Con casi medio siglo de retraso, desde su creación, hemos conseguido la primera crónica de la Feria de Priego y data del año 1890. Se debe a un corresponsal, cuyo nombre desconocemos. Resalta el gentío que se forma en la calle Prim (Carrera de las Monjas), las funciones de teatro celebradas en el desaparecido Teatro Principal y el baile del día 3 en el Casino. Decía así: "En el presente año se ha visto esta población extraordinariamente concurrida con motivo de la feria que se celebra en los días 2, 3 y 4 del actual. Desde la plaza de la Constitución hasta el mercado, todas las calles de este trayecto se veían ocupadas por gran número de tiendas, tanto de juguetes como de porcelanas y otros artículos; también se han visto establecimientos de relojerías y platerías cordobesas de los señores Narváez, Castillo y León y otros varios. Respecto a la animación debo decirle que desde las primeras horas de la mañana se veían en el mercado bastantes familias, compradores, vendedores y demás gente de negocio que circulaban de un lado a otro. La Carrera de las Monjas, hoy calle de Prim, que es sitio predilecto de paseo estival, bastante concurrido, haciendo intransitable el paso, con especialidad por la tarde y noche, luciendo sus encantos las preciosas joyas que encierra esta ciudad y las bellas damas que han venido a visitarnos en estos días. En cuanto a espectáculos, de nada hemos carecido. La notable compañía dramática que actúa en este teatro, panoramas, casa de fieras y otros pasatiempos. No dejaré de mencionar el acierto con que ha ejecutado diferentes producciones la citada compañía, en la que sobresale su director don Pedro Delgado, el cual ha llamado tanto la atención, que cada día acude mayor concurrencia al coliseo del Palenque. El Casino también ha contribuido a amenizar las fiestas celebrando un animado baile la noche del 3, que se prolongó hasta altas horas de la madrugada. Las transacciones de ganado han sido con corta diferencia las siguientes: yuntas de bueyes, desde 500 a 700 pesetas; vacas, de 200 a 250; becerros de dos años, de 100 a 150 ídem; añojos, de 80 a 100; de caballos y yeguas no ha habido tratos de consideración[1]"

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