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07.09. ZANCADILLAS Y TROPEZONES

 




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Historia de Priego de Andalucía - Crónica negra de Priego según los diarios cordobeses

21. SUCESOS

Sucesos variados recopilados en el "Diario de Córdoba". (1856-1956).



© Enrique Alcalá Ortiz
 

JUICIO ORAL.- Mañana, ante la sección segunda de esta Audiencia, se celebrarán las vistas en juicio oral y público de la causa instruida en el juzgado de Priego, por lesiones, contra Rafael Mérida Gallardo, a quien defenderá el abogado señor Castejón y representará el procurador señor Caballero. (1903). 

SUCESO SANGRIENTO.- Cuando se estaba celebrando la rifa de los regalos que hacen a la hermandad de la Soledad, ocurrió un suceso sangriento al lado de la fuente que hay en la calle Carrera del  Águila.

         Dos jóvenes, llamados Pedro Párraga y Manuel Marín Luque, se ofendieron de palabras, y luchando enseguida cayeron al suelo.

         Entonces Marín dio una puñalada en el pecho al  Párraga, teniendo la herida cuatro centímetros de profundidad y calificada de pronóstico reservado.

         El agresor fue conducido a la cárcel y el herido al hospital, donde se le practicó la primera cura.

         La actividad del señor juez de instrucción, don Julio Rodríguez, del forense don Rafael Entrena y del jefe de orden público don José Barranco es digna de elogio por el celo que tienen en cumplimiento de su deber.

         GUERRERO. 24 mayo 1903. 

EL ROBO DE BAENA.- La Guardia civil del puesto de Baena ha comunicado al Gobernador los siguientes detalles, que no publicamos ayer por falta de espacio, del robo efectuado durante la noche del 20 de actual en el cortijo del Barranco, de aquel término, por una partida de malhechores:

         En la tarde de dicho día se presentaron en expresada finca cinco hombres, cuatro de ellos a caballo y otro montado en las ancas de una de las caballerías, tres armados de tercerolas, y empleando las mejores formas preguntaron si vendían algún ganado a la esposa del dueño de la finca que había quedado, durante la ausencia de su esposo, acompañada de sus hijos, entre ellos uno de más de veinte años, y por dos criados, y al contestarles negativamente suplicaron que les dieran algo de comer, como así lo hicieron, mostrando gran empeño en abonar su importe, a lo que no accedió la dueña, y continuaron en amistosa conversación hasta que a las ocho de la noche, al ir uno de los criados a dar pienso al ganado del cortijo, le acompañó uno de los desconocidos, a fin de hacer lo mismo con sus caballos, y una vez en la cuadra, le intimó con un revólver a que no hiciese resistencia y se dejase amarrar, al mismo tiempo que los que se habían quedado en la cocina amarraban a otro criado y al hijo del dueño, teniendo cuidado de colocar prendas de ropa y paja debajo de sus cabezas para que no se lastimasen.

         Hecha esta operación, exigieron a la dueña que les entregase las 20.000 pesetas que, procedentes de la venta de un cortijo en Priego, tenía en su poder, citando hasta la clase de moneda que debía estar dicha cantidad. Tras débil resistencia de palabras, pero sin que los ladrones le hicieran daño alguno, entregó la mujer siete billetes de mil pesetas, dos de quinientas y unos cien duros en plata, que estaban guardados en una arquilla debajo de los pies de la cama del matrimonio.

         Suponiendo los malhechores que había en la finca más cantidad de dinero, registraron minuciosamente toda la casa, encontrando cuarenta duros, que en su habitación tenía guardados la hija mayor, joven de 15 a 19 años, y al lamentarse ésta de que también se llevaban sus ahorros le devolvieron siete duros, tratando a la joven, como al resto de la familia, con toda clase de miramientos, hasta el punto de que uno de los ladrones, al ver que la dueña iba a dar de pecho a un niño que tenía en los brazos y que lloraba mucho, le aconsejó que no lo hiciera, porque en el estado en que se encontraba, a causa del sobresalto sufrido, podía perjudicar a la criatura.

         También se llevaron dos escopetas, una de ellas de dos cañones, que tiene grabado el nombre de Francisco Bergillos, y otra de un cañón, un impermeable, unos estribos, una yegua y dos mulos, diciendo a un zagalillo que había en casa que los acompañase, y cuando estuvieron a cierta distancia le ordenaron que se marchase y desatara a los que habían dejado amarrados.

         Las caballerías robadas aparecieron al día siguiente en los alrededores de la finca, trabadas con el mayor cuidado, precisamente con las jáquimas que tenían cuando se las llevaron.

         Según antecedente, el dueño del cortijo, don Gabriel Linares Valverde, vendió hace pocos meses en Priego, de donde es natural, una finca en 20.000 pesetas la cual procedía de una herencia, y por dicha venta tuvo varios disgustos con un hermano suyo que reside en Priego, el que diferentes veces le amenazó y juró que no disfrutaría de aquel dinero, del que había colocado, en época muy reciente, la mayor parte a réditos en la ciudad de Baena, quedándose solamente con la cantidad que le han sustraído.

         Tanto los operarios como la familia, que tuvieron tiempo sobrado para examinar las señas de los criminales, aseguran que por sus modales, manera de vestir y otra porción de circunstancias, creen firmemente que sean gente de Priego o de los inmediatos pueblos de Almedinilla o Fuente-Tójar, y uno de ellos casi aseguran que es de la villa de Luque, donde creen haberlo visto en más de una ocasión.

         Las fuerzas del puesto de Baena y de los inmediatos, practican activas diligencias para el descubrimiento y captura de los citados criminales. (1904). 

SUICIDIO.- En Málaga se ha suicidado arrojándose al mar, el vecino de Priego, Francisco Galán del Pino. (1904). 

ECOS DE PRIEGO.- DISPAROS.- CACHEOS.- En la noche de 26 del mes actual, a las nueve y media, en la carrera de las Monjas, frente a la casa del subdelegado de farmacia don Francisco Alguacil, se sintieron dos detonaciones de arma de fuego.

         El hecho produjo gran alarma, y un gentío inmenso invadió el sitio mencionado, haciendo casi imposible el tránsito por aquella vía.

         Las pesquisas que hicieron los agentes de orden público resultaron deficientes, y el esclarecimiento del hecho se debe al celoso teniente de la Guardia civil y jefe de esta línea don Gerardo Alemán Villalón, quien con su actividad acostumbrada logró detener al autor de los disparos, llamado Ramón Sánchez, de oficio arriero, que declaró haberlos hecho a Rafael Agustín Expósito, por disputa que había surgido entre ambos.

         El Ramón había escondido el arma en un montón de estiércol de una huerta, y al extraerla se disparó de nuevo, también sin consecuencias.

         Dicho sujeto ingresó en la cárcel, y el arma fue entregada al juzgado.

         ...

         Aquella misma noche se verificó un cacheo, y fueron recogidas numerosas armas.

         Damos nuestro parabién al bizarro oficial de la Guardia civil señor Alemán, y celebramos mucho sus loables disposiciones.

          J. GUERRERO MUÑOZ. (1904).

 





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