© Enrique Alcalá Ortiz

         Desvalido y desconcertado por la dimisión irrevocable del primer director, el presidente Francisco Durán Alcalá, buscando y preguntando, dio con un profesor americano que pasaba en Córdoba un año sabático dedicado a investigar y componer diversas obras musicales. Su nombre era Fred Thayer. Quien acepta la propuesta.

         El nuevo director es licenciado en Composición Musical y doctorado en Arte Musical por la Universidad de Cornell. Es director de ?Lycoming Collage?, Colegio Universitario de gran prestigio situado en Williamsport (Pensylvania, USA) con cuyo coro había realizado giras por Puerto Rico, España, Polonia, Alemania del Este y Checoslovaquia, habiendo actuado en Estados Unidos en la catedral de Washington y en el Capitol Hill, entre otros lugares.

         Como compositor había recibido varios premios en importantes certámenes y sus trabajos han sido publicados por E. C. Schirmer y Lawson Gould. Era director asociado del Grez Smith Singers, grupo para el que ha compuesto cinco piezas musicales. La orquesta de Cámara Adirondak ha interpretado varias de sus piezas.

         Es decir, llegaba, lo que se llama una perita en dulce. Era sorprendente que tan gran profesional aterrizara en Priego y enseñara a los prieguenses aficionados. Bien pronto los coralistas se dieron cuenta de lo que le había caído en suerte. Alto, espigado, calvo y con barba incipiente, educado y con el natural acento americano, se ganó bien pronto al conjunto que aceptaba todas sus propuestas durante los conciertos, dados con la rigurosidad de un horario americano, y con la molestia añadida de tener que ensayar los sábados por la tarde y los domingos por la mañana, porque durante la semana se marchaba a Córdoba. Las cenas del sábado y las comidas del domingo las hacía por invitación de los componentes que abrieron las puertas de sus casas y pusieron manteles y viandas para compartir sopas y vivencias.

         Su primera actuación pública la realizó en la iglesia de la Aurora ante un numeroso grupo de socios de la Casa de Andalucía en Leganés en los actos oficiales que se llevaron a cabo para recibir a la representación madrileña.

         En medio de este entusiasmo, a los pocos meses de su llegada, el 16 de diciembre celebra en la iglesia de San Juan de Dios su primer concierto, dentro de los actos programados en la Feria del Libro 90, organizados por la Junta de Andalucía, la Consejería de Cultura y Medio Ambiente y la Delegación de Cultura del Excmo. Ayuntamiento, cuyo concejal era al mismo tiempo presidente de la Coral. En este concierto ya estrenó dos canciones nuevas de estilo americano. Una de ellas titulada Infant holy, cuyo autor era el mismo director. Canción-villancico que con el paso del tiempo se haría muy popular dentro de los miembros del grupo coralino. Con las riendas tomadas con firmeza, se asiste a la ?I Muestra de Polifonía de la Subbética? que se desarrollaba en la Casa de Cultura Juan Valera de Doña Mencía (Córdoba).  Allí la Coral cantó Fuentecilla que corres, Verbum caro, Dadme albricias, Noche de Paz, Ya viene la vieja, y como no, Intant Holy, villancicos, populares españoles dirigidos por un americano que compartió batuta con Francisco Amores Priego y Antonio Villa Álvarez de Sotomayor directores de las corales de Doña Mencía y Lucena respectivamente.

         Después del descanso navideño, en las primeras semanas del año 1991 se sigue ensayando rigurosamente para el concierto que se da el 28 de febrero con motivo del Día de Andalucía. En esta ocasión se comparte escenario con la Banda Municipal de Música, entonces dirigida por Francisco Carrillo, profesor del Conservatorio. En esta día de tanto sabor andaluz, no fue óbice para que se cantara el título Austxona seaskana, y Canción de cuna armonizada por Fred Thayer y Ave María de T.L. Vitoria. Durante el concierto de la Banda, en una pieza titulada Francisco alegre, actuó como solista Mari Carmen Montes, dotada de un buen torrente de voz.

         Fechas antes del concierto, Francisco Durán, presidente de la Coral, había manifestado su deseo de dejar el cargo, cuando aún no llevaba un año de gestión. La ausencia del primer director lo había dejado sin apoyaturas. Además, el porvenir se presentaba con problemas difíciles porque Fred Tahyer dejaría la Coral a finales de junio y había de empezar el calvario de la búsqueda delicada de un nuevo director. Ya en los últimos meses, tenía prácticamente dejada la presidencia habiendo asumido todas las decisiones la directiva, sobre todo, el secretario Antonio Navas Aranda, quien desarrollaba prácticamente todas las funciones de la presidencia. El presidente cesante dejaba atrás el contrato sin acuerdo ejecutivo de una subvención a la Coral por parte del Ayuntamiento a cambio de conciertos y una ayuda de CajaSur, lo que en principio hacía viable el normal desarrollo de la Coral, aparte de dos conciertos contratados, uno en Baena y otro en Córdoba.

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