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12.010. ALDEAS Y DISEMINADOS DE PRIEGO DE CÓRDOBA. (2008)

 




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Historia de Priego de Andalucía - Coral "Alonso Cano" de Priego de Córdoba

33. "EL BATEO", LA ZARZUELA DE UNA CORAL

El éxito del montaje de una zarzuela.

 



© Enrique Alcalá Ortiz

 

 

         Después del intenso mes de mayo vivido, se sigue actuando en las  celebraciones y cultos de las cofradías como Belén, Dolores, Aurora y en diferentes fiestas de las aldeas. Paralelamente, se hace el reparto de los papeles y se asignan funciones a cada miembro para empezar los ensayos de lo que será el proyecto puntero de la celebración del XXV Aniversario: la puesta en escena de la zarzuela El Bateo.

         De este evento musical existen en la historia prieguense dos precedentes. La primera zarzuela representada en Priego por aficionados locales fue La del Manojo de Rosas en el año 1949, dirigida por Juan Hurtado, con la participación destacada de Luis Álvarez y Pilar Rovira como primeras voces y a beneficio del hospital de San Juan de Dios. La segunda tuvo lugar en 1951. En esta ocasión se montó La Rosa del Azafrán.  La representaron durante varios días e incluso fuera de Priego.

         Después de algunos cambios, el reparto queda de la siguiente forma. Nieves, María Isabel Navas Aranda. Visita, María Jesús Luque Aguilera. Sra. Valeriana, Aurora Cobo Alcalá. Lolo, Antonio Toro Pérez. Pamplinas, José Antonio Alcalá Sánchez. Virginio, Juan Carlos Povedano Ocampos. Celestino, Miguel Madrid Sicilia. Película, Argimiro Gutiérrez Serrano. Sr. Pascual, José Ruiz Pérez. El Director, Antonio Ortiz Mesa. Y en otros papeles se contaba con Victoria Ordóñez Cruz y Lola Millán Gálvez, haciendo de figurantes y coro, junto a los citados, todos los demás miembros de la Coral. Además de un pequeño coro de niños entre los que se encontraban Jerónimo Agulló Ocampos, Argimiro Gutiérrez Ruiz, Mari Carmen Alcalá-Zamora Ruiz e Inmaculada Molina Molina.

         De la parte musical de encarga el mismo director de la Coral, Francisco J. Serrano Luque, y de la dirección de escena Rafael Calvo Soldado ayudado por el equipo del grupo teatral La Diabla.

         Durante el mes de septiembre se intensifican los ensayos tres días a la semana para ir adquiriendo práctica interpretativa, porque la parte musical se aprende con facilidad, puesto que están duchos en su práctica, pero la interpretación dramática es un reto demasiado alto al que la mayoría de los componentes de la Coral no están acostumbrados. Hasta ahora lo suyo ha sido el canto, no la interpretación dramática ni el recitado de textos. Por esta razón, en algunos momentos afloran los nervios, sube el tono de las conversaciones y se medita sobre la magnitud y dificultad de la obra emprendida. Pero obstáculos y dificultades se van superando y la tranquilidad se asienta en los espíritus con el paso de las semanas ante los resultados que se van obteniendo.

         Mientras tanto, cada miembro femenino se prepara un vestido de época. Unas se ayudan a otras. Buscan revistas, fotos, libros y periódicos antiguos, Diseñan y cosen hasta conseguir un hermoso vestuario de un variado diseño, rico colorido y apropiado para la época histórica en la que se desarrolla la acción de la obra. Por otra parte, José Yepes se encarga de los decorados, Manuel Jiménez Pedrajas los pinta y Ana Redondo y Mari Molina dirigen el atrezzo. Como colaboraciones extraordinarias para actuar en escena se cuenta con Paco Montes Ortiz que se encarga de la coreografía y Antonio Lopera Pedrajas que interpreta maravillosamente el papel de Wamba, de ideas liberales y anticlericales, el padrino del recién nacido,.

         Las semanas anteriores a la representación se hizo una intensa propaganda en los medios de información. Adarve y Priego Semanal publicaron reportajes sobre los preparativos, componentes y la obra, mientras que Localia Priego invitaba a sus numerosos oyentes para que acudieran al Teatro Victoria los días 16 y 17 de octubre, y se repartían octavillas de diversos tamaños anunciado la obra del maestro Federico Chueca con libreto de Antonio Domínguez y Antonio Paso, y la actuación de la Orquesta de Cámara de Rusia al precio de 6 ?, entrada única, tanto para el patio de butacas como para el entresuelo.

         La intensa propaganda produjo el efecto apetecido. Cuando el día 13 se abrieron las taquillas, se formaron largas colas de un público que acudía ávido para tener la oportunidad de disfrutar tan esperado acontecimiento. El éxito de taquilla sobrepasó las expectativas más optimistas. En raras ocasiones el aforo del Teatro Victoria se completaba durante dos días consecutivos y con la misma obra. El público prieguense y el forastero que acudió en buen número vivió un éxito apoteósico, disfrutó con el ambiente de barrio popular madrileño, con los hermosos decorados, con la gracia de libreto y la pegadiza música, obra maestra del género chico. Las risas y los aplausos fueron constantes y el del final prolongado y atronador, testimonio de unos paisanos agradecidos que sabían valorar el esfuerzo realizado por el numeroso grupo de conciudadanos. Al final, los grupos colaboradores recibieron de manos del Presidente y de la directiva el logotipo del XXV aniversario como muestra de agradecimiento por su ayuda.

         Arte y espectáculo se dieron cita para gozo de todos. Se había vivido un día señalado en la historia musical de Priego y una fecha grabada con letras de oro en el devenir de la Coral. A veces, en muy raras ocasiones se alcanza la cumbre del éxito y de la popularidad y en esta ocasión el triunfo subió hasta la cúspide más encumbrada. Aparte del trabajo de la Coral, grupo de  La Diabla, de la iluminación y sonido a cargo de Antonio Alcalá y de la tramoya por Antonio Aguilera, de las colaboraciones de diferentes entidades financieras y empresariales, la tesorería de la Coral realizó un considerable esfuerzo económico, puesto que los gastos habidos fueron considerables, y a pesar del lleno de los dos días, el bajo y popular precio de la entrada, no llegó a cubrir los gastos. Pero, lógicamente todo se da por bien empleado. La producción no se hizo con miras económicas, sino como un reto cultural, que se alcanzó plenamente. Y esas son las ganancias. Importantes ganancias morales.

                   Durante muchos días, la Coral, El Bateo y sus protagonistas fueron aves voladoras en los comentarios laudatorios de todo el pueblo.

 





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