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Historia de Priego de Andalucía - Carnavales en Priego

17. QUÉ ERAN LOS RINCOROS

Origen de la palabra "rincoros", manifestación folclórica de Priego.



 

© Enrique Alcalá Ortiz

 

         Dentro del folclore del sur cordobés y de sus fiestas populares, destacaron de una forma sobresaliente, porque hubo muchos matices que después veremos, lo que en Priego y su comarca se dio en llamar los rincoros.

         Francisco Fernández Pareja dice en su ?Vocabulario de Priego y su Comarca?: "Rincoros. (Sustantivo masculino, forma plural). Juego de corro (...)". En el diccionario leemos: "Corro. (de correr). m. Cerco de gente y espacio que comprende este cerco. //Juego de niñas que, cogidas de las manos, forman un circulo y cantan dando vueltas en derredor, ya saltando, ya caminando (...)".

         En Priego, la palabra rincoros es autóctona, de tal forma que en todas las aldeas y municipios limítrofes que hemos visitado, el nombre es el mismo que en castellano: corro o coro.

         Aquí se llamaba - y todavía se hace - rincón al lugar de la casa en el que se hacia fuego, y al espacio que rodeaba a la lumbre donde se sentaban a calentarse y descansar. Nos lo demuestra una copla que tenemos que dice:

 

No te enamores mi vida

de ningún escardador,  

que cayendo cuatro gotas

ya está el diablo en el rincón.

 

         Siguiendo, pues, un caso de fonética sintética de las palabras rincón + coros nos dio: rincoros. Y esto es así, porque durante la primera época de los rincoros, se hacían dentro de las casas, cerca de la lumbre y en los portales. En la última década -hasta los sesenta- ya no se hacían dentro de las casas, sino solamente en las calles. Eran callejeros, y se formaban en los barrios y calles donde vivía el pueblo llano: San Marcos, Virgen de la Cabeza, la Villa, San Guido y la Huerta Palacio. Nunca en las calles de la burguesía prieguense que no hacía rincoros, porque estaba "mal visto" juntarse o manifestarse como el pueblo sencillo lo hacía. Eran las fiestas de la juventud por antonomasia. Se juntaban y con sólo dos instrumentos musicales, las manos y la garganta, ya estaba la fiesta formada. Las manos para cogerse y hacer palmas, la garganta, para cantar. Canto y baile, tan simple y tan importante. Allí se pasaba bien, se divertían, se buscaba el amor, gastándose saliva, energías, suelas de zapatos o de alpargatas.





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