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03.07. HISTORIA Y ANÉCDOTA DEL '92 EN PRIEGO. (Tomo I)

 




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desde el 1 de mayo 2007
RELIGIOSIDAD POPULAR. Cofradías y hermandades - Hablan del Nazareno de Priego

26. ¡PAN! ¡JESÚS MÍO, PAN!

Años de hambrunas y necesidades.

  



© Enrique Alcalá Ortiz

 

  

                         En el año 1905 aparecen elementos nuevos. Por una parte, ya hacía unos años que en la capital de la provincia se publicaba El Defensor de Córdoba que sigue una línea intensamente religiosa, abriendo sus páginas a todas las noticias de contenido católico. Esta es la razón por la que el corresponsal, en este caso el maestro Rafael González Escandón, nos describe con certeros juicios las fiestas de este año, no sin antes darmos una visión dramática de los momentos de hambre que pasan las clases trabajadoras de la ciudad, que eran la inmensa mayoría de la población. La narración que hace al abrir las puertas de la iglesia y una inmensa multitud de hombres, mujeres y niños que esperaban en la puerta, invaden la iglesia, pidiendo a gritos a la imagen de Jesús un pedazo de pan para llevarse a la boca, es verdaderamente impresionante. De las fiestas, resalta las luces eléctricas instaladas en el retablo y los focos en el Compás, y esto es así porque la iluminación por el sistema de electricidad se había inaugurado en el mes de octubre del año anterior, y este mayo era el primero con dicho sistema. Otro detalle será la celebración de la rifa antes de la procesión: ?CONSIDERACIONES.- Han comenzado las tradicionales fiestas de mayo. El campo seco, el pan por las nubes; los obreros sin trabajo; las cosechas perdidas y el comercio paralizado, son causas que influyen muy mucho en el ánimo de todos y hacen que este año no sean aquéllas más que un pálido reflejo de lo que fueron años anteriores.

                         Muy poco influye el deseo de divertirse en el triste bracero que ve una perspectiva horrible de hambre, desnudez y miseria; en los industriales que ven entorpecidos sus negocios y muchos menos en el agobiado contribuyente que a más de perder lo que tenía sembrado, tiene que subvenir al sostenimiento de la clase obrera con nuevos y crecidos impuestos.

                         ¿Qué remedio para resistir esta situación? ¿Cómo socorrer al obrero y aliviar al propietario? No hay más solución que la de continuar a todo trance la continuación de los caminos vecinales empezados el año anterior: que los poderes públicos se enteren de lo que aquí sucede, contribuir todos a este fin; ayudar a nuestros políticos en sus gestiones y conseguir una subvención de importancia con la que podamos hacer frente a las calamidades que nos agobian.

                         EN SAN FRANCISCO.- Anoche se abrió a las nueve, siguiendo la antigua costumbre, la iglesia de San Francisco para ver el altar del Nazareno, arreglado para la función de hoy. Será poco todo cuanto digamos acerca de la riqueza y elegancia con que estaba adornado el retablo donde se eleva la majestuosa imagen del Nazareno.

                         Millares de luces iluminaban profusamente el templo, lindas guirnaldas de flores naturales combinadas con otras artificiales presentaban un admirable golpe de vista; monumentales ramos y vistosas colgaduras aumentaban la belleza del conjunto y sobre todo la bellísima efigie del Nazareno que, parecía querer descender de su trono; desprenderse de tantas riquezas junto a él amontonadas y confundirse entre sus humildes hijos.

                         Una multitud inmensa invadió las espaciosas naves de la iglesia apenas abrieron sus puertas. ¡Pan! ¡Jesús mío, pan!, gritaban los padres levantando en alto a sus pequeñuelos. ¡Pan!, repetían los hijos con sus argentinas voces. ¡Pan!, pedía el anciano de cabellos blancos; y ante espectáculo tan emocionante, al ver la fe con que este pueblo que adora a Jesús, imploraba el remedio de sus necesidades, niégase la pluma a escribir.

                         No son este año los vivas a Jesús la expresión del inmenso gozo, ni la manifestación del entusiasmo populares; son otra cosa, son el grito del dolor, son el gemido del que sufre, son la angustia del que padece, son en suma la esperanza de este pueblo, que apartándose de sanas promesas y quiméricas ilusiones, sólo ven en Él la fuente de misericordia que aplacará las horribles sombras y negras realidades que por todas partes nos cercan.

                         ELOGIOS MERECIDOS.- Mil plácemes y enhorabuenas merecen doña Elena Torres de Bufill y sus bellas hijas Aurora, Elena, Mercedes y Pilar; doña Luisa Serrano y sus no menos bellas hermanas Dolores y Carmen; la simpática y lindísima María Aguilera; las señoritas de Ortiz y muchas más que no puedo nombrar (aunque con mucho gusto haría) por no haberme dicho sus nombres el joven Tofé (D. Santiago) que en esta ocasión ha desmentido su fama de cortés para con las damas, incurriendo en un delito de lesa galantería. Estos elogios son meritísimos, pues las señoritas a quienes me refiero han derrochado un caudal de gusto artístico al adornar el altar del Nazareno.

                         VELADA.- Con bastante animación se celebró anoche en la plaza de San Francisco que iluminada por potentes focos eléctricos y hermoseada por las vistosas colgaduras de los balcones, presentaba un magnífico aspecto. La banda municipal ejecutó el siguiente programa:

                         1º.- A la arena. Pasodoble (Segura).

                         2º.- Fantasía de Lucrecia (Donizzeti).

                         3º.- Amor y odio. (Vals).

                         4º.- Capricho español (Potpurrí). Marín.

                         Mereció justísimos aplausos por la ejecución de todas las partes.

                         EL DÍA DE HOY.- A las diez empezaron los ejercicios de la novena a Jesús de Nazareno, y terminados que fueron la excelente orquesta de esta ciudad, ejecutó el Aria a Jesús de Nazareno, del maestro Navarro, la que fue cantada, lo mismo que la misa de Calahorra, por el tenor señor Luque y el bajo Sr. Hernández, acompañados de un coro de niños.

                         Después de alzar cantó el tenor Luque, con bastante afinación la estrofa Cor mundum, del Miserere del maestro Navarro.

                         La orquesta, magistralmente dirigida por el notable compositor D. Laureano Cano, cuya batuta podemos afirmar que hace milagros.

                         Ocupó la sagrada cátedra el Navarro, de la Compañía de Jesús, que pronunció un elocuente discurso.

                         POR LA TARDE.- Desde las cinco, que empezó la rifa, no cesó la animación en la plaza de San Francisco, estando los balcones llenos de hermosísimas mujeres, que realzaban sus encantos con vistosos trajes y ricas joyas.

                         Terminada la rifa, que fue amenizada por la banda que dirige el Sr. Palomar, ejecutando lo más selecto de su repertorio, llena por completo la plaza una inmensa muchedumbre que semejaba un mar de cabezas, haciendo imposible el tránsito por la expresada vía.

                         PROCESIÓN.- De pronto se nota un movimiento general, y por la estrecha calle que abren las compactas masas, atraviesa lenta, majestuosa, magnífica la imagen del Nazareno.

                         Las músicas rompen con una alegre marcha; los gritos, ensordecen el espacio; estallan miles de bombas y voladores; se iluminan con bengalas todos los balcones, y la emoción que se apodera de la multitud es delirante, frenética.

                         Durante el trayecto que recorrió la procesión no cesaron los vítores y aclamaciones, y al entrar en la iglesia, después de quemados vistosos fuegos artificiales, el entusiasmo de las masas creció lo indecible, costando grandísimos esfuerzos el que la sagrada imagen fuese colocada en su capilla.

                         No ha habido que lamentar incidente desagradable, gracias a Dios y a la activa vigilancia del Sr. Alemán, que no se ha dado un momento de reposo?[1].



[1] GONZÁLEZ ESCANDÓN, Rafael: Consideraciones. ?El Defensor de Córdoba?, número 1687, del 18 de mayo de 1905.





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