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09.14. ARCHIVO FOTOGRÁFICO EN PAPEL DE LA "ASOCIACIÓN CULTURAL ADARVE". (Tomo III)

 




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Historia de Priego de Andalucía - Crónicas de feria

9. LA FERIA DE PRIEGO EN EL SEMANARIO "LA BRÚJULA"

La feria de Priego de Córdoba en el semanario "La Brújula" de Carcabuey (Córdoba) a principios del siglo XX.

© Enrique Alcalá Ortiz


 

L

as primeras noticias sobre la Feria Real de Priego del siglo XX aparecen en el decenal La Brújula, publicado en Carcabuey (Córdoba).

            "La Brújula", empezó a publicarse el 20 de julio de 1901, con el subtítulo de ?Periódico decenal, literario y de los intereses de Priego y su distrito?, estando dirigido al principio por Benito Caracuel Ruiz, médico-cirujano, que contaba como redactor jefe con Rafael de Castilla Moreno.

En septiembre de ese mismo año, por diversos problemas cambió de dirección, haciéndose cargo Rafael de Castilla Moreno, periodista y poeta, y como jefe de redacción Juan Navas Luque, secretario del Juzgado Municipal. Nacía con la clara intención de estrechar lazos y la defensa de los intereses del partido de Priego, además de propagar el amor a las ciencias, a las artes y al trabajo. En octubre, cambia su cabecera por "Periódico literario, de noticias y anuncios", la defensa de los intereses del partido había desaparecido, y a principios de diciembre, como el trabajo de sacar la publicación tres veces al mes era excesivo para los pocos colaboradores y también por la escasez de suscriptores, deciden editarlo una vez al mes.

Al año, siguiente, después del extraordinario de Semana Santa, se deja de publicar.

            Los precios por trimestre, con pago adelantado, eran de 1?50 pesetas. Se editaba en la imprenta de M. Cordón, de Cabra (Córdoba).

            "La Brújula", al poner el nombre de su publicación como el de un instrumento científico, podía estar influenciada por otra publicación prieguense llamada El Cronómetro, editada dos décadas antes.

En la primera noticia, aparecida en agosto, el consejo de redacción nos informa de las reuniones preparatorias llevadas a cabo para instalar una tómbola con objeto de sacar fondos que se destinarían al hospital de San Juan de Dios: "Ampliando la noticia dada en el número anterior, referente a las reuniones de Priego, tenemos el placer de manifestar que, después de la tómbola o kermiesse, habrá bailes de sociedad en una de las tiendas de campaña, destinadas al efecto durante la feria próxima[1]".

            Visitando la Feria su jefe de redacción, Juan Navas Luque, nos muestra la decepción experimentada por un grupo de amigos quienes se habían forjado esperanzas ilusionantes en su visita a Priego: "CUANDO LLEGUÉ... Llegué a la feria de Priego, entré en un local bien iluminado y concurrido, unos estaban alegres, otros, tristes; llamándome la atención varios paisanos que me acompañaban, pues parecían forjarse lo de la célebre fábula "La lechera"; pero, nada, ... todos en tierra cayeron. Juan Navas Luque. Priego, 2-9-901[2]".

            Sin embargo, el verdadero cronista de nuestra feria en esta publicación de Carcabuey será Rafael de Castilla Moreno, quien la describe con concisas, precisas y expresivas frases, quejándose de la falta de bailes públicos que desde luego atraerían a muchos jóvenes de los pueblos cercanos. "FERIA DE PRIEGO.- Durante los tres primeros días de este mes, celebróse la importante feria que epigrafiamos a la cabeza de estas líneas.

            Priego comenzó a tomar animación desde la tarde segunda de feria, por la exorbitante afluencia de forasteros de pueblos circunvecinos; unos verificándolo sólo por divertirse agradablemente, y otros, atraídos por el negocio de la compra y venta de ganado, que por cierto este año ha habido en abundancia, en especial el vacuno y caballar, alcanzando altos precios y llevándose a cabo muchísimas transacciones.

                         En los paseos se notó menos lujo que otras veces. La tan cacareada kermesse, redujóse a una simple rifa en la plaza de Palenque. Lástima es también que apenas se haya bailado sino en alguna casa particular y en confianza, pues contribuirá esto a que la gente desmaye en lo sucesivo y dejen algunas personas del elemento joven de acudir a la feria de tan justo renombre. Medios de sobra tiene esta simpática ciudad para ?sin sacrificios extraordinarios, sino con una buena voluntad por parte de sus hijos,- poder prestar atractivos y realce a tan interesante fiesta anual, que redundasen desde luego en el mayor prestigio de las autoridades locales y en provecho de la numerosa clase de comercio y la industria, hoy en auge aquí.

                         El Real de la feria que abraza una gran extensión, constitúyelo una ladera considerable y una amplia explanada inmediata al caserío de la ciudad. Antes dejamos indicado que hubo ganado en abundancia: vacuno, caballar, de cerda, cabría, etc. En dicho Real de la feria, no faltaban largas hileras de puestos, donde se expandían buñuelos calientes, alcohol legítimo de uva, vinos sin adulteración, dulces finos, higos chumbos...

                         -¡Siete a la perrilla! jijos chumbos, ¿quién los quiere? Esto pregonaba una mujer, por cierto muy fea y sin dentadura, ya entrada en años y un tanto flacucha y abandonada. Había sentado sus reales allí, junto a los caballitos de madera, adonde acudían casi todos los chiquillos y alguna que otra ?niña casadera?, y, estando rigiendo el mes de septiembre, la de los "jigos chumbos", hacía su agosto.

                         Las mañanas de la feria, acudía a tan agradable sitio un inmenso gentío, entre el que descollaban rubitas arrebatadoras, asesinas de corazones, enloquecedoras morenas, esbeltas jóvenes semejantes a palmeras de Turquía, y un numeroso contingente de apuestos galanes, que traían la recordación de las "justas y torneos"...

                         Después del "obligado" desayuno de buñuelos con chocolate, nos dirigimos a las calles de San Marcos y Prim, cuajadas por ambas "aceras" (¿?) de puestecillos de metales y calderería, herramentaje, loza, turrón y almendras, garbanzos y avellanas..., sin que faltasen los "melones allí" ni el queso de bala, digo de bola. Por la tarde y noche, ¡cuánta bellezas y hermosura que admirar! ¡Qué cruce de miradas! R.C.M. Priego, 4-9-901[3]".

 



[1] REDACCIÓN: Tómbola, "La Brújula", número 4, 20 de agosto de 1901.

[2] NAVAS LUQUE, Juan: "Cuando llegué", ?La Brújula?, número 6, 10 de septiembre de 1901.

[3] R.C.M.: Feria de Priego, "La Brújula", número 6, 10 de septiembre de 1901.





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