© Enrique Alcalá Ortiz 

         Durante el curso 2001-2002 hicimos un trabajo de campo en las hemerotecas de Córdoba buscando noticias de Priego de Córdoba, Almedinilla, Carcabuey y Fuente-Tójar durante el período comprendido del año 1852 hasta el 1952, es decir, un siglo de noticias[1]. Referentes a Priego conseguimos 6.833 noticias y referentes a los otros tres pueblos de la comarca citados, 2.795, dando un total de 9.626.

         De entre todos estos miles de noticias, las referentes al Carnaval son mínimas, como nos indica la siguiente tabla[2]:

         Está claro que los corresponsales no veían en el espectáculo callejero de máscaras deambulando de aquí para allá, gritando y cantando, un poco beodas, en los bailes públicos y privados, rincoros  por las calles del pueblo y grupos de murgas y estudiantinas con sus coplillas picantes y criticonas, nada extraordinario y por lo tanto noticiable. El Carnaval de los pueblos estudiados durante este siglo no fue, por lo general, crónica para enviar a los periódicos diarios de la prensa provincial.

         Con todo, en esas escasas referencias podemos darnos una idea de lo que fue el Carnaval en la segunda mitad del siglo XIX y primera del siglo XX.

         La primera noticia data del año 1883, es decir, del mismo año de los bandos y edictos que hemos visto más arriba. El Carnaval es máscaras en la calle formando mucha algarabía, música en la puerta de los casinos, entonces el llamado Primitivo se había escindido en dos, y baile de máscaras en el Teatro Principal, hoy desaparecido. Nos cuenta el corresponsal esta primera descripción, por ahora: ?Seis de febrero de mil ochocientos ochenta y tres. A un estimado amigo nuestro debemos la siguiente correspondencia, que con sumo gusto publicamos: "Mis íntimos afectos para con su ilustrado Diario, y el número de buenos amigos que aquí tengo, son causa de esta mal pergeñada revista o noticia, como V., quiera llamarle, sobre los dos primeros días de Carnaval en este pueblo de agua clara y de las mujeres hermosas. El primero no fue muy animado, redujéronse las diversiones a unas cuantas máscaras por las calles, música en las puertas de los casinos Primitivo y Círculo, y baile en el Teatro, con poca luz y mucha gente. El segundo, sobre el número de máscaras aumentó considerablemente, entre ellos pasearon y bromearon mucho y con mucha gracia varias de las muchachas distinguidas, sobresaliendo por sus inagotables chistes y su extraordinaria viveza para atender a todos los que pretendían conocerlas una Loreto, amigo, ¡qué Loreto!... Por la noche, el baile en el Teatro se repitió, y tuvo lugar otro en el casino primero de los antes citados, al que asistió todo lo más selecto de esta sociedad: y estuvo Loreto; pero ya sin disfraz, luciendo toda su gentileza, toda su gracia, indescriptible y embriagadora... Cantó unas malagueñas que le darían fatigas a un cristo de bronce si las oyera. Como fulgurantes estrellas en clarísimo cielo, lucieron su hermosura escultórica las elegantes señoras Lola y Matilde Marín, la de Molina, la divina rubia de Valero, la Conchita Serrano Barradas, Paca García, las de Lozano, de Aguilera, y otras muchas cuyos nombres no puedo recordar ni a preguntarlos me da tiempo el poco con que cuento para ganar la hora del correo.

                    Orgullosa puede estar esta localidad de su sexo bello, porque es bello de veras: 

         Yo suscribo desde luego                                                                                

         por un suspiro de alguna,

           a robar la luz a la luna                                                                    

         para regalarla a Priego.          

                    De las demás fiestas que para máscaras, último día de estos tres en que usan careta muchos que no lo necesitan y otros que en ellos aprenden a llevarla, y el domingo se preparan, le hablaré en otra?[3].

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