© Enrique Alcalá Ortiz

         Estos cuarenta años de prohibición fueron devastadores para Priego en lo referente a la celebración de los carnavales. Si con la llegada de la democracia, otras ciudades y pueblos recuperaron enseguida una costumbre ahogada por la política y la religión católica, aquí en Priego esta recuperación de las fiestas carnavalescas tardó mucho en resucitar.

       Cinco años después de la muerte de Franco, la situación nos la describe un editorial de Adarve: ?(?) aunque la realidad es que en nuestro pueblo sigue habiendo costumbre de disfrazarse sobre todo entre la población infantil, y no es extraño ver durante los dos días que preceden al miércoles de ceniza grupos de niños y niñas disfrazados. Pero la realidad es que poco a poco estas tradiciones se van perdiendo porque no tienen arraigo entre los más jóvenes. De todas formas, aunque sea superficialmente, estas tradiciones se repiten anualmente, y puede ser que con el tiempo tengan mayor fuerza. En las manos de los mayores está el contarles a los más pequeños estas costumbres de nuestros antepasados. Si queremos conservarlas debemos colaborar todos, si no pues cada uno conserve las suyas propias?.

       El panorama no podía ser más demoledor. A lo anterior, se unía la desaparición total de los bailes y cantes populares de los rincoros y los paseos multitudinarios por la Carrera de las Monjas con su batalla de papelitos de colores de fabricación casera.

       Este Carnaval apagado seguía vigente dos años más tarde. De nuevo en 1984, un editorial hace un análisis de la situación destacando que sólo algunos niños acompañados de sus madres salían a las calles para exhibirse un poco, mientras ?a los jóvenes y gente mayor no se le había perdido nada con la fiesta de las máscaras? para continuar resaltando nuestro poco sentido del ridículo y la poca capacidad de reírnos de nosotros mismos. Terminando ?(?) A pesar de todo, seguramente no vale la pena pedir a las autoridades que apoyen el resurgir de esta fiesta. Primero porque fiestas no nos faltan. Segundo porque el presupuesto que nuestro Ayuntamiento dedica a fiestas no es precisamente reducido; y tercero porque quizá ni con el apoyo del Ayuntamiento resucitaría algo que, aquí perdió la fuerza de la tradición?.

         Algunos de estos considerandos, afortunadamente no se cumplirían. Y esto sería al año siguiente. En la Corporación Municipal seguramente hicieron diana las anteriores opiniones porque en 1985 abre la caja mágica de las subvenciones. Y esto lo hace, bien por propia iniciativa o a requerimiento de las organizaciones que este año promueven las actividades. Por una parte, a través del Aula Abierta los alumnos del Instituto de Bachillerato ?Álvarez Cubero? construyeron un dragón de 20 metros de largo, copiado del modelo oriental, que se desplazó por el centro de Priego, lanzando fuego y cohetes. Con su metáfora mitológica iniciaron un camino hasta ahora desconocido como era la unión de voluntades para crear una puesta en escena carnavalesca. Después de su carrera de carrusel gusanil, y de haber despertado la general admiración, el dragón de misterio (y piernas juveniles) se convirtió en actores primerizos que representaron a don Carnal y doña Cuaresma, rescatando cuadros clásicos, a la vez que otros grupos formaban comparsas y chirigotas cantando por primera vez en público desde el año 1936. El ave fénix de las cuchufletas había movido las alas de nuevo. Los jóvenes habían tomado la iniciativa como le corresponde tradicionalmente. Luego, la primera verbena amenizada por una orquesta. El Ayuntamiento financió la construcción del dragón con 84.000 pesetas y el resto de las actividades con unas 60.000 pesetas. Como comienzo de este inicio renacentista no estaba nada mal.

         La segunda de las actividades fue organizada por Radio Priego. O mejor, por su director, Rafael Álvarez Ruiz-Ruano. Consistió en una fiesta celebrada en los salones del ?Rinconcillo?, a la que acudió gran cantidad de jóvenes disfrazados ?de la más variada catadura?. Hasta altas horas de la noche duró el jolgorio que se vio realzado con la presencia de Joaquín Arozamena, popular locutor de Televisión Española, que había sido traído al acto de entrega de los premios periodísticos organizados por el Ayuntamiento.

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