POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Prieguenses en Asturias y Cantabria
09. SANTANDER

© Enrique Alcalá Ortiz



Al enterarse Cantabria

que llegaban los de Priego

cogió sus mares y montes

y se los puso en el pelo.

Cuando nos vio, agitaba

con sus manos un pañuelo

y ahuecaba sus dos labios

para mandarnos sus besos.

Nos regaló Santander

y centenares de pueblos,

Santillana de Mar, Potes,

Torrelavega, Ríotuerto,

Suances con su gran industria,

Escalante, Camaleño,

Polanco, la de Pereda,

un novelista tan bueno,

Reocín con sus filones,

el gran Santoña, Laredo,

las minas de Cabezón

de la Sal, El Astillero,

Comillas, ciudad de estudios

con su universidad dentro,

la afanosa Castro Urdiales,

Colindres, Villacarriedo,

con otros muchos más nombres

que ahora yo no recuerdo.

 

Su capital Santander

nos descubrió su misterio

cuando se quitó la toca

que cubría El Sardinero,

playa y barrio de turistas

con su faro y con su puerto,

luces que cogió Madrazo

que cantó Gerardo Diego

o aquel Meléndez Pelayo

por sus trabajos un genio.

Hoy los estudiantes vienen

de todo el mundo entero,

variopinta algarabía

de sus calles y paseos.

 

Para ver la Magdalena

y aprovechar nuestro tiempo

cogimos un tren de tierra

al que llaman el Magdaleno.

Una voz nos explicaba

aquello que íbamos viendo.

El Campo Real de Polo,

el Real Embarcadero,

la playa de los Bikinis.

Félix Rodríguez, egregio,

Palacio de Magdalena

donde hacía veraneo

el monarca Alfonso XIII

del Rey Juan Carlos  su abuelo,

hoy gran Universidad

por sus estudios punteros.

Tres antiguas carabelas

en la playa del Camello

recordaban a Orellana

y sus gestas de guerrero.

Cerca había un mini-zoo

con focas, pingüinos negros,

leones de mar gigantes

y osos polares comiendo.

Al alejarnos de allí

vimos la Isla Mouro lejos.

Ya en el Paseo Pereda

hay palacetes soberbios

como el Banco Santander

o el antiguo de Banesto.

Se destacan además

donde está el Ayuntamiento

con matices modernistas;

Telégrafos y Correos,

su gran Plaza porticada,

un busto de Franco entero

su gótica catedral

donde se conserva dentro

la testa de Celedonio

y del Santo Emeterio.

 

Al salir de Santander

y pasar los astilleros

gritó la Plaza del Pombo:

¡Viva la gente de Priego!