POESÍA DE ENRIQUE ALCALÁ ORTIZ - Prieguenses en Italia
04. EL HOTEL PIERRE - VACANCES

© Enrique Alcalá Ortiz



En Cannes nos dieron posada

en un hotel encantado,

lleno de brujas y duendes

y gnomos de gorro largo.

 

Las luces que no se encienden

con enchufes apagados;

puertas que no se cerraban

con un cierre complicado,

pues metes y sacas llaves

que espoleas con la mano

y acabarás encendido.

Después de incontable rato

en recepción te dijeron

en francés bastante claro

que el manubrio de la puerta

debería estar en alto.

 

Cuando ya de madrugada

el gran grupo regresamos,

el hotel como una cárcel

tenía todo cerrado.

-¡Ah, del castillo!-, dijeron.

- ¡Ah, del recinto-, gritaron.

Y nadie les contestaba

a sus gritos destemplados.

En el cartel de la entrada

escrito en lenguaje galo

nos indicaba una puerta

por donde fuimos entrando

a pasillos, a escaleras,

a comedores, a patios?

 

Hasta que apareció la guía

como si fuera un milagro

y con su vara encantada

que llevaba en una mano,

nos explicó entre sonrisas

a todos los despistados:

- El camino es por allí.

Mañana a las seis y cuarto.