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17.11. PEDRO ALCALÁ-ZAMORA ESTREMERA (1858-1912): UN PERIODISTA PRIEGUENSE EN JAÉN

 




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RELIGIOSIDAD POPULAR. Cofradías y hermandades - Hablan del Nazareno de Priego

04. ASPECTOS DE NUESTRA SEMANA SANTA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

Perfiles y sintomatología de la Semana Santa.



 

© Enrique Alcalá Ortiz

 

 

            Definir nuestra Semana Santa es en extremo difícil, y muchísimo más es hacer en un acercamiento a esta celebración debido a la complejidad de factores que intervienen. Un símil muy simplista sería compararla con un resfriado común y con las epidemias de gripe. Me explico. En el resfriado son muchos los factores que lo desencadenan, de ahí su permanencia en nuestros pechos cada año. Y con las epidemias de gripe, porque los virus, mutantes de una temporada a otra, se van adaptando a las circunstancias adversas que para ellos son los antibióticos. De la misma forma, nuestra Semana Santa tiene muchos caminos que la cruzan y muchas colinas desde las cuales se la puede divisar: desde la antropología, desde la sociología, desde la historia, desde el sicoanálisis, desde la influencia política, desde la economía, desde el fervor popular, desde la religiosidad oficial, desde la propia sentimentalidad personal, desde las hermandades y cofradías, desde el símbolo, desde el apasionamiento más encendido hasta la crítica más adversa. Entre los virus mutantes de los que recibe influencias, podemos citar a los cambios económicos y políticos, y en general, todos las transformaciones de mentalidad y cultura. Desde luego, su sintomatología es demasiado compleja y los perfiles para su comprensión bastantes variados.

            Los niños y los jóvenes, sin duda alguna, están haciendo cada día que la Semana Santa que se desarrolla en la calle sea cada vez cosa de todos. Ellos llenan las filas de varias hermandades y son numerosos en las bandas de cornetas y tambores. Una cosa parecida ha pasado con la mujer, que hasta ahora ha sido la encargada de poner el hogar a flote, preparando ropa, la casa, la comida y las mil tareas, en toda la sobrecarga que se le viene encima en estos días para celebrar el evento. Las mujeres, hasta hace unos años, han estado estatutariamente discriminadas, como quien dice hasta hoy mismo. En el libro "Dolores del alma"[1], que estudia la Cofradía de María Santísima de los Dolores, recojo este punto con un poco de detalle, aunque lo que en él digo, creo que sirve para todas las cofradías y hermandades. En el año 1988, a instancias de la citada cofradía, la Vicaría General del Obispado de Córdoba, firma un conforme para que la mujer, discriminada hasta entonces por razón de su sexo, pueda darse de alta como cofrade con todos los derechos y deberes. Pero para llegar a este día se habría de andar mucho camino. La dinámica de una sociedad renovadora se impondría, con la fuerza de los que llevan razón, a los cánones antiguos que prohibían a la mujer vestir de túnica y formar parte de las directivas. Esta exclusión moruna que soportaba la mujer en el orden cofradiero, estaba implantada en el Derecho Canónico, Derecho Civil, en el orden  social y en la convivencia ordinaria, donde primaban los derechos del varón sobre la hembra. Con la llegada de la democracia se iban a conseguir cambios estructurales de importancia en el asunto que nos ocupa. Una sociedad más culta, más liberal, más participativa, más abierta, más sincera, en suma, más justa, tendría que ir abriéndose camino, paso a paso, por los senderos de la igualdad. Empezaron a verse, en la segunda mitad de la década de los setenta, debajo de las túnicas, formas que no eran de varón. Terminadas las procesiones, cuando el capirote estorbaba para respirar y se colocaba bajo el brazo, se comprobaba que el penitente era "una penitenta". Generalmente moza, una joven que desafiaba e imponía una moda hasta entonces no vista, porque no estaba permitida. De esta forma, hoy una y mañana otra, se fue haciendo práctica habitual que las mujeres, sin permitírselo la iglesia ni los estatutos de las cofradías, fueran poco a poco, invadiendo las filas de penitentes, que por fin dejaron de ser cosa de hombres. Actualmente la mujer está plenamente integrada y ha ejercido y ejerce todos los cargos directivos, en tanto en hermandades de penitencia, como de Gloria. Con ello, se demuestra una vez más, que los cambios políticos inciden con fuerza renovadora en nuestra Semana Santa, siendo uno de esos virus mutantes de los que antes hablábamos[2].



    [1]Se publicó en las fiestas gloriosas de septiembre del año 1992.

    [2]ALCALÁ ORTIZ, Enrique: Dolores del alma, Cofradía de María Santísima de los Dolores y Cristo de la Buena Muerte, página 178.





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