INICIO
 CURRÍCULO  
 NOTAS BIOGRÁFICAS  
 CRONISTA OFICIAL  
 ARTÍCULOS  
 LIBROS  
 FOTOTECA  
 ADARVE FOTOGRÁFICO  
 ENVÍA TUS FOTOS 
 VÍDEOS 
 NOTICIAS DE PRIEGO 
 ENLÁCENOS 
 LIBRO DE VISITAS 
 BLOG 

 

09.14. ARCHIVO FOTOGRÁFICO EN PAPEL DE LA "ASOCIACIÓN CULTURAL ADARVE". (Tomo III)

 




Visitas
desde el 1 de mayo 2007
Historia de Priego de Andalucía - Un lugar de descanso

4. SANTO CRISTO: UN CAMPOSANTO QUE SE QUEDA PEQUEÑO

Circunstancias de la creación del cementerio en el año 1869.

 



                                                                                                                                 © Enrique Alcalá Ortiz 

  E

l proceso de creación de nuestro actual cementerio fue largo y dificultoso, debido a dos causas fundamentales: la lentitud con que funcionaba la admi­nistración en el siglo XIX, y la penuria económica, que rozaba la bancarrota, en las que se desenvolvía el exiguo presupuesto del Municipio. Después de numerosos trámites con el arquitecto oficial del Gobierno Civil, se recibe, en marzo de 1865, un proyecto para la construcción del nuevo cementerio cuyo coste de ejecución asciende a 150.000 pesetas[8]. El Ayuntamiento, que como buena ama de casa llevaba varios años haciendo economías, sólo había conseguido librar hasta esa fecha 110.000 reales, vista la necesidad perentoria que se tenía de un nuevo cementerio. Se devuelve al Gobernador Civil el expediente del proyecto, para que el arquitecto de la provincia forme nuevos planos con la condición de que su coste no exceda a los diez mil duros (dos­cientos mil reales).

         Se construye, por fin, con este presupuesto siendo Alcalde don Antonio de la Barrera[9]. En la puerta de entrada se exhibe el año 1868, pero su inaugura­ción oficial, según consta en acta[10], data del 30 de octubre de 1869, fecha concreta en la que se comienza la administración del inmueble. Habían de pasar muchas décadas para que el Ayuntamiento realizara un servicio que le produjera algún beneficio, siendo éste el único que administró directamente con algún movimiento de caja. El Alcalde siguiente, don José Arriero Man­jón, compró con destino a las dependencias del cementerio, y por la cantidad total de 275 reales, -68 pesetas y pico- cinco escaños, diez cuadros, tres sillones y dos mesas[11].

        Se habían quedado ya atrás definitivamente los enterramientos en las iglesias y el viejo que existía en el valle de San Luis[12], junto a su ermita. El Ayuntamiento del año 1874 presidido por Narciso Arjona López forma expediente de acusación en el Juzgado de Primera Instancia, porque el Ayuntamiento precedente, de tendencia federal, había vendido el viejo cementerio y la ermita, y no se había ingresado en caja su importe, demostrán­dose que se había realizado la venta en condiciones no legales[13]. Documen­talmente no sabemos cuál era la ubicación exacta del cementerio de San Luis. Por tradición se nos dice que estaba situado en la entrada del camino del cementerio, donde actualmente está la fábrica refinadora de aceite.

         La primera descripción del cementerio se debe a don Carlos Valverde: "cuatro tapias, una cruz, una capilla, una cripta, varios cipreses, muchas flores y más muertos que flores"[14]. En este rectángulo primitivo, de aproxi­madamente 9.000 metros cuadrados de extensión, se han construido por parte del Ayuntamiento 2.548 nichos, y la Hermandad de la Caridad posee 520, que los construyó el año 1872 con los donativos de los hermanos. Bovedillas en tierras hay 470 y panteones familiares 31.

         Excepto la puerta de entrada, construida de hierro, el aspecto exterior del cementerio denota la escasez de medios económicos con los que fue construi­do. Sobre los vértices de sus esquinas se han colocado algunos remates pé­treos, que denotan cierta intención monumental y artística, que no posee su aspecto exterior. En nuestro cementerio se pueden distinguir dos divisiones principales: los nichos y parcelas que se destinan a la venta y alquiler y la fosa común, destinada a los pobres de solemnidad. (En los tres últimos años, solamente se ha enterrado a una persona). A estas partes había que añadir, hasta el Concilio Vaticano 11, otra dependencia más, fruto de una discrimina­ción que afortunadamente, con buena lógica y mejor sentido ecuménico y cristiano, se ha suprimido: el departamento civil. En él eran automáticamente enterrados, privados de sepultura eclesiástica, los que mandaban, por testamento, que su cuerpo fuese quemado, los que hubieran muerto sin el bautismo, los afiliados a una secta herética, cismática o masónica, los suicidas y los muertos en duelo[15]. Casi todos los cadáveres existentes en el cemente­rio civil se han exhumado y se han trasladado a los nichos normales. Los restos que aún quedan son porque ningún familiar los ha reclamado. La mayoría de los que estaban en el cementerio civil eran suicidas. Los enterra­mientos de éstos y algunos casos de Testigos de Jehová existentes, están hoy confundidos con los de los católicos mayoritarios.

         Menos el muro de entrada, los tres restantes están prácticamente circunvala­dos de nichos, llamados de San Antonio. Veintiséis años después de su levantamiento, el muro lateral izquierdo estaba derruido dando acceso a personas y animales que profanaban las sepulturas, por lo que hubo de afirmarlo y levantarlo, quedando en perfectas condiciones[16]. Poco a poco se han ido construyendo nuevos nichos. En los años 1930, 1934 y actualmente, hasta conseguir el aspecto de pueblo urbanizado que tienen las calles-nicheras de San Luis, San Luis A, San Luis B y San Luis C.

        Si un día nos decidimos a comprar uno de los nichos que construye el Ayuntamiento por contrata, debemos saber que los de primera y segunda fila empezando por abajo, cuestan 30.000 pesetas y las restantes filas 25.000 pesetas. Si desea comprar terreno para una bovedilla o un panteón, el precio es de 50.000 pesetas el' metro cuadrado, y tendrá que pagar además 500 pesetas anuales por cada metro cuadrado en concepto de vigilancia. Si lo que se trata es de alquilar un nicho, en este caso pagaría la cantidad de 7050 pesetas, que le dan derecho a cinco años de alquiler. Renovables, quinquenalmente, tantas veces como desee[17]. Estos precios han sufrido la inflación que ha expe­rimentado el coste de la vida. En 1869, el precio de un metro cuadrado era 4 escudos 500 milésimas, y diez años más tarde se fijó en 50 pesetas el metro cuadrado[18]. Tarifas que hacen que en el suelo se hagan muy pocos ente­rramientos. Cinco a seis al año, los demás, de los 130 a 140 que anualmente se efectúan, se realizan en los nichos, de los que existen unos cincuenta vacíos. Faltarían a corto plazo, si no fuera porque muchos difuntos son enterrados con sus familiares, ya que la media de permanencia es alta, pues los prieguen­ses gustan de mantener a sus difuntos por muchos años, haciéndose tan sólo de 10 a 15 exhumaciones anuales. Los restos más antiguos que nos hemos encontrado pertenecen a don Pedro Alcalá-Zamora y son del año 1850, antes de la creación del cementerio. Sus cenizas, pues, fueron trasladadas allí posteriormente.

         Las dependencias del cementerio consisten en una sola conserjería, que realiza más bien la función de sala de múltiples, pues hace las veces de sala de visitas, archivo, oficina, almacén transitorio y cuarto de estar. Y una sala de autopsias para realizar las 5 ó 6 que se hacen a los que mueren en circuns­tancias especiales, que generalmente suelen ser suicidios, casi todos ahor­cados.

         En nuestro cementerio existen tres capillas: una privada que está en el panteón de la familia Luque, otra que pertenece a la Hermandad de la Caridad y otra municipal. Son muchas capillas para los pocos oficios religio­sos que allí se celebran. Estos consisten en sendas misas por la mañana y por la tarde el Día de Todos los Santos y el Día de los Difuntos, y una novena de ánimas que se hace desde el 1 al 9 de noviembre, diciéndose después una misa durante todo el novenario.

         El devenir político y religioso ha incidido sobre la silenciosa historia del cementerio. En 1895 la autoridad municipal recibe una denuncia de Córdoba que estaba secundada por el clero local porque "la iglesia (del cementerio) lugar sagrado estaba destinada a dormitorio de sepulcro y allí donde debían levantarse las oraciones de los creyentes, se levantaban monumentos a la crápula, al desorden y al vicio"[19]. Para evitarlo se varían las puertas al objeto de que la iglesia quede aislada, y se repara al mismo tiempo el tejado. Se consigna en los presupuestos -24-6-1895-, una plaza de capellán que servirá también para el hospital de San Juan de Dios. Aunque en 1906 se trató de laicizar los cementerios[20], esto no se consigue hasta la II República. En diciembre de 1931, siguiendo órdenes del Ministerio de Justicia, y por razones de secularización, se suprime el cargo de capellán del cementerio, que lo ejercía en este momento don Antonio Arjona Villena, y se crea en su lugar el de conserje de dicho establecimiento que será común para católicos y acatólicos, acordándose lo anterior por unanimidad[21]. El 6 de febrero de 1932 es aprobado el proyecto de secularización de cementerios. "Los cemente­rios municipales serán comunes para todos los ciudadanos sin diferencias fundadas en motivos confesionales". Comenzaba un proceso de moderni­zación. En Priego, se instala en el edificio municipal una oficina para que "el capellán, aparte sus deberes religiosos para con el cargo, acudirá a la oficina todos los días laborables y durante las horas que el señor Alcalde señale para el mejor servicio..."[22]. Durante este período se producen también algunos brotes del sentido anticlerical que en estos momentos se proyecta en la sociedad española. De esta forma se aprueba, con el voto en contra de la minoría socialista, que las exequias fúnebres se sigan haciendo "como es costumbre", al objeto de respetar la libertad individual de las personas[23]. Pero en 1933 son los socialistas los que proponen que se repare la iglesia del cementerio, ya que se encuentra en estado ruinoso, y esto "haciendo constar que el hacer esa manifestación es por respeto a todas las ideologías...[24]. Con Franco se restituyeron a los cementerios su carácter sagrado. El gestor de la Alcaldía don Francisco Gómez Porcel puso en el cargo a don Manuel Ariza Aguilera, a pesar de que la plaza le correspondía a don Antonio Arjona, pero éste no es aceptado en el nuevo régimen, quizá por sus ideas un poco más liberales. Don Antonio Arjona recurre y pleitea ante el Juzgado y el Obispado. El Obispo manda un oficio al Ayuntamiento en el que comunica que por tratarse de un cargo eclesiástico, el nombramiento de capellán del cementerio corresponde al Sr. Obispo, "si bien ese Excmo. Ayuntamiento puede proponer a Su Excma. Rvdma, el sacerdote que a su juicio parezca más apto"[25]. Don Manuel Ariza sigue en el cargo que estuvo ejerciendo hasta su muerte acaecida el año 1962. A don Antonio Arjona, como pensión, le dieron la tercera parte del exiguo sueldo. A don Manuel Ariza le sucedió en el cargo don Ángel Carrillo que lo ejerció durante muy poco tiempo, porque la plaza fue suprimida.

         No todos los nichos que enajena el Ayuntamiento son por ventas o alquiler. El artículo 15 del Reglamento de 1869 dice que "los individuos del Municipio que fallezcan en el ejercicio de su cargo disfrutarán de bovedillas a perpetui­dad sin exigirse el pago de éstas". En el año 1928, a petición de la superiora del colegio Nuestra Señora de las Angustias, visto el informe favorable del capellán, se le concede a la comunidad cuatro nichos a perpetuidad[26]. Y en el 1936, en los nichos recién construidos por la República, "se acuerda conceder sepultura gratuita en propiedad a todas las víctimas que cause la lucha entablada por nuestro glorioso ejército por la salvación de la Patria... "[27] .

        Ante la vida que se posee, la muerte es un absurdo incomprensible e insuperable, y como tal, se la suele mantener apartada, y se la ahuyenta cuando se acerca el embrollado campo de los pensamientos de nuestra mente. Aunque a veces resulte paradójico, la filosofía y la religión han fundamentado toda su teoría en este accidente. 0 a la inversa, estas aparecen cuando el mono sapiens empieza a pensar en el fin de la vida como un punto terminal de su existencia.

         El crecimiento del cementerio, tal y como se viene produciendo, sigue las mismas pautas de hacinamiento y aglomeración del poblamiento urbano. Ya enterramos a pocos difuntos. Mejor dicho, ponemos bajo tierra. En horroro­sas avenidas de nichos cuadriculados, enladrillamos, enyesamos y entabica­mos a nuestros difuntos. Deformando el verso del poeta, podría gritar, a pulmón abierto, con él: ¡Dios mío, qué juntos ponemos a los muertos!

[8] A.M.P.: Acta del 20 de marzo de 1865.

[9] Véase: Alcaldes arriba, alcaldes abajo, donde damos algunas notas de su biografía.

[10] A.M.P: Acta del 8 de agosto de 1910.

[11] A.M.P.: Acta del 30 de septiembre de 1870.

[12] RAMÍREZ Y DE LAS CASAS-DEZA, Luis, en su libro Corografía de la provincia de Córdoba, pá­gina 383, dice lo siguiente: "San Luis. Está agregada al cementerio que se hizo en un huerto y se bendijo en 13 de junio de 1817. Es muy reducido con respecto al vecindario, por lo que se está constru­yendo otra, aunque no con las mejores condiciones?.

[13] A.M.P.: Acta del 2 de marzo de 1874.

[14] VALVERDE LÓPEZ, Carlos: Gaspar de Montellano, Edición del periódico ?Adarve?, pág. 75.  

[15] Código de Derecho Canónico, Biblioteca de Autores Cristianos, artículos 1203, 1 239 y 1240. Madrid, 1951.

[16] A.M.P.: Acta del 6 de abril de 1895.

[17] En la sesión ordinaria celebrada el día 1 de octubre de 1985 se acordaron nuevos pre­cios para el servicio del cementerio municipal. Panteones: Concesión de terrenos a plazo máximo, 50.000 pts. el metro cuadrado. Por apertura para inhumación de cadáver o restos 6.000 pesetas. Canon de vigilancia por año y metro cuadrado 500 pesetas. Ni­chos: Concesión a plazo máximo. De la 1 ° y 2' fila 37.500 pesetas. De la 3 ° y 4 ° fila 30.000 pesetas. Concesión de un nicho por cinco años 6.250 pesetas. Renovaciones, cada una 8.750 pesetas. Bovedillas: A plazo máximo para adultos 8.750 pesetas. Para párvulos 3.750 pesetas. Concesión por cinco años 2.500 pesetas. Departamento de la Hermandad de la Caridad: por cada inhumación 1.000 pesetas. 

[18] Reglamento del Cementerio de/año 1869, artículo 3, y renovación del artículo 3.

[19] A.M.P.: Acta del 2 de marzo de 1874. Llevaba razón, y esta nota lo confirma, el hospe­daje en el cementerio de Gaspar de Montellano, héroe de la novela de don Carlos Valver­de López. Véase en este mismo capítulo el apartado: "El triste sino de unos sepulture­ros ".

[20] LLORCA, Bernardino, S.J.: Manual de la Historia Eclesiástica, Editorial Labor. Barcelona, 1951.

[21] A.M.P.: Acta del 5 de diciembre de 1931. 

[22] A.M.P.: Acta del 2 de marzo de 1931.

[23] A.M.P.: Acta del 2 de julio de 1932.

[24] A.M.P.: Acta del 6 de mayo de 1933.

[25] A.M.P.: Acta del 11 de febrero de 1939.

[26] A.M.P.: Acta del 7 de abril de 1928.

[27] A.M.P.: Acta del 24 de septiembre de 1936.





1021 Veces visto - Versión para Imprimir




Libro de
Visitas


Colabora con tus fotos



Buscador de Artículos



[INICIO] | [CURRÍCULO] | [BIOGRAFÍA] | [CRONISTA OFICIAL] | [ARTÍCULOS] | [LIBROS] | [FOTOTECA] | [ADARVE FOTOGRÁFICO]
[ENLÁCENOS] | [LIBRO DE VISITAS] | [ENVÍA TUS FOTOS] | [BLOG]


Diseño Web: © dEle2007