© Enrique Alcalá Ortiz 

                    El mismo corresponsal, Ontiveros, nos cuenta la primera carnavalada del siglo XX, en parecidos términos del año anterior. Acaba preguntándose, si esta fiesta del desmadre seguiría vigente al final del siglo que ahora comenzaba. Si pudiera leer, la respuesta la tiene en las páginas de este trabajo.

                    Así fue el primer Carnaval del siglo XX: ?El Carnaval de este año ya pertenece a la historia, y por aquí lo despedimos dándole ayer el último adiós, en medio de la algazara, del bullicio y de la mayor animación.

                    El tiempo no ha sido del todo malo, pues lo mismo los tres días oficiales que el de Piñata, pasaron sin lluvia, aunque el sol no quiso lucir sus esplendorosos rayos; es decir, que hasta el rey de los astros mostró ayer su espeso antifaz de pardas nubes, tal vez por no presenciar tanta locura y tanto jolgorio.

                    Desde las primeras horas del día empezó a notarse la animación, y bien pronto se vieron las calles inundadas de máscaras que lucían caprichosos trajes.

                    Los lugares más concurridos eran los de siempre: Plaza, calle Prim, Cánovas, Fuente del Rey, Ribera, Águila y Paseo.

                    Estos sitios estaban en más de una ocasión intransitables a causa de la mucha concurrencia.

                    En las últimas horas de la tarde, la calle Prim presentaba un aspecto sorprendente; lluvia abundante de papelillos; cientos de serpentinas que sin cesar cruzaban de unos a otros balcones hasta formar vistosos arcos de colores vivísimos; un enjambre de máscaras que bullía sin poder abrirse paso en sus incesantes evoluciones; balcones que apenas podían contener el peso de tanta mujer hermosa; alegres carcajadas, chistes picantes, rostros animados por el entusiasmo y la embriaguez del placer...

                    Por la noche al teatro, en donde, como tengo dicho, trabaja una buena compañía de zarzuela, y allí, especialmente en los entreactos, se reproducía el tiroteo de serpentinas de unos palcos a otros, de las butacas a los palcos y de todas partes a escenario, hasta el extremo de ser aquello un delirio, una locura sin límites...

                    Así hemos despedido por aquí el primer Carnaval del presente siglo: ¡Quién despedirá al último y cuáles serán las costumbres que entonces rijan! ¿Cuántas modificaciones se habrán introducido en la sociedad cuando termine esta centuria...?  Tal vez los nietos de nuestros hijos, que serán los que entonces existan, se reirán de que nosotros hayamos acostumbrado ponernos caretas en estos días para divertirnos... ¡Quién sabe!? 

                    Las noticias de los años siguientes nos las proporciona el maestro Rafael González Escandón, en las páginas de El Defensor de Córdoba, aportando una novedad hasta ahora no recogida por los otros corresponsales. Nos referimos a las estudiantinas y murgas que iban de plaza en plaza y de esquina en esquina tocando y cantando sus composiciones, mientras pasaban el sombrero para recoger algunas perras gordas con las que compensar gastos y aliviar ensayos. Nos cita tres grupos, en este año de 1905, pero el texto, deja traslucir que este año había muchos más. Desafortunadamente, hasta ahora no hemos conseguido ninguna de estas letrillas, que sí poseemos de décadas posteriores. ?Pasaron estos días sin que ningún incidente desagradable viniera a turbar la animación y alegría propia de estas fiestas. El elemento joven se ha divertido bastante derrochando confetis y serpentinas y luciendo primorosos disfraces.

                    Dos estudiantinas, dirigidas una por don Francisco Pedrajas y otra por don Félix Jurado, han recorrido las calles tocando y cantando alegres jotas, sobresaliendo entre las comparsas una murga que con sus picarescos tangos nos proporcionó ratos agradables y juntó muchas perras.

                    El domingo por la noche hubo baile en el Casino Obrero, terminando a las altas horas de la madrugada y reinando en él bastante animación?.

                    Mientras esto pasaba en la calle, la actividad, el Teatro Principal, por entonces único en la ciudad, tenía una gran actividad: ?Más vale no hablar de él. Mucho esperábamos de la compañía de Ventura de la Vega que con tanto bombo y platillo se anunciaba; pero en verdad que todo lo bueno se ha trocado en desastroso. Traen un repertorio extenso, a juzgar por los anuncios, pero lo cierto es que por enfermedad de una tiple (y vienen tres) tenemos que tragar la batata de todas las noches y asistir a la representación de los novísimos Monaguillo, Terrible Pérez, Licenciado de Villamelón, y otras grandiosas zarzuelas por este orden. Y hablaba el empresario del Húsar de la Guardia... Bohemios, etc. ¿Cómo no veamos un dragón de Santiago que está aquí con licencia? ¡Bien nos está tomando el pelo!?...

                    Igualmente, por estos días, se habían realizado elecciones para diputados provinciales, siendo elegidos, sin lucha Calvo Lozano y Cassani. El ama que casa que se acercara al mercado instalado en el Paseíllo se iba a encontrar con los siguientes precios: trigo a 60 reales fanega; cebada, a 37; yeros a 64; habas a 58; chícharos a 58; garbanzos a 90; habichuelas a 100; maíz a 45; escaña a 32; aceite a 36 reales arroba y patatas a 8 ídem, ídem.

                    De nuevo será Rafael González Escandón en 1907, quien nos informe sobre algunas incidencias del Carnaval y las funciones del teatro: ?Pasaron los días de Carnaval con sus bromas, disfraces e indispensables jumeras, sin que por fortuna hayamos tenido que lamentar ninguna desgracia, salvo algunos incidentes de escasa importancia promovidos por el alcohol.

                    El tiempo crudísimo de que disfrutamos hace un mes ha sido quizás el factor que más ha contribuido a la desanimación completa de estas fiestas.

                    Comparsas y estudiantinas quedáronse en proyecto y los disfraces pocos y de mal gusto.

                    Los bailes del teatro, aburridísimos.

                    DE TEATROS.- La compañía dramática que dirige el eminente primer actor don Manuel B. Arroyo, sigue su campaña artística, con aprobación y aplauso del selecto público que acude todas las noches al teatro, donde alternando con los clásicos, hemos visto los dramas estrenados recientemente y con éxito en los teatros de Madrid.

                    Sobre todo en el Místico, El Cristo Moderno, El Abuelo, y Tierra baja, ha cosechado muchísimos aplausos el señor Arroyo por su delicado trabajo y juntamente con él las señoras Sabatini, Chust, Pardiñas y Villamartín y los señores Ripoll, Carrera, García, Sola, Benito y Garrido.

                    La compañía en conjunto, excelente: por lo que felicitamos a su director y demás partes, deseándoles muchos triunfos en su carrera artística?.

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