Aparte de su barroco, sus aguas, sus adarves y su villa, Priego se enorgullece de haber sido cuna de un numeroso ramillete de hijos que le han dado honra y un brillo especial. Su catálogo es muy amplio y abarca casi todas las ramas de la actividad humana.
Conquistadores como Alonso de Carmona que en 1539 acompañó a Hernández de Soto en la expedición de la Florida y escribió una historia del descubrimiento y conquista con el titulo de Peregrinaciones a la Florida y principales sucesos de su conquista. Historiadores como Pedro Alcalá-Zamora y Ruiz de Tienda, autor de Apuntes para una historia de Priego, y Hernando López de Cárdenas, notable historiador, arqueólogo y humanista.
Obispos como fray Lorenzo Suárez de Figueroa, obispo de Sigüenza, Félix Romero Mengíbar, obispo de Jaén y arzobispo de Valladolid. Destacando entre ellos, la personalidad de Antonio Caballero y Góngora (1723-1796), que fue arzobispo de Nueva Granada, hoy Colombia, sucediendo al virrey de Torreal, Díez y Pimienta. Fundó la Diócesis de Antioquía, fomentó la instrucción y la agricultura, y fundó el Instituto de Ciencias Naturales. Dimitió de ambos cargos en 1785, trasladándose a España, donde fue cardenal y obispo de Córdoba. A su muerte hizo importantes donaciones a la iglesia parroquial de la Asunción, donde pueden contemplarse dentro de su artístico y rico tesoro.
En la política, nuestros paisanos han alcanzado las cotas más altas. Niceto Alcalá-Zamora y Torres (18771949) fue el primer presidente del Gobierno Provisional y de la Segunda República Española (1931), y ha sido hasta ahora el español que sin privilegios de nacimiento y por vía de legalidad democrática ha ejercido más tiempo la Jefatura del Estado. Su currículo es ingente. Obtuvo el título de abogado a los diecisiete años, premio extraordinario del Doctorado, oficial letrado del Consejo de Estado, diputado, profesor de la Facultad de Derecho, Subsecretario de Gobernación, Ministro de Fomento y de la Guerra. Perteneció a las academias de Ciencias Morales, Española de la Lengua y de Jurisprudencia y Legislación. Se distinguió por su oratoria y es autor de más de treinta títulos. Murió en Buenos Aires, donde estaba exiliado. Sus restos han sido trasladados a Madrid.
También hemos tenido numerosos diputados, senadores, y gobernadores civiles. En el ámbito local, y dentro la primera mitad del siglo XX, podemos destacar a los alcaldes José Tomás Valverde Castilla, que canalizó las aguas de la Fuente de la Salud y a Francisco Adame Hernández, creador del primer instituto de Enseñanza Media.
De la ciudad que vivía el barroco habían de nacer muchos artistas que dejaran su impronta en nuestras iglesias.
Juan de Dios Santaella y Roldán (1718-1802) que intervino en las remodelaciones de la iglesia de San Francisco y de la iglesia de la Aurora. Su obra más importar es la capilla de las Angustias.
Francisco Javier Pedrajas (1736-1817), autor de la iglesia de las Mercedes y la obra magna del rococó prieguense: el Sagrario de la Asunción.
Y José Álvarez Cubero (1768-1827) que es el más internacional de nuestros escultores pues fue considerado el mejor artista español neoclásico de su época. Inició sus estudios con su padre y con su padrino Francisco Pedrajas. Continúa en la Academia de Pintura y Escultura de Córdoba y termina su formación, con pensión real, en París y Roma. Es coronado por Napoleón Bonaparte por su magnífico Gamínides. Su obra cumbre es el grupo escultórico llamado La defensa de Zaragoza que se conserva en el Palacio de Bibliotecas y Museos de Madrid. En la Fuente del Rey de nuestra ciudad podemos contemplar el grupo El león luchando con la serpiente que se cree obra de su juventud.
Pedro Alcalá-Zamora Estremera (1856-1912). Era hijo del senador prieguense José Alcalá-Zamora Franco. Estudiante de Derecho en Granada, al quedarse huérfano, y encontrarse dueño de una fabulosa fortuna (más de dos millones de pesetas de aquellos años), viajó por diversos países europeos en plan de príncipe, como Francia, Italia, Suiza y africanos, Egipto, hasta dilapidar la última peseta. Pobre, volvió a España, ingresando en el ejército como soldado raso para no morirse de hambre. Más tarde, en Córdoba, trabaja como director y reportero de periódicos, al mismo tiempo que publica libros de cuentos, dramas, poesía y ayuda a su sueldo traduciendo novelas para importantes editoriales españolas. Logra emplearse como empleado de aduanas y ejerce en Mallorca, Algeciras y Alicante. Una grave enfermedad le hacer volver a Priego donde fallece. Su obra más famosa y editada es un diccionario de Francés-Español.
A Adolfo Lozano Sidro (1872-1935) se le considera el pintor prieguense por excelencia. Estudia en Granada en la academia de Moreno Carbonero y en Madrid recibe influencias de la luminosidad de Sorolla que refleja en sus cuadros Cristo de la Cruz y Aldeano de Castilla. Pero pronto adquiere un estilo propio y destaca como pintor costumbrista, retratando el ambiente del gran mundo de Madrid en los comienzos de siglo con obras como El Cortejo de la Reina María Cristina, El Paseo, El Baile, etc., y pintando igualmente escenas populares como Plaza de Priego, Feria de Priego, donde, a veces, ironizaba el ambiente social y caricaturizaba a sus personajes. Igualmente tiene importancia su labor como ilustrador en la revista Blanco y Negro.
Carlos Valverde López (1856-1941) es el mejor de nuestros literatos. Autor dramático de numerosas obras teatrales como Los Espúreos, y libretos de zarzuela como El dómine con música de Laureano Cano. Fue galardonado con la flor natural en numerosos certámenes literarios. De su ingente obra poética destacamos su Canto a las feas, una de sus tantas magistrales composiciones. En 1922 publica en Málaga su novela Gaspar de Montellano, en la que se bosquejan los gustos y las costumbres de su ciudad natal en los finales del siglo XIX.
Actualmente nuestra ciudad asiste a un renacimiento cultural jamás conocido. Pintores, escultores, historiadores, novelistas, poetas, periodistas, catedráticos e investigadores en diversos campos, forman un grupo que, junto con las diversas y variadas asociaciones culturales, hacen de Priego una ciudad de un gran brillo cultural.
