CORAZÓN DE JESÚS. DE PRIEGO.- En la morada de la piadosa señora doña Aurora Bufill Galán se ha verificado la solemne entronización del Corazón de Jesús.

         Reunidos los invitados, autoridades, clero y otras principales personas de la población en la planta baja de la casa, se procedió a la bendición de la imagen por el R.P. Daniel María de Riaño, venido de Córdoba a tal efecto.

         Después se organizó la procesión y, a los acordes de la Marcha real y en medio de grandísimo entusiasmo fue conducida por la familia al lugar destinado en un hermoso oratorio construido con delicadeza y gusto exquisito.

         Seguidamente leyó la dueña de la casa el acta de consagración del Corazón Divino. A continuación se cantó un himno por la capilla de música de la población.

         Concluidas las preces, el R.P. Daniel dirigió a los concurrentes una sentida plática, en la que tuvo párrafos muy inspirados, alusivos al acto.

         Terminó afirmando que estos actos de la entronización, como todos los demás de la Religión católica, son el beso de la fe y del amor con que el pueblo cristiano correspondió a aquel otro que Cristo nos diera desde la Cruz y nos sigue dando todos los días desde el Sagrario. El citado padre fue muy felicitado.

         Finalizado el acto, fueron obsequiados los invitados espléndidamente en las habitaciones de la casa de doña Pilar Bufill, quien, en unión de su hermana doña Aurora y demás personas de la familia, hizo los honores de la casa, saliendo todos muy complacidos.

         Felicitamos por este acto a la dueña de la casa y demás familia de Bufill, cuya piedad es admirada por todos y hacemos votos porque semejantes manifestaciones de fe católica se repitan con frecuencia. C. (1916). 

EL ARCIPRESTE DE PRIEGO.- A la avanzada edad de setenta y cinco años y confortado con los Santos Sacramentos y la Bendición Apostólica, ha entregado ayer su alma al Creador el virtuoso sacerdote y abogado don Evaristo Meléndez Alarcón, arcipreste de Priego y Rector y Cura propio de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de aquel pueblo.

         Hace algún tiempo que por sus muchos achaques y falta de salud el señor Meléndez Alarcón vivía alejado del ministerio parroquial; pero su labor de cuarenta años en el mismo había sido tan meritoria y ejemplar que a buen seguro que a estas horas habrá recogido la saludable recompensa en el cielo.

         Dotado de una inteligencia privilegiada y de un talento envidiable era tan versado en las ciencias teológicas cuanto en las que constituyen el derecho civil.

         Su mucha virtud, su firmeza de carácter y su reconocida piedad, eran motivo de que tanto sus feligreses como las personas que le trataban, le respetasen profundamente.

         Reciban sus deudos el más sentido pésame de esta redacción que muy singularmente le envía al reverendo padre Julio Alarcón, S.I., y al beneficiado de Badajoz don Ramón, ambos primos de finado.

         Hoy a las diez y media se verificarán los funerales en la parroquia de San Pedro y seguidamente el entierro de su cadáver.

         Descanse en paz. (1920). 

ACTOS FÚNEBRES.- A las once de la mañana de celebraron ayer en la parroquial de San Pedro solemnes funerales en sufragio por el alma del virtuoso sacerdote don Evaristo Meléndez Alarcón.

         Ante al altar mayor figuraban sobre un túmulo las insignias sacerdotales rodeadas de hachones.

         Después de la vigilia y misa de réquiem fue el clero acompañado de numerosos ministros a la casa mortuoria levantando el cadáver y conduciéndole descubierto y en el féretro de eclesiásticos a la capilla de cementerio de San Rafael donde quedó provisionalmente depositado hasta la tarde que recibió cristiana sepultura en panteón de familia.

         En el bando del duelo figuraban los señores don Francisco Muñoz Romero, párroco de San Pedro; don José Guzmán Ajenjo, director espiritual del finado; don José María Rey, albacea testamentario del mismo; don Juan Díaz Moreno, párroco de San Nicolás; el P. Navarro de la Compañía de Jesús, don Juan Bautista del Pozo y don Diego del Pino Lozano, presbíteros, y por la familia doliente don José Carrillo Pérez, don Julio Alarcón García, don Bernardo y don Juan Alba Pulido.

         Una comitiva de vecinos de Priego formada por los señores don Francisco Merino Pareja, don Carlos Fernández, don Alfonso Cruz, don Antonio Marín y don Manuel González, acudieron por la mañana a la capilla ardiente a velar el cadáver del que durante tantos años, fue su celoso párroco, asistiendo después a los funerales.

         Descanse en paz el alma del anciano clérigo, modelo de sacerdotes virtuosos. (1920).

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