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MEMORIAS DESORDENADAS - Diario 2000

CARNAVALES 2000

Notas sobre los Carnavales.



 

                © Enrique Alcalá Ortiz

 

 

Desde las dos de la tarde había cola en la taquilla del Teatro Victoria para sacar las entradas de la edición de los terceros encuentros de murgas y chirigotas que organiza el Ayuntamiento. Después de las numerosas protestas que se produjeron el año pasado en la taquilla (hubo personas que compraron más de veinte entradas), este año no daban más que dos por persona. Así que no es de extrañar que tres horas antes ya hubiera gente esperando que dieran las cinco para poder comprar su asiento. Excepto algunos caras que no respetan el orden no se produjeron graves alborotos, y esto que la policía municipal no apareció hasta que la cola iba ya por la mitad. No previeron que la cola se formaría tan temprano. Si bien en poco más de media hora, estaba todo el aforo vendido.

 

         Asistir al teatro en esta noche de Carnaval se está convirtiendo en un privilegio. La demanda es enorme. Amigos y familiares quieren ver a los suyos en directo. Y eso que este año las autoridades habían hecho el esfuerzo de emitir en directo el espectáculo a través del CANAL 2 de Andalucía. En esta edición se nota la mano del nuevo equipo municipal, salido en las últimas elecciones de junio. El teatro estaba adornado con gusto. En la calle y vestíbulo, colgantes de serpentinas coloreaban la llegada de los asistentes y dentro de recinto, mascarones de la Fuente del Rey y antifaces gigantes denunciaban las fiestas que se conmemoraban. Presidía el escenario el cartel anunciador, elegido en concurso ganado por el maestro Mariano Vindel (de escuela y diseño por ordenador.) Azafatas con tarjetas identificativas en el pecho estaban atentas para solucionar cualquier problema. Público y actuantes acudieron con prontitud a la cita, si bien no es normal que se empiece a su hora, el cuarto de hora de retraso no hay quien lo quite. Por empezar a tiempo, los toros y algunas misas, que no todas.

 

         Las dos murgas infantiles y las cinco de mayores han tocado diversos temas, si bien el más repetido ha sido la persona del señor alcalde, Tomás Delgado Toro. Su figura y gestión han sido criticadas hasta el hartazgo. Nadie le ha alabado una realización, que han sido muchas. Si han salido a colisión es para criticarlas:

 

                   Al alcalde de mi pueblo

                   Le llamamos la Viagra,

                   To lo tiene levantao,

                   Menos lo que hace falta.

 

         Se refieren al monumento a don Niceto del Paseíllo, el arreglo de la Ribera y la pavimento de numerosas calles. Le siguen la crítica al Belén que pusieron por Navidad con la Virgen volando por los cielos. Fervorosos feligreses se escandalizaron cuando sobre una nube, encima de Jesús y de su casto esposo pusieron el grito en el cielo hasta que la bajaron al nivel de los demás miembros de su sagrada familia.

 

         Otro tema destacado fue el de la campana o mejor campanazo. El hecho ocurrió en octubre del año pasado. Concretamente el día 12 de octubre. Fecha señalada en nuestro calendario de celebraciones. Mientras las campanas electrificadas de la Asunción volteaban su sonido broncíneo llamando a misa a los fieles, una de ellas rompió sus ataduras de siglos y atravesando el techo, como el dedo que se introduce en la tarta, se incrustó en el suelo, cambiando su sonido habitual por el de un terremoto mientras una columna de polvo llenaba todo el recinto y llevaba el terror a los pocos fieles que afortunadamente había en el templo que cambiaron su oraciones en muecas de terror. Afortunadamente no hubo daños físicos a las personas. Hueco en el techo, hoyo en el suelo y raja en la campana. Medios de información nacionales y extranjeros comentaron el suceso. Es raro, por lo visto, que se caigan las campanas de los campanarios.

 

                   La campana de la Iglesia

                   Esta tarde no ha tocao,

                   Se ha colao por el techo    

                   Y en el suelo se ha clavao.

 

         Por lo pronto el párroco, Pedro Crespo, con muy buen criterio, la ha dejado tal cual, ha colocado una valla alrededor y puesto un cepillo para pedir para otra campana. Seguro que con lo que saque podrá construir varias.

 

         Una de las chirigotas participantes, concretamente la llamada ¡No me lamas!, hacia las dos de la mañana se paró en mi puerta y me hizo el honor de cantarnos todo su repertorio. La mayoría son amigos de mi mujer y míos ya que son componentes de la Coral Alonso Cano. Ellos antes ya se habían aprovechado de mis conocimientos informáticos, pues le hice en mi ordenador el medallón que lucían colgado al cuello. Una por otra, la ropa se lava y se tiende a secar con el calor de la amistad.





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