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12.059. VIDA ARTÍSTICA Y OBRAS DE A. J. BARRIENTOS

 




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Historia de Priego de Andalucía - Luz por el sistema de electricidad

4. LOS PRIMEROS CHISPAZOS

Se dieron en el año 1893.



© Enrique Alcalá Ortiz

 

 

        U

 n nacimiento fatigoso, clásico de la época, podríamos decir que tuvo el proceso de instalación de la luz por el sistema de electricidad. Rodean muchos cirujanos, a esa madre deslumbrante, dispuestos a ayudar a dar la luz, llenos de inquietudes profesionales y económicas, pero al final el pez grande se traga al pequeño, cumpliendo de una forma exacta esta ley de la naturaleza salvaje y civilizada que es extrapolable al mundo de la economía. Quizá el hecho de intentar por dos veces vecinos del pueblo producir electricidad para alumbrado, hizo que se retardara el proyecto definitivo varios años, pues desde el primer relámpago eléctrico hasta la instalación de una forma defini­tiva transcurrieron once largos años de gestación.

        El primer intento partió de don Juan Pedro Prouvat de Guery, un francés llegado a Priego en abril de 1893. Reunió en el Casino a los posibles empre­sarios y convenció finalmente a D. Carlos Valverde y a su cuñado D. José Luis Castilla de que era posible la instalación de una central hidroeléctrica (la primera en el mundo se instaló en el año 1875) en los molinos de harina denominados fábrica de San Antonio, en la Ribera de Molinos, junto al Recreo de Castilla, y para ello había que unificar la caída del agua procedente de la Fuente del Rey, prometiéndole una potencia suficiente para alimentar 800 lámparas de 16 bujías[1]. Se hace rápidamente el contrato con la casa Planas Flaquer, de Gerona, que comprendía todo el proceso del montaje de la central, desde material a instalación, por un importe de 55.000 pesetas, pero al llegar el mismo Sr. Flaquer a Priego hizo nuevos cálculos y les dijo que solamente de 400 a 500 lámparas se podrían alimentar, aunque la Casa sólo se comprometía con 300[2].

        Tan deprisa iba el asunto que unos días después de la charla del Casino, se presenta en el Ayuntamiento (29-abril-1893) por el citado ingeniero electricista D. Juan Pedro Prouvet, una instancia pidiendo que se le autorice poner en esta población una fábrica de luz eléctrica. Sería este, pues, el primer intento que se realiza de una forma oficial. Regía entonces la barca municipal el liberal don Francisco González de Molina, quien precisamente acababa de sustituir al conservador don Carlos Valverde, coempresario de este primer encendido. Tres días después de la petición se concede la autorización pedida, con la condición de que la compañía no obligue a los vecinos a "que admitan postes para colocar cables eléctricos u otros efectos en sus casas respectivas, así como tampoco sea interrumpida la vía pública". Unas semanas más tarde el ingeniero presenta un pliego de condiciones generales y se empieza febrilmente a hacer el tendido de la red eléctrica. En diciembre de este año de 1893 los empresarios, en un besalamano, piden permiso para instalar en el edificio de San Pedro, propiedad del Ayuntamiento, aisladores para colocar los cables conductores de la corriente[3]. Se continúa la instalación durante todo el primer trimestre de 1894, más las expectativas eran de lo más pesimistas, ya que nuevos cálculos efectuados daban una potencia con la que escasamente podrían abastecer cien lámparas.

         Y llega al fin el día soñado, 3 de abril de 1894, fecha que ha de ser grabada en oro en los anales del pueblo de Priego, cuando se ponen en funcionamiento la fábrica eléctrica y lucen las primeras bombillas del nuevo sistema de iluminación. Pero esta fecha histórica para los prieguenses fue triste para los empresarios al ver que apenas lucían 80 lámparas y comprobar que la explota­ción del servicio no podría ser rentable. Más tarde se hicieron nuevas pruebas que resultaron fallidas y se acabó rescindiendo el contrato.  Hemos visto un primer destello eléctrico que resultó ser un fuego fatuo. Desde el desencanto escribe don Carlos Valverde: "A tal fracaso nos llevó aquel D. Pedro de mis pecados, a quien Dios perdone los suyos, que no serán pocos".



[1] Bujía, es una unidad que se usa para medir la intensidad de un foco de luz artificial.

[2] Véase para mayor información las citadas Memorias íntimas y populares, en los años 1893, 1894, de donde sacamos la mayoría de los datos sobre este punto.

[3] A.M.P.: Actas de los días 1 de mayo, 5 de junio y 18 de diciembre de 1893.

 





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