Antonio Ortiz Mesa no quiso renovar su mandato bianual por lo que se abrió un período electoral, siempre tan delicado. Algunos miembros de la Coral estimaron la conveniencia de colocar en el máximo puesto ejecutivo a una persona que no perteneciera al grupo. Valoraron que la persona idónea sería Gabriel Tarrías Ordóñez a quien comunicaron su decisión y después de algunas consideraciones aceptó el puesto para el que fue elegido unánimemente. El tiempo, como a continuación veremos, se encargó de rubricar lo acertado de la decisión.

         El nuevo presidente venía con un amplio y dilatado currículo de gestión pública. Había sido presidente del Club Familiar La Milana y concejal en las dos últimas corporaciones socialistas donde había asumido funciones de gran responsabilidad. En todos los cargos ejercidos había conseguido justa fama de hombre honrado, trabajador incansable, hábil negociador y gestor eficiente. Desde el primer momento, el presidente tomó el pulso a la Coral asistiendo a todos los ensayos y solucionando por tanto día a día los problemas cotidianos. Este trabajo diario ha resultado a la larga de una eficacia sorprendente. Ya se sabe que el éxito viene con el esfuerzo.

         Como primera iniciativa presenta, junta a la vicepresidenta María Isabel Aranda Lort, el cartel anunciador del vigésimo aniversario de la fundación. Un hermoso cartel con dos fotos y dos fechas, en el que se lee 1979-1999 Aniversario Coral Alonso Cano Priego de Córdoba. Muestra una foto de la década de los ochenta y otra actual. El objetivo era que el cartel presidiera todos los actos conmemorativos y conciertos que se iban a llevar a cabo. Entre sus objetivos se destacan el refuerzo de la Escolanía y la inclusión de la Coral dentro del ciclo cultural de la Diputación. Terminó recordando a todos los integrantes que ha tenido la Coral puesto que ellos han sido los verdaderos protagonistas de su mantenimiento durante estos veinte años.

         El primer concierto de su mandato tuvo lugar el 20 de noviembre de 1999 en el Teatro Victoria con motivo de la festividad de Santa Cecilia, y como era habitual, compartieron escenario por separado con la Banda de la Escuela Municipal de Música dirigida en esta ocasión por José Pablo Arjona Moral. Hicieron solos Carmen Ortiz y Juan Carlos Povedano, acompañados al piano por Francisco J. Serrano Luque.

         Para conmemorar los veinte años de ayuntamientos democráticos el Ayuntamiento de Priego programó una serie de actos extraordinarios. Una exposición de fotografías titulada ?20 años de Ayuntamientos Democráticos en Priego de Córdoba? que se exhibió en el hall del Teatro Victoria y para el día 26 un acto solemne en el que se le entregarían la distinción de Hijos Predilectos de Priego de Córdoba al pianista Antonio López Serrano y al pintor Cristóbal Povedano Ortega y la Medalla de Oro de la Ciudad a Pedro Sobrados Mostajo, primer Alcalde democrático de Priego de Córdoba. Para terminar el acto junto a la Coral Alonso Cano, actuaron la Agrupación Coral de Baena y la Agrupación Polifónica San Pedro Mártir de Doña Mencía. Nuestra Coral cantó Nana al Mesías (de S. Valero) y Fantasía cordobesa (de J. Timoteo), contándose con el pianista Francisco J. Serrano Luque. Las tres corales cantaron Dios ha venido de G. F. Haëndel y Carmina Burana (Fortuna imperatrix mundi) de C. Of., contándose además con la colaboración de la Banda de la Escuela Municipal de Música.

         Para el Día de Andalucía del año 2.000      se comparte escenario de nuevo con la Banda de la Escuela Municipal de Música pero en esta ocasión, la Coral prepara un concierto muy especial. Meses antes, el gran músico Luis Bedmar había pedido a Enrique Alcalá numerosas partituras del Cancionero Popular de Priego transcritas por José Ramón Córdoba, para armonizarlas como música coral. En total lo hizo con dieciocho canciones. De entre ellas, José Antonio Varo escogió doce para el concierto de este día, cuyos títulos fueron Los amores de Pepe, Y al tintirirín, La hija del alcalde, Huy salero, Vengo de bajar, Garabín garabán, Con el chibiribirí, Aunque vayas y vengas, La nieve por tu cara, Ay, que se niega la barca, Si vienes al baile y La chata Meringoles a las que añadió los Campanilleros de Priego, los compases de los Hermanos de la Aurora. El término del concierto, llamados por el director de la Coral, José Antonio Varo, subieron al escenario el compositor Luis Bedmar y el folclorista Enrique Alcalá. Ambos ponderaron la riqueza de nuestro Cancionero y se mostraron satisfechos de devolver al pueblo lo que del pueblo habían cogido. Fueron muy aplaudidos. Al término del concierto celebraron en Azores un perol de convivencia, invitados por el párroco Pedro Crespo, que en ese día celebraba el aniversario de su ordenación sacerdotal. A los postres se entregaron a los señores Alcalá, Bedmar y Crespo, unos regalos de agradecimiento.

         En noviembre, los miembros, acompañados de familiares y amigos realizaron el tradicional viaje cultural con el fin de estrechar los lazos de amistad y convivencia entres sus miembros, y a la vez enriquecerse culturalmente. Se eligió Segovia como lugar de residencia, visitándose además El Escorial, Valle de los Caídos, La Granja de San Ildefonso y Toledo donde pudieron contemplar la magna exposición Carolus realizada para conmemorar el quinto centenario de Carlos V.

         Después de los innumerables conciertos de mayo, y debido a las múltiples ocupaciones del director en Baena en donde era director de la Banda de Música y de la Coral, como hemos dicho, presentó su dimisión y dejó de nuevo la Coral huérfana de batuta. Atrás se dejaba numerosos conciertos y más numerosas misas, además de un conjunto de amigos con los compartió experiencias culturales y con los que sudó la gota gorda para que todo saliera bien. A los prieguenses sólo no queda, aunque sea poco, mostrarnos agradecidos por haber tenido la oportunidad de haber trabajado con él.

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