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Poemas a Priego - Poesía

PRIEGO, BENDITA CIUDAD

Testimonio de admiración a la Ilustre Ciudad de Priego con motivo de las fiestas celebradas en honor y gloria de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

            PRIEGO, BENDITA CIUDAD



 

                        Priego, bendita Ciudad

De santa y feliz memoria

Que tienes fama notoria

Por tu acendrada piedad,

De gratitud y bondad

Su corazón dulce lleno

Ese Jesús Nazareno

Te ampara bajo su manto

Tan amoroso y tan bueno.

 

Jamás homenaje el griego

Ni el pueblo antiguo romano

Tributó a su Soberano

Como a Jesús rinde Priego,

Donde el humilde labriego

Y el opulento Señor

Prestan del modo mejor

Y no con frecuencia visto

A nuestro Rey Jesucristo

Sus alabanzas y honor.

 

En esos arcos triunfales

Que levantas con placer

Admiro Priego, doquier,

De tu fervor las señales,

Y de las palmas reales

Al brillo claro esplendente

Te considero en mi mente

La ciudad de más valía

Que tiene en Andalucía

El Monarca Omnipotente.

 

Con entusiasmo sin par

En tu Jesús te recreas

Y su imagen hermoseas

Con cariño singular.

Y ante su trono y altar

Derramas preciosas flores

De suavísimos olores

Que brota tu valle ameno

Para Jesús Nazareno

Que es Señor de los Señores.

 

Hoy que el Infierno se empeña

En perseguir a la Cruz

Consagras Priego a Jesús

Tu juventud halagüeña,

Y en tu campiña risueña

Le ofreces frutos sin cuento

Y en tu recinto (Falta texto)

Donde se alza su Ermita

Tan graciosa y tan bonita

Con el mayor lucimiento.

 

En tu desvelo y afán

De dar al culto esplendor

Eliges para orador

Al Hispalense Deán

Y todos cuantos están

Del Nazareno en presencia

Movidos por la elocuencia

Del orador eminente

Humildes bajan la frente

A su virtud y a su ciencia.

 

Queriendo más todavía

De gloria de Dios ansiosa

Traes la música armoniosa

De tan justa nombradía,

Y la común alegría

Que en ti ciudad encantada

Llega a ser hoy estrenada

Se aumenta con los hermosos

Sublimes cantos gloriosos

De los Seises de Granada.

 

Aplausos muchos mereces

Celebérrima Ciudad

Por la exaltada piedad

Con que a Jesús enalteces

Y ser bendita mil veces

Por quien se precia de bueno

Y abriga cual tú en su seno

Un amor vivo y profundo

Al gran Redentor del mundo

Nuestro Jesús Nazareno.

 

Admite pues la señal

De mi cariño sincero,

Priego, vergel hechicero

De hermosura sin igual,

Y deja que el manantial

De tu purísima fuente

Apague mi sed ardiente

De tu honor y de tu gloria

Tan fundada y meritoria

Por tu piedad excelente.

 

Y permite que después

De bendecirte y cantarte

Gozoso yo a visitarte

De nuevo vuelva otra vez

Y que rendido a tus pies

Graciosa y divina hurí

Hoy me despida de ti

Con dolor y sentimiento

Ya que ha llegado el momento

De retirarme de aquí.

 

 

UN VIVA A JESÚS NAZARENO

 

Gloria y prez a ti sean dadas

Amantísimo Jesús

Que llevas en esa Cruz

Nuestras culpas figuradas

Y tus manos taladradas

Bendigan a tu Ciudad

Que espera con ansiedad

Ante tus plantas rendida

Dulce Jesús de mi vida

Tu bendición y piedad.

 

Tú que en los cielos imperas

Y dictas leyes al mundo

Tú cuyo amor fecundo

En caricias verdaderas

Mira las muestras sinceras

De devoción exquisita

Que Priego, ciudad bendita,

Gustosa profesa a ti

Para que reines aquí

Con tu clemencia infinita.

 

Si caminante en Sión

Escarnecido al Calvario

Aquí Jesús al contrario

Recibes adoración

Y en solemne procesión

Por entre arcos con flores

Y luces de mil colores

Con viva fe portentosa

Llevan tu Imagen hermosa

Tus amantes servidores.

 

Si en la deicida ciudad

Fuiste blanco de la afrenta

Aquí tu imagen se ostenta

Con gloria y con Majestad

Porque tu ilustre Hermandad

Con su digno Presidente

Que arder en su pecho siente

De tu amor la llama pura

Honrarte siempre te jura

Con entusiasmo ferviente.

 

Si en tu espantosa agonía

Una densa oscuridad

Siguió a la infame crueldad

De aquella ciudad impía

En Priego la noche día

Se vuelve claro en tu honor

Al brillante resplandor

De tanto fuego nutrido

Que cual volcán encendido        

Arroja llamas de amor.

 

Por tanto Jesús amado

A quien las sienes divinas

Una corona de espinas

Con fiereza ha traspasado

Yo te suplico humillado

Que de tu rostro sereno

Nos eches afable y bueno

La mirada compasiva

Mientras que Priego da un viva

A su Jesús Nazareno[1].



[1] Priego, 7 de julio de 1889.





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