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RELIGIOSIDAD POPULAR. Cofradías y hermandades - Hablan del Nazareno de Priego

14. SEMANA SANTA REPUBLICANA

Noticias semanasanteras durante la II República Española.



 

© Enrique Alcalá Ortiz

 

                        

                         El cronista con la firma ?J. L.? cuya identidad desconocemos, nos detalla con cierto orgullo el desarrollo normal de la Semana Santa del año 1932 cuando en otras poblaciones se han presentado graves problemas en la celebración las procesiones que fueron suspendidas. En este año se celebró el domingo de Ramos, la procesión de la Virgen de los Dolores del Calvario; Prendimiento y Columna el Jueves Santo; Nazareno, el viernes desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, y por la noche, el Santo Entierro; terminando el domingo con el desfile del Resucitado. Así se explica: ?SEMANA SANTA.- Se celebró la Semana Santa. Al dar algunas noticias de las grandes solemnidades religiosas, lo que en otros años hubiera sido una trivialidad que clamaba por la reducción de líneas tan necesarias en ciertas circunstancias; en el presente tal vez sea de más efecto y por sí solo haga el mejor comentario de la religiosidad de un pueblo.

                         Una escueta narración hecha dará al lector materia para enjuiciar con base sólida y pregonará mejor que la literatura, el estado social y religioso.

                         Primera procesión.- La de la Virgen de los Dolores. No se pudo celebrar en su día por la copiosa y benéfica lluvia.

                         Al efectuarla el domingo de Ramos, esta circunstancia permitió a muchas personas asistir y aumentar el numeroso cortejo, que tan incesantemente vitoreó a nuestra Madre.

                         Segunda.- De Nuestro Padre Jesús en la Columna. Salió el Jueves Santo, a las siete de la tarde, regresando a las diez de la noche.

                         Tercera. De la Dolorosa.- A la una de la madrugada, subiendo al Calvario y durante el trayecto se rezó el Santo Rosario terminando con el Vía Crucis.

                         Cuarta.- De Nuestro Padre Jesús Nazareno. Salió a la diez de la mañana y regresó a las tres de la tarde.

                         Para formarse idea del entusiasmo y vivas que a Nuestro Redentor se han dado en estas procesiones es preciso presenciarlo.

                         Quinta.- Santo Entierro.- Salió a las siete de la tarde y finalizó a las diez de la noche.

                         Acto severo y de recogimiento como pide el sagrado recuerdo de aquel memorable sepelio.

                         Sexta.- Del Resucitado.- Salió a las nueve de la mañana y terminó a las once y media.

                         Esta procesión debe llamarse y es en realidad verdaderamente popular. Organizada por su cofradía a ella concurre el pueblo en masa, y unos con cirios, otros con entusiasmo verbal dan una nota típica sin que decaiga el sentimiento religioso.

                         Además se ha celebrado el presente año, el remedo de auto sacramental, llamado El Prendimiento, que no todos se verifica.

                         En todos los actos apuntados se ha dado, como siempre, la nota religiosa que las circunstancias pedían. Y con esto queda hecho el mejor panegírico sin necesidad de aludir a la parte negra y negativa que tan lastimosamente ha ensombrecido otras poblaciones.

                         ¡Qué la bendición de Dios conserve la fe en todos los hijos de este noble pueblo!?[1].

                         El mismo cronista manda una pequeña nota el año 1933 con una nueva innovación, la salida del Cristo de la Expiación el Jueves Santo: ?SEMANA SANTA.- Se celebraron las tradicionales fiestas y procesiones de Semana Santa con igual solemnidad y concurrencia de fieles que en años anteriores. En el presente sólo hubo de extraordinario el salir en la procesión del Jueves Santo de madrugada la venerada imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, que también formó parte de la procesión del Viernes Santo, y el sermón de las siete palabras, predicado por el M. I. Sr. D. Francisco de P. Velasco Estepa, deán de Coria. La procesión del Santo Entierro sólo anduvo la mitad de su carrera, a causa de la lluvia que se inició?[2].

                         El corresponsal del año 1934 nos cuenta, con sabrosos detalles en tres crónicas, los cultos y procesiones del domingo de Ramos y Jueves Santo. Respecto al domingo señala la ausencia de las autoridades en la misa de las palmas, la multitud que acompaña a la Virgen del Calvario, y la costumbre de reparto de uniformes a los soldados romanos y su recorrido anunciando la próxima Semana Santa. Del Jueves Santo los oficios en San Francisco, la mesa petitoria de los presos en el Altillo de la Cárcel, el permiso que algunos recibían para que pudieran andar las estaciones, y la mantilla de las mujeres y los trajes de etiqueta en los hombres; por la tarde de este día la celebración del Prendimiento en la Carrera de Álvarez y por la noche la procesión de la Columna, acompañado de San Juan, la Vera Cruz e imagen de la Dolorosa:

                          ?DOMINGO DE RAMOS.- Con la solemnidad que requiere se celebró en nuestra única parroquia la fiesta de las palmas o entrada triunfal del Jesús en Jerusalén, reveladora cual no otra de la voluble y tornadiza que es la humanidad.

                         Se dejaba ver y lamentar el vacío de la Excma. Corporación municipal, que apenas como aquí sucede (gracias a Dios) es de un acendrado catolicismo, corporativamente ya no asiste a estos actos que tanto realzaban con su presencia.

                         Por la tarde se hizo con el fervor de siempre la nueva procesión de la Dolorosa desde su ermita del Calvario hasta la parroquia donde queda la Virgen hasta la madrugada del Viernes Santo que vuelve con la procesión de la Vía Sacra a su capilla.

                         De la procesión cuanto se diga es poco con el cuadro que ofrecía.

                         Desde mucho antes de la hora prefijada, empezó el acceso al Monte Calvario, que a pesar de la tarde desapacible y lluviosa, fue casi impotente para contener la enorme muchedumbre, resultando un imponente acto el fervor desbordado en entusiasmo traducido en vivas ensordecedores durante todo el recorrido, llegando a su colmo al encerrarse en la parroquia, que la pobre pluma mía no sabe expresar, figurando como nota destacada de la procesión, el centenar de nazarenos con sus túnicas de seda morada y negra con sus capuchones y antifaz, daban un mayor realce y seriedad al cortejo.

                         Por la noche, según tradicional costumbre, se hizo en los archivos de las diferentes cofradías el reparto de los uniformes de soldados bacalaos armaos, así como de trompetas y tambores, recorriendo estos últimos con sus equipos parte de la población anunciando como heraldos que las fiestas de Semana Santa se hacen según costumbre y ya hasta el Jueves Santo?[3].

                          ?JUEVES SANTO.- Desde las primeras horas de la mañana se dejaba ya ver y apreciar la solemnidad del día y presagiaba el sentir contenido (aquí por fortuna sólo atenuado) del pueblo que quería en el 19 centenario de la institución del Divino Sacramento hacer una viril y respetuosa manifestación de su identificación con el Divino Maestro y como aquí ha sucedido en todo el orbe, pues el amor es cosa que no puede estar oculto y en nuestra España es mucho el que todos le tenemos a la Sagrada Eucaristía y por ello se exterioriza sin que apenas se dé uno cuenta, pero no sin apartarse de mi propósito de hacer si puedo una crónica local del día.

                         En las primeras hora de la mañana se celebraron Divinos oficios en las iglesias donde se había instalado Monumento, rivalizando todos ellos en un verdadero derroche, en un decorado hecho con toda esplendidez y buen gusto destacándose de una manera particularísima el de la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias por el exquisito gusto y elegancia con que estaba instalado.

                         A las ocho en punto de la mañana se celebró la misa que por privilegio especial por su unión a una de las basílicas de Roma según bula de uno de sus papas se celebró en la capilla de Nuestro Padre Jesús en la Columna en la cual recibieron el pan de los ángeles varios centenares no sólo de los cofrades sino también en muchos fieles, pues son muchas las indulgencias concedidas para los cofrades en particular y en general para todo el que comulga en la citada misa.

                         Después, a las diez se celebraron en nuestra parroquia los Divinos oficios, ya como en años anteriores sin asistencia de las autoridades, ocupando el lugar que estas ocupaban los Adoradores Nocturnos, siendo estos también los acompañantes del párroco en su visita a los sagrarios.

                         La visita a éstos ha sido quizás también más intensa siendo muy contadas las personas que no hayan cumplido este deber, salvo las físicamente imposibilitadas, intensificándose más por la noche.

                         Lo que también se ha extinguido es la buena costumbre de colocar en el atrio de la cárcel un cuadro con un Señor junto a la mesa petitoria, está con dos faroles con sus mecheros de aceite y los pobres reclusos pedían sus limosnas, contestando con un sentimental Dios se lo pague a usted. Ya sólo queda la mesa y la bandeja, pero falta lo otro.

                         También se daba el caso muy frecuente de tropezarse en la calle con algún recluso que había pedido y obtenido permiso de sus jefes para visitar los sagrarios, pues ya que la justicia humana los privaba de la libertad ellos la recababan para cumplir con la Divisa que les preocupa más y algunos lo hacían con sendas cadenas arrastrando asidas a los tobillos, esto por expiación voluntaria cual diferente de la otra.

                         Las señoras con la clásica mantilla, los caballeros de etiqueta y todos con lo mejor del arca forman un conjunto abigarrado y pintoresco?[4].

                         ?JUEVES SANTO.- A las dos de la tarde sale el penitente con su túnica blanca y su campana y el tambor de los bacalaos; aquel con su toque sentimental y éste en plan de combate convocando a los soldados de las legiones romanas que se acerca la hora de la presa para que estén alerta y todo así se prepara para el Prendimiento de Jesús, el cual se realiza sobre un tablado levantado en la Carrera, allí se desarrolla toda esta tragedia que si bien tiene su parte cómica como es el concierto de la venta, tiene otras tan reales que más no puede ser.

                         Esto lo ve el pueblo que acude en masa con gran atención y saca sus lógicas consecuencia lo mismo el niño que se fija en Judas, la bolsa, el ángel y los sayones, que el viejo y adulto en la debilidad de Pedro y liberalidad del Jesús, como inciso y prueba de la identificación y cánticos de todos los protagonistas.

                         Voy a relatar lo que me contaba mi maestro de segunda enseñanza (que en paz descanse) el cual no olvido nunca, que había una familia tan identificada en estos casos que habiendo caído su padre enfermo tuvieron la desgracia de perderlo un Jueves Santo y el hermano mayor con todo su sentimiento se revistió de entereza y les dice a sus hermanos: ?Padre ha muerto, ya no podemos hacer nada por él, así que debemos dejarlo hoy y así nos podemos dedicar a las cosas del día (cada uno tenía un cargo importante, bien de apóstol, soldado, penitente o cosa análoga) y así cumplimos con Jesús y mañana ya nos podemos dedicar a las cosas de padre.?

                         Esta noche ha salido la procesión del paso de Jesús atado a la Columna, cuya escultura atribuida a Alonso Cano, no tiene igual en el mundo; San Juan, la Vera Cruz y cerraba el paso la Dolorosa.

                         Desde la salida ha sido una imponente apoteosis, culminando al pasar por el Casino; el canto de la saeta no ha tenido un momento de reposo en todo el recorrido terminándose a las altas horas de la noche?[5].

 

                         Si en 1934 nos enteramos de los actos en la calle, en 1935 serán los cultos en el interior de la iglesia. Durante los días cuaresmales se celebran septenarios a las vírgenes dolorosas de San Francisco y Calvario y ejercicios espirituales a los coros de tarsicios y teresitas, y unos ejercicios para hombres celebrados el Miércoles Santo: ?CULTOS CUARESMALES.- Pasada la cuaresma y Semana Santa, aunque con alguna demora, quiero cumplir el deber de dar a los lectores del DEFENSOR una referencia, aunque somera, de los actos y fiestas tradicionales celebrados en esta ciudad en el tiempo citado.

                         Terminó la cuaresma con dos solemnes septenarios en honor de la Santísima Virgen de los Dolores; uno en la iglesia de San Francisco y otro en la de N. S. de la Cabeza, para cuyo fin fue trasladada la Dolorosa que se venera en la ermita de nuestro incomparable monte calvario (hoy ya desgraciadamente transformado casi en su totalidad), pues lo reducido de ésta hizo preciso su traslado a la iglesia amplia y cercana citada.

                         Todos los días del septenario ocupó las cátedras sagradas, simultáneamente, el P. López Espinosa, S. J., viéndose ambas muy concurridas, siguiendo con gran interés las enseñanzas expuestas a la consideración de los fieles por el virtuoso padre.

                         Terminados los septenarios dio unos breves ejercicios en la iglesia de San Francisco a los diez coros de tarsicios y teresitas que con un celo constante, digno de todo elogio, ha formado y continúa cada día con mayor fruto el digno capellán de la Pontificia Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la citada iglesia don Ángel Carrillo Trucio.

                         Cada coro tiene aproximadamente 50 niños.

                         También tiene a su cargo este sacerdote ejemplar la Adoración Nocturna de esta ciudad.

                         También el reverendo jesuita para cerrar su estancia fructífera en ésta dio ejercicios para caballeros que terminaron el miércoles santo. De los cuales fue un inmediato fruto la copiosísima comunión celebrada en la misa que por especial bula de la Santa Sede tiene concedida la citada iglesia en su capilla de Nuestro Padre Jesús en la Columna y la Vera Cruz, por su incorporación a la iglesia de San Juan de Letrán de Roma, en cuya misa celebrada por el padre jesuita recibieron el Pan de los Ángeles unas mil personas?[6].



[1] J. L: Semana Santa. ?El Defensor de Córdoba?, número 10917, 31 de marzo de 1932.

[2] J. L.: Semana Santa. ?El Defensor de Córdoba?, número 11233, del 17 de abril de 1933.

[3] CORRESPONSAL: Domingo de Ramos. ?El Defensor de Córdoba?, número 11519, del 3 de abril de 1934. 

[4] CORRESPONSAL: Jueves Santo. ?El Defensor de Córdoba?, número 11520, del 4 de abril de 1934. 

[5] CORRESPONSAL: Jueves Santo. ?El Defensor de Córdoba?, número 11521, del 5 de abril de 1934.

[6] CORRESPONSAL: Cultos cuaresmales. ?El Defensor de Córdoba?, número 11865, 16 de mayo de 1935.





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