo se encuentra en el hall del Ayuntamiento. También, en los pasillos se halla de nuevo un magní­fico retrato al óleo de nuestro paisano Adolfo Lozano Sidro.

                Personalmente, creo y espero, que esto haya sido un punto y seguido, y no un punto y final, para la historia de un paisano que fue por tres veces académico -Ciencias Morales y Políticas, Jurisprudencia y Legislación, y Española de la Lengua-, primer presidente del Gobierno Provisional de la Segunda República y Jefe de Estado.



[1] ALCALÁ-ZAMORA, Niceto, ob. cit., pág. 4.

[2] ALCALÁ-Z., etc. pág. 46.

[3] Ídem, pág. 50.

 





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