Durante los más de 450 años de vida de la Real y Pontificia Archicofradía Sacramental de la Santa Vera Cruz, Ntro. Padre Jesús en la Columna y María Santísima de la Esperanza, son muchos los documentos y escritos que se han ido incorporando a su archivo, pero aún quedan bastantes, perdidos inconcientemente, en bibliotecas privadas o domicilios particulares, cuyos dueños, hoy descendientes de antiguos columnarios, desconocen e ignoran la existencia de los mismos, y su gran valor para ir completando la historia de esta Hermandad, que corre paralela a la de nuestro pueblo.

         Yo mismo he sido uno de los ?ignorantes poseedores? durante muchos años, de una carpeta  polvorienta, de cartón agrietado y gomas pasadas, que estaba preñada de papeles de diferentes tipos y formas, y con el común de estar todos relacionados con la Hermandad de la Columna. La mayoría son documentos contables que abarcan desde los años cincuenta a los setenta del siglo pasado, programas de las fiestas de mayo, facturas, saludas, estampas, etc., pero entre ellos hay  dos  que me han hecho sonreír, y luego pensar.

         Se datan los hechos en 1967, época de crisis intensas en nuestro pueblo,  y por ende en la  Semana Santa y en la gran  mayoría de las cofradías y hermandades.

         Tan gravemente afectó a la Columna, que con posterioridad al suceso que relato, ese mismo año se suspendió por primera vez la ?tradicional rifa de regalos, por la escasa asistencia de personal a la misma?, siendo sustituida por la aportación económica de los hermanos que así lo quisieran hacer.

         Ya habían pasado a mejor gloria aquellos escuadrones  formados por  miembros de las tres Hermandades y presididos por sus correspondientes Capitanes (Nazareno, Columna y Soledad), que vestidos con todo lujo y ornato, eran la envidia de los pueblos de alrededor.

         En cambio, durante esta época de cierre de fábricas y emigración masiva, el escuadrón de romanos y sayones lo conformaban personas que eran retribuidas por las hermandades para que desfilaran y acompañaran en la Procesiones y Prendimiento, pero en 1967, debido a la escasa liquidez económica que se atravesaba,  se decidió no librar cantidad alguna para este concepto, por lo que la hermandad se encontró en la tesitura de no encontrar personal para vestirse de ?romanos?. El problema estaba claro: Voluntarios no habían, y dinero para contratar personal,  menos.

         La noticia de esta situación fue remitida por algún periodista de Priego al diario ?Pueblo?, el cual la publicó como reseña curiosa en su sección correspondiente, pero con la explicación de que los problemas los tenía el Ayuntamiento para encontrar ?a los romanos?, y la causa,  la gran emigración que sufría la comarca.

          A los pocos días, se recibió en nuestra Casa Consistorial el escrito, del que se adjunta copia, en el que un grupo de estudiantes de Madrid se ofrecían para salir de romanos, a cambio de un estipendio, y firmada la misiva por Fernando Narbona, vecino de Madrid,  en representación del grupo estudiantil.

         No existe constancia en las actas de ese año de esta carta ni de esta situación, que como vemos, fue remitida por el entonces alcalde Manuel Alférez, al Hermano Mayor Pedro Candil; y también desconocemos si la misiva fue enviada por la alcaldía a más hermandades, o solo a la Columna.

         Lo único que se puede documentar, es esta solicitud estudiantil, y  la no celebración de la rifa, pues  el programa de fiestas de mayo, así lo confirma.

.        Nuestros cofrades de mayor edad,  recuerdan de forma muy vaga,  que fue cierto este tema, y que ese año apenas salieron penitentes en la procesión del Jueves Santo. En cambio, están seguros de que finalmente no vinieron los estudiantes madrileños a vestirse de nuestros romanos, y que el problema se solucionó  como casi siempre,  y a última hora,  mediante un acuerdo de prorrateo económico entre los miembros de la Junta de Gobierno y algunos hermanos más, para pagar a un menguado escuadrón,  que desfiló en el Prendimiento y en la Procesión del Jueves Santo.

         Por suerte, al  siguiente año, la hermandad pudo disfrutar  de una importante herencia, que le permitió superar esta crisis y afrontar con Esperanza el resurgimiento de nuestra Semana Santa, que se produjo en los siguientes lustros.

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