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12.036. PÁRRAFOS CONSECUTIVOS

 




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Poemas a Priego - Poesía

PRIEGO DE LA TIÑOSA

La Tiñosa, la Cubé, Adarve, torre de la Asunción, Castillo y al presidente Niceto Alcalá-Zamora son los temas de Enrique Alcalá Ortiz.

ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ



  

PRIEGO DE LA TIÑOSA

 

         I

Priego de la Tiñosa

blanquea su agua,

porque una niña

se le acercaba.

Ya es gran obra,

porque dentro sus tierras

tiene y le sobra.

 

Priego de erectas torres:

de la Asunción,

San Francisco, el Carmen,

San Juan de Dios.

Cortan el cielo,

sus campanas repican

con voz de trueno.

 

Priego con sus Adarves

se defendía

de moros y cristianos

según la habían.

Ya no hay defensa

pues está abierta a todos

que quieran verla.    

 

         II

Este pueblo andaluz

tiene mil duendes

que disfrutan la vida

dentro las fuentes.

 

En la Milana

vive el más travieso,

el de más fama.

 

Cuando aparece

todos andan deprisa

y van a verle.

 

          III

Si me voy del pueblo

siempre lo añoro.

En ninguna parte hallo

buen acomodo.

 

Para vivirlo,

que no quiero soñarlo,

sino sentirlo.

 

Me dan paisajes,

pero yo siempre veo

el que me traje.

 

Y de esta forma

contemplo a mi pueblo

a todas horas.

 

¿Soy visionario?

Si el pueblo me estremece

será por algo.

 

¿Casi fanático?

Se hace dogma el silencio

al contemplarlo.

 

           IV

Blancas nubes, blancas,

blancas de luna,

muros de piedra y cal:

casas morunas.

 

De Andalucía.

De las blancas paredes:

luz encendida.

 

Ay de ti Villa,

blanca de cal blanca:

¡te poseería!

 

Te haría calles

blancas, de nieve blanca,

con negro herraje[1].

 

 

             A LA CUBÉ

 

Delfín que apareces inesperado

en un mar de vides embriagadoras,

nido y refugio de aves voladoras,

corcova del enjuto río Salado.

 

Columna que de basta se ha quebrado

buscando las tespíades que adoras.

¡Oh Cubé!, rincón de agradables horas,

peña ufana, recital recatado.

 

Empapado empeltre de los lugares

bucólicos que te ornan. Todo un mundo

de gracejo cuelga tu gran portento.

 

Vinculo si te nombro los soñares

del venero que brota del profundo

suelo que nace y muere en un momento.

 

 

           AL ADARVE

 

A la familia Muñoz Ordóñez

 

Lenitivo y rocoso acantilado,

impávido patrón de fortaleza,

rompiente tajo ufano de belleza,

dique sin alas que abate encantado

 

cercanos huertos. Valle recamado

donde ocaso se pierde y albor empieza,

donde dormita y entra limpia terneza

por los mil barrotes de tu enrejado.

 

Cara al levante, mirador ventana,

en la ese ondulante de tus balcones

el viajero andante sabe que sueñas:

 

con las ricas cadencias de un mañana,

violín que siembra viejas ilusiones

en la carne de piedra de tus peñas.

 

 

A LA TORRE DE LA ASUNCION

 

Florete sin punta, de cuatro lados,

busto descabezado y sin semblantes,

sin tímpano, ni faz, sin arbotantes

de álamos, que te sirvan de cayados.

 

Fuste sin basa, liso, sin rayados,

campanario en llamadas incesantes.

Pétreo pilar. Cubo de brillantes

tramos interiores espiralados.

 

Espectroscopio que escruta a un lucero

corredizo en la tupida espesura,

columna estirada, porte ligero.

 

¡Oh, bloque prismático, si figura;

si navegante, mástil altanero!

¡Cuánto impresiona tu bella hermosura!

 

 

            AL CASTILLO

 

¡Oh castillo, fortaleza en El Llano,

entre casas levantas empinado

tu cabeza de guerrero cristiano,

torre que otea un imperio acabado!

 

Es tu risa de centurión romano,

muro eterno, pilar fortificado

sobre los lomos de un venado arcano

que te lleva -y lo sabe-, en su costado.

 

Coges misterios en tu inmensidad

soberana -movimiento armonioso-,

que tu imagen lleva a la eternidad.

 

¡Oh, supremo prodigio silencioso,

inefable acierto de amenidad,

abismo en el cielo, destino hermoso!

 

           PRESIDENTE

 

A don Niceto Alcalá-Zamora

 

Prieguense, cuando alguien Priego te miente,

en momentos que a un hombre se añora,

un nombre, Niceto Alcalá-Zamora,

brotará al fin, porque fue Presidente.

 

Su voz de gigante, era un torrente

que llenaba el viento con su aurora;

su gobierno, una lucha soñadora

que buscaba el bienestar de su gente.

 

Si política le dio otras riberas

y otro pueblo supo de su cuidado,

hoy su imagen no tiene ya fronteras

 

de este hijo insigne, en su ciudad, amado,

que en su época alumbró entendederas

de buen hacer, de ciencia y de abogado.



[1] Publicada en la Antología Bromelia. Poetas actuales de la Subbética.  Año 2000. Coordinada por Sacramento Rodríguez Carrillo.





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