© Enrique Alcalá Ortiz

         Tanto éxito alcanzó la celebración del baile, que al año siguiente volvió a repetir su triunfante iniciativa, programando una fiesta a la que llamó Carnestolendas 86. Rafael Álvarez consiguió alguna financiación y con la ayuda de las ondas, despertó la ilusión de la fiesta carnavalera a un abigarrado grupo de jóvenes que acudieron ávidos de diversión, a la guasa, al lucimiento de sus disfraces, a las copas y al baile, al Salón Jovi el día 15 de febrero, sábado. El salón-discoteca se convirtió por una noche en el centro del despropósito y la juerga bien entendida. Su organizador, con traje de presidiario, luciendo el número 1313 en el pecho, por dos veces el número sato de la suerte, echó al aire los vuelos de su alegría al ver el éxito obtenido y contemplar su capacidad de convocatoria. Con las entradas de los mascarones y paisanos y las consumiciones consiguientes, siempre pródigas y abundantes, amortizó en parte los gastos de los premios y el alquiler de la discoteca que aquel día se quedó pequeña, llena de un público que aspiraba a conquistar la desaparecida celebración liberadora.

         Llegado el momento, se organizó un desfile con los aspirantes a los diferentes premios. La sorpresa se produjo cuando llegaron Los Espantapajaritas, grupo de jóvenes entre los que se encontraban el singular artista dramático Antonio Lopera y Antonio Ávalos, director teatral. Ellos no se limitaron a pasar saludando con una reverencia más o menos considerada o graciosa al respetable auditorio, sino que empezaron a cantar. ¡Era una chirigota! El público cuando empezaron a entonar, no cesaba de aplaudirlos y reír con desenfado al oír sus pícaras letrillas que siguiendo la tónica de estos grupos ponía en el candelero algunos aspectos de la localidad, tanto sociales como políticos.

         De una casa de mujeres malas, por entonces situada en La Vega, cerca del puente, cantaron lo siguiente:

Hoy estamos aquí

para hacer una visita

nos llamamos Los Espantapajaritas,

estropajo casero, sombrero de copa

y llevamos puesto encima cualquier ropa.

Le contaremos cuatro cosas

que afectan a nuestro pueblo

creemos que no son rosas

ustedes juzgarán luego.

Gasolinera abajo hay una casa

a la que todos van con ganas de guasa

sesenta duros vale na más que entrar

y no creas que vas a pillar na más.

Porque al abrir la boca a ti se te arrima

una gachí que te pide gasolina.

Tienes que ir con la manga bien prepará

y la cartera llena pa reventar.

Diez minutos después estás sin un duro

y no tienes pa fumarte un puro.

A ver lo que cuentas a tu mujer

y verás como no vuelves otra vez.

         Desde luego, se quedaron con el auditorio que no esperaba tal sorpresa. Más tarde, el jurado, previa deliberación concedió los siguientes premios:

         Mejor disfraz masculino, Desnudo incontrolado, Ismael Caymel.

         Mejor disfraz femenino, Pierrot, Tere Lino.

         Mejor disfraz exótico: Estatua de la Libertad.

         Mejor disfraz por parejas: Traje de época. Paco Montes y Kari.

         Mejor disfraz por grupos: Los Pitufos y Los Fraguel.

         Mejor disfraz por grupos, tema alegórico a Priego: Los Espantapajaritas.

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