POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Prieguenses en París de la Francia
10. LAS COMIDAS EN EL BUS

© Enrique Alcalá Ortiz



 

¿Qué decir de las comidas?

No las que la guía pagaba,

las que nos daba José

cuando el coche circulaba.

Con bolsas o con botellas

y con su peculiar gracia

andaba de arriba abajo

repartiendo las mil viandas

que bocas agradecidas

al momento masticaban.

- No digas, no, toma, pincha;

mordisca,  mastica y traga.

De esta forma, uno tras otro

fueron llenando sus panzas.

 

¿Y qué nos daba este hombre?

¿Este hombre qué nos daba?

Cosas del supermercado

o de la calle Solana,

y dulces hechos en Priego

por nuestras amas de casa.

Bebimos el aguardiente

a las ocho la mañana

seguido de vino blanco

de las viñas montillanas.

¡Qué calor tomaba el cuerpo!

¡Y cuánto nos alegraba!

Seguía el salchichón rojo

bien presentado en rodajas;

el mejor jamón ibérico

de la pata negra o blanca;

morcilla de dos colores,

galletitas muy saladas;

las aceitunas rellenas,

el chorizo, las patatas,

pipas, cacahuetes, dátiles,

ricas almendras tostadas,

polvorones, queso, bollos,

las dulces garrapiñadas;

palillos, el rosolí

y muchas clases de pastas;

para endulzar, caramelos

de azúcar fina o quemada.

 

A José repartidor

y a los que nos regalaban

tanta clase de comida

debemos darle... las gracias.