© Enrique Alcalá Ortiz

               Los bailes, tanto los populares, pero sobre todo los de clase distinguida fueron propiciados por el Casino durante todas las épocas con los lógicos altibajos. Se empezaba con los Navidad y Año Nuevo y se continuaba con los tres días de Carnaval y el domingo de Piñata.

                    Así por ejemplo, en el año 1888, en el arrecife de la puerta del Círculo en la calle Río, (en esta época el Casino estaba escindido en dos), se formaba con bancos un espacio cuadrado para que bailaran ?cuántas máscaras querían? al son de los aires que interpretaba la Banda Municipal de Música. La despedida final solía ser el galop, una danza húngara, donde se consumían los últimos hálitos de fuerza sandunguera.

                    Si bien, por las mañanas, el pueblo se había mezclado con ?los señores del Casino?, por la noche, los bailes de máscaras se hacían por separado en los casinos, porque ?a idéntica diversión se entregaban las clases populares por la noche en el teatro, por si no habían bailado bastante durante la mañana?. A veces, en la Pascua de Resurrección, varios jóvenes solicitan permiso para verificar un baile de máscaras en los salones y se accedía a que la misma sociedad pagara los gastos. Más tarde, durante los días de Feria de septiembre, y en algunas ocasiones durante estos años de finales del siglo XIX, el Ayuntamiento les prestaba una tienda de campaña ?modernamente llamada caseta- que se acondicionaba ?para su comodidad y decoro? con el objetivo de que en dichas fiestas se trasladase la Sociedad y donde el pianista actuaba todos los días.                   

                    En el Carnaval celebrado en el año 1936 se produjo un lamentable suceso que al final resultó mortal. Al llegar dos socios vestidos con trajes de algodón se le acercó un amigo, con un encendedor en la mano y le dijo: ?¿Esto arde??, mientras le acercaba la llama al traje. Como es natural el algodón se prendió rápidamente convirtiendo a la máscara en una llama viviente. Así contaba la prensa la desgraciada ocurrencia: ?SUCESO EXTRAÑO EN UN BAILE DE MÁSCARAS.- Comunican de Priego que el domingo de Piñata, a las doce de la noche, se presentaron en el Casino nicetista, donde se celebraba un baile de máscaras, don José Cañizares Serrano y don Salvador Ruiz Ruiz, ambos disfrazados con trajes confeccionados en algodón en rama.

                    De pronto y sin que aún se conozcan las causas, los trajes de ambos señores se incendiaron, produciéndose la consiguiente alarma.

                    El señor Cañizares sufrió quemaduras graves en el tronco y el señor Ruiz Ruiz quemaduras leves en distintas partes del cuerpo.

                    La Guardia civil practica diligencias para esclarecer el asunto?.

                    Las quemaduras fueron tan graves que provocaron la muerte a uno de los accidentados. La prensa publicaría días después una foto del fallecido del fotógrafo prieguense Ángel Medina con el siguiente pie: ?Un abogado muerto. Don José Cañizares Serrano, abogado de Priego (Córdoba), que vestido durante las fiestas de Carnaval, en unión de otros amigos, con un traje ruso, confeccionado con algodón hidrófilo, le fue prendido el vestido con un encendedor, y sufrió tan graves quemaduras que determinaron su fallecimiento?.

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